Mostrando entradas con la etiqueta richard hawley. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta richard hawley. Mostrar todas las entradas

lunes, 3 de diciembre de 2012

Richard Hawley - Standing At The Sky's Edge


Hace ya unos meses que el de Sheffield sacó su último trabajo de estudio, y tenía pendiente una revisión del mismo ya que la carrera del señor Hawley le hacen merecedor de un hueco y un poco de atención allí donde se hable de música. Conocí al guitarrista en 2008, cuando se acercó por Sevilla para presentar el soberbio Lady's Bridge, en un concierto grandioso y elegante. Un artista en toda regla que demuestra sobre las tablas que de música él sabe bastante.

Con una larga carrera a sus espaldas, el amigo Hawley se dio a conocer con su banda Longpigs, con la que tuvo relativo éxito en aquello que fue denominado como britpop, que a la larga englobó casi cualquier cosa siempre que la union jack apareciera por alguna parte. Tras la separación del grupo se enroló temporalmente en Pulp de la mano de su amigo Jarvis Cocker, quien a la postre le animó a grabar sus propios temas tras escuchar una de sus maquetas caseras. Como artista en solitario su estilo se mueve entre el el soft rock, rockabilly, pop de cámara  y AOR (siempre he odiado este término, me parece de lo más peyorativo), pero si hay algo que le va como anillo al dedo es el calificativo de crooner. Su elegancia tanto a la hora de componer como de interpretar le hacen desmarcarse de casi todo el panorama musical actual. Sus celebrados Coles Corner y el ya mencionado Lady's Bridge son buena muestra de ello, trabajos absolutamente recomendados por MIMS.

Pero resulta que, bastante sabiamente, el señor Hawley no se conforma con la fórmula que ya sabe exitosa y prefiere explorar nuevos terrenos. Ya lo hizo con su anterior Truelove's Gutter (2009), y tres años después vuelve a sorprender con este Standing At The Sky's Edge (2012). Algo que adivinamos por la portada del mismo, y que se nos confirma al abandonar el sonido que tanto le caracteriza y se adentra en terrenos oscuros y misteriosos: no pierde su esencia desde luego y su estilo tan característico sigue siendo reconocible para los que le seguimos, pero prueba en esta ocasión con nuevas atmósferas y sonidos, con resultados interesantes pero desiguales.


Algunos lo han descrito, por lo que he podido leer por ahí, como un álbum psicodélico. No es del todo cierto ni muchísimo menos, pero sí que se aprecian sus buenas dosis aquí y allá, sobre todo en la primera mitad del disco. Es en los cuatro primeros cortes donde Hawley nos sorprende con unos arreglos más atípicos, que le confieren un toque entre psicodélico y oriental, como ocurre con She Brings The Sunlight: una canción cuasi-monocorde con un ritmo lento y pesado, donde la sucesión de capas de sonido dan una densa textura hipnótica, casi de mantra; las guitarras son contundentes y punzantes, y el resultado aunque extraño (viniendo de quien viene) es más que interesante. La canción que da título al álbum es un tema oscuro que va creciendo compás a compás, aumentando en volumen e intensidad lenta y constantemente, ganándose al oyente poco a poco.

Los dos siguientes temas, Time Will Bring You Winter y Down In The Woods, siguen la misma senda que sus predecesores en cuanto a atmósferas e instrumentaciones, solo que en este caso el ritmo y la intensidad aumenta, especialmente en el cuarto corte del disco, que si bien no se trata de un tema pegadizo sí que resulta llamativo. Tras ellos se nos presenta Seek It, que es la canción que mejor enlaza con sus anteriores trabajos: una suave balada con una simple aunque preciosa melodía, interpretada por Hawley con su grave y sugerente voz. Don't Stare At The Sun resulta un tanto más insípido llegados a este punto, siendo quizá lo más destacable la coda instrumental del final.

Con The Wood Colliers Grave volvemos a los terrenos oscuros y misteriosos del principio del disco, aunque la brevedad de este último tema (tres minutos, frente a los 6 o 7 de los primeros) hace que nos quedemos a medias. Sin embargo en seguida nos llega Leave Your Body Behind You, sin duda uno de los platos fuertes del disco, con un ritmo contagioso y unas guitarras más que destacables; el etéreo puente supone un curioso contrapunto, enérgicamente contrarrestado por la magnífica interpretación de la banda. Before supone el cierre de este disco, un relajado tema que nos deja un buen sabor de boca.



