Mostrando entradas con la etiqueta mia farrow. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mia farrow. Mostrar todas las entradas

martes, 15 de marzo de 2011

The Beatles según... Mia Farrow (3 de 3)

  • A raíz de diversos estallidos emocionales que se produjeron durante las prolongadas horas de meditación, el Maharishi asignó grupos de "compañeros de equipo" para que se supervisaran mutuamente. Los "compañeros" de Prudence fueron George y John, que se tomaron muy en serio su responsabilidad. Todas las mañanas y la mayoría de tardes se reunían en la habitación de Prudy, donde hablaban de sus vidas respectivas, del sentido de la existencia y de quién era en realidad el Maharishi.
  • "Yo lo único que quería era meditar lo más posible - me explicó Prudence -. Era un momento tan especial y un sitio tan sagrado... Una noche, mientras meditaba, George y John entraron en mi habitación con las guitarras cantando "ob la di, ob la da, life goes on bra, naninani". En otra ocasión John, Paul y George entraron cantando "Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band", ¡toda la canción! Ellos intentaban animarme, lo cual era muy amable por su parte. Yo se lo agradecía, pero deseaba que se fueran. No creo que al principio tuvieran consciencia de qué iba el curso de meditación. Simplemente se divertían. No acabaron de entenderlo hasta más tarde".
  • Nadie permanece indiferente con respecto a Prudence. Cuando se le rompió la montura de las gafas -"Sin ellas, es como si estuviera debajo del agua" comentaba Prudy -, Paul se pasó largo rato afanándose con un alambre hasta que consiguió arreglárselas. Y cuando, al cabo de unos días, volvieron a romperse, las recompuso de nuevo con alambre. Esta operación se repitió varias veces; el compromiso de Paul con las gafas de mi hermana era admirable, pero por lo visto, pusiera como pusiera el alambre, al final las gafas volvían a desarmarse.
  • Antes de dejar el ashram, Paul y John escribieron la canción Dear Prudence dedicada a mi hermana: "Dear Prudence, won't you come ot to play, Dear Prudence, greet the brand new day..."
  • "Lo consideré todo un detalle, pero no pensé que fueran a incluirla en un disco ni nada - dijo Prudy -. Ni se me ocurrió. Luego, al cabo de mucho tiempo, después de volver de India, la gente me dijo que había una canción. Me sentí realmente agradecida de que fuera algo tan bonito."
Del libro Hojas Vivas. Mia Farrow.

sábado, 5 de marzo de 2011

The Beatles según... Mia Farrow (2 de 3)


  • A Paul no llegué a conocerlo bien, pero me hice amiga de su novia, Jane Asher, una pelirroja con pecas que, al igual que Patti Harrison y la hermana menor de Patti, Jennie, tenía aproximadamente mi edad. No parecía que se tomaran muy en serio la meditación, y para mí el leve descenso de la intensidad de las semanas anteriores supuso un considerable alivio.
  • Ahora, en las rocosas orillas del Ganges, los Beatles cantaban y tocaban la guitarra, y también charlábamos, y durante algunos momentos se aligeraba la opresión que se había adueñado de mí. Ellos se hallaban en el territorio de la luz, de la juventud, de la fuerza y de la certeza; parecían hermosos y exentos de miedo. Desde la época del instituto yo no había alternado con gente de mi edad. Era el año 1968, un momento espléndido para ser joven, pero yo continuaba sintiendo que me quedaba siempre al margen, o bien porque era demasiado mayor o demasiado inmadura. Era escalofriante sorprenderme a veces pretendiendo aparentar mi propia edad.
  • En las horas en que recibía el sol de media tarde, el tejado plano de nuestro puri era un sitio ideal para entrar en calor, leer, conversar o meditar, y en el caso de George, para practicar el sitar. Yo había desistido de tratar de meditar durante doce horas y me daba por satisfecha cuando conseguía meditar seis. Prudy, en cambio, meditaba continuamente y ya no acudía a las comidas (le dejábamos una bandeja junto a su puerta) ni a las conferencias de la noche. Al final, no salía de su habitación, lo cual resultaba exagerado incluso en ese medio.
  • En el ashram reinaba ahora un ambiente alegre, imbuido del espíritu hippy de los sesenta. Los Beatles estaban por todas partes, y con ellos, sus canciones. Incluso llevaban las guitarras a las comidas e improvisaban canciones. No oí ninguna queja por parte de los meditadores: nuestro ecléctico grupo había logrado una unidad en la que también se habían integrado los Beatles. Entonces llegó una vanidosa norteamericana de mediana edad, que se instaló con una montaña de equipaje en el bungalow individual contiguo al del Maharishi en compañía de su hijo, un afable joven llamado Bill. La gente le rehuía y nadie lamentó su marcha cuando al cabo de poco se fue a cazar tigres, sin enterarse de que su presencia había inspirado una nueva canción a los Beatles, "Bungalow Bill".
Del libro Hojas Vivas. Mia Farrow.

domingo, 27 de febrero de 2011

The Beatles según... Mia Farrow (1 de 3)

  • El ashram era, hasta ese momento, un lugar extraño, frío e insípido, exclusivamente enfocado a la meditación: nos movíamos como en sueños y hablábamos sólo lo necesario, con el tono quedo y respetuoso que se utiliza en los cementerios. Así transcurrían los días, calmados monótonos, hasta que una tarde llegaron, como llovidos del cielo, los Beatles.
  • Justo después de la conmoción sin precedentes causada por su Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band, los cuatro Beatles y sus mujeres aparecieron en el ashram. El Maharishi logró mantener a la prensa fuera del centro, pero incluso allí, en el confín de la tierra, había fotógrafos encaramados en los árboles. De todas formas, con su animada charla, sus guitarras y sus canciones, los recién llegados aportaron un elemento de "normalidad" al ashram, una especie de realidad contemporánea, que al principio parecía totalmente fuera de lugar. Maureen y Ringo Starr se marcharon al cabo de poco a causa de las moscas, y porque echaban de menos a sus hijos. Ringo y George eran los más accesibles de los cuatro, pero a mí me caían simpáticos todos. Además, los Beatles iban también al bungalow del Maharishi por las tardes.
  • -Siempre que medito - decía John, con su irresistible acento de Liverpool -, me aparece una banda de música en la cabeza.
  • -Escríbelo, escríbelo - le recomendaba el Maharishi.
  • Me acuerdo de John tan excéntrico y perspicaz, escrutando a través de los cristales de sus gafas; me hacía reír, cosa que no ocurría desde hacía tiempo. En la asamblea de la noche solía girar su silla en una dirección y otra, para mirar a todos. Parecía que John lo veía todo desde un plano místico, y consideraba al Maharishi una especie de mago.
  • George era amable y simpático y poseía una aureola de espiritualidad. Se acercaba a las meditadoras de más edad y tocaba y cantaba para ellas. Su firme compromiso con la meditación fue lo que motivó el viaje de los demás Beatles a la India. Estaba interesado en tocar el sitar, decía, no sólo para entretener sino para poder tocar los ragas - ritmos procedentes de los Vedas transmitidos por los hombre santos -, ya que se cree que alteran la conciencia y pueden ejercer una influencia positiva en las personas.
Del libro Hojas Vivas. Mia Farrow.