Escucha en spotify Standing At The Sky's Edge.

sábado, 27 de agosto de 2011

TOP 5 Conciertos de los que no esperaba nada y me encantaron

No sé si es que estoy demasiado influido por Alta fidelidad, pero volvemos a la carga con otro TOP 5. En esta ocasión, de conciertos que disfruté como un mono aunque de antemano todo me indicara lo contrario; no significa que sean los mejores conciertos a los que he ido, ni mucho menos: con toda seguridad ninguno de los que aparecen aquí estarían en esa lista. Estaríamos hablando, mejor dicho, de sorpresas agradables. Próximamente aparecerá aquí mismo su reverso tenebroso: TOP 5 Conciertos que me defraudaron.

5. Pájaro Sunrise

Sí, ya sé: empezar el artículo con un grupo prácticamente desconocido no es lo más inteligente. Pero es por esto por lo que el lema de Music is my savior es "Enseña y entretiene": qué mejor que meter aquí a un grupo patrio al que además hacerle un poco de publicidad.


En abril de 2009 Vetusta Morla tocaba en Sevilla City y con toda la expectación generada a su alrededor, ya que en las anteriores visitas a la ciudad habían colgado el cartel de "no hay entradas" en cuestión de minutos, nos dispusimos a ver qué se cocía con el grupo revelación del momento. Como telonero, un tal Pájaro Sunrise abría el concierto; de él (porque luego nos enteramos que el grupo es tan solo el alter ego de Yuri Méndez, su compositor y cantante) tan solo conocía su primer trabajo, cuando aún era un dúo.

Seguramente a los allí presentes no les llamó demasiado la atención la actuación de Pájaro Sunrise, pero a servidor le encantó: acompañado solo de su guitarra acústica y los coros de una chica, Yuri demostró su buen hacer como compositor de
canciones íntimas con melodías exquisitas. Uno, que es de lágrima fácil y tiene debilidad por el pop íntimo, quedó encantado con lo que allí escuchó, y sin pensárselo dos veces se fue al puesto de merchandising y me hice con el Done/Undone, absolutamente recomendable.


Hace unos meses tuve ocasión de volver a ir a uno de sus conciertos, y de charlar un rato con él sobre música. Cuento esto porque, aquella noche, Yuri se comprometió a responder a una entrevista que le enviamos por email, y aún seguimos esperando. Así que si nos lees, Yuri, que sepas que estás en la lista negra xD

4. Akron/Family

De este concierto me seguiré arrepintiendo por mucho tiempo por haber llegado tarde. Y llegué tarde, acompañado del amigo Manuel J, porque precisamente no esperaba mucho de este grupo. FAIL



En el festival Territorios del 2009, en Sevilla, los platos fuertes eran Wilco y The Jayhawks, y con esa idea fuimos allí con tranquilidad y parsimonia, sabiendo que los Akron/Family estarían ya tocando, cuando no acabando su actuación. Llegamos cuando llevaban la mitad del repertorio, más o menos, y el espectáculo era impresionante. Vaya banda, de estas ocasiones que te preguntas si realmente hay solo tres tíos sobre el escenario. Lo que había escuchado en sus discos no me había llamado la atención; para ser sinceros, sí que lo habían hecho, pero en sentido negativo. Lo que en sus discos me resultaba rallante e insoportable, en directo era realmente apabullante.

Porque no solo se dedican a experimentar y hacer ruido, como yo esperaba: la versatilidad de estos tipos es increíble. Pasan del rock más experimental y descabellado al folk más delicado que hayas oído en cuestión de segundos. Y por cierto, vaya armonías a tres voces que se marcaron como broche final; no diré que son los nuevos CSN, pero por ahí andan... Siempre me quedará la duda de qué me hubiera parecido el show completo, pero imagino que sería igual de demoledor.



En unos meses pasan por Barcelona, igual voy a verlos si la economía lo permite.


3. Kitty Daisy & Lewis

En la primera edición de la Monkey Week (2009 en El Puerto de Santa María, Cádiz), tras un más que decepcionante Josh Rouse saltaron al escenario estos tres hermanos que me sorprendieron muy gratamente. Aunque su música no me llama especialmente la atención, escuché en su momento su debut por la atención que le dieron los medios, y lo recuperé cuando vi que actuarían en la MW. No esperaba mucho de ellos, y me ganaron para la causa.



Para empezar, su actitud fue impecable: no es que derrochen simpatía, pero supieron agradar al público con su buena disposición y presencia (¡Viva la marina! xD). El rollo revival resulta simpático, no sólo por sus indumentarias sino por todo lo que usan en directo: no me extrañaría nada que los instrumentos y accesorios tuvieran al menos 50 años de antigüedad, cuando no más. Pero lo más sorprendente es la versatilidad y polivalencia de los tres jovencitos: todos cantan y tocan todos los instrumentos con soltura, alternándose los roles con naturalidad y sobrado talento. Se ve que los padres de las criaturas (realmente no lo sé, pero sospecho que son los que acompañan a los niños en el escenario con guitarra y contrabajo) se encargaron de que aprendieran música.



Desde luego que estos chicos no inventaron la pólvora, pero sí que saben usarla. Recomendables.

2. Richard Hawley

Admito que no conocía a este tipo antes de que me enterara de que venía al festival Territorios de 2008. Me hice con un par de discos suyos (Lady’s Bridge y Coles Corner, ambos muy recomendables), y si bien ya descubrí en ellos a un crooner elegante y talentoso, fue en directo donde realmente me cautivó.



De hecho me sorprendió el hecho de que actuando en el mismo escenario tras Rufus Wainwright, Hawley arrastrara muchos más seguidores que el neoyorquino: imagino que es cosa de mi ignorancia, pero no me lo esperaba. Su repertorio es cuidado, elegante y completo, y sabe dar en cada momento con la tecla justa para enganchar al público. Pero lo destacable es el sonido: su directo es limpio, potente, arrollador… Interpreta, acompañado por su más que notable banda, con una precisión increíble; pero lejos de que ello signifique una actuación fría o mecánica, de hecho destaca su calidez e intimismo.



Detalle que me sorprendió: prácticamente cambia de guitarra en cada canción, no sé cuántas llegó a tocar en el concierto.

1. Travis

Allá por 2007, antes de que se hundiera en los abismos de la mediocridad, asistí al festival Eutopía en Córdoba con intención de ver por primera vez a Paul Weller. Tras la actuación del Modfather (que junto al genial Steve Cradock se marcó un concierto semiacústico de bandera) llegaba el turno de estos escoceses.



Aclarar que nunca me ha gustado Travis, y tan solo he escuchado entero uno de sus álbumes, el 12 Memories, por lo que mis expectativas al respecto eran menos que cero. Es más, pensé en marcharme para no perder las buenas sensaciones que me habían dejado Weller y Cradock, pero al final decidí quedarme y no me arrepiento en absoluto. Musicalmente hablando Travis no puede ofrecer mucho más de lo que apuntan en sus discos: pop agradable y sin muchas complicaciones, apto para todos los públicos y estómagos. Correctos sin más.

Pero si hay algo que marca la diferencia es la actitud de Fran Healy: no solo es que se entregue al 200%, sino que se involucra y se esfuerza de tal manera para conseguir que el público disfrute el concierto, que lo consigue a los pocos minutos. No recurre a trucos facilones de chistecitos, subir a alguien al escenario a bailar o similares, sino que transmite tanto optimismo y buen rollo que resulta difícil resistirse, aun cuando como en mi caso no me encontraba allí por voluntad propia. Healy busca y encuentra la comunión con su público, lo da todo, se esfuerza por que el concierto sea el mejor posible, que suene perfecto y que todos disfruten tanto como él. Y si además cierran tocando Flowers in the window haciendo un poquito el payaso, el éxito está garantizado.



No han conseguido que desde entonces escuche ningún disco suyo, pero sin duda volvería a verlos en directo porque sé que me lo pasaría en grande. Gracias Fran.