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jueves, 11 de julio de 2013

Concert For Montserrat

En septiembre de 1997, sir George Martin reunió en un lugar tan emblemático como el Royal Albert Hall a varios músicos de renombre por una noble causa, recaudar fondos para ayudar a la población de la isla de Montserrat debido al desastre causado dos años antes por el volcán Soufriere Hills. El concierto fue retransmitido en España por M-80 con la colaboración de Julian Ruiz y grabado por un servidor en una cinta cassette TDK de 90 minutos. Fue una de las grabaciones que más habré escuchado en mi adolescencia, en aquella época en la que andaba obsesionado con cualquier cosa que tuviera relación con los Beatles. Aún no me había hecho con la discografía completa del grupo y atesorar un directo reciente de McCartney era algo para mí de un valor incalculable (por entonces no existía Internet). Guardé aquel Concert For Montserrat con los comentarios de Julian Ruiz intercalados como oro en paño, ya que me parecía una grabación única, una especie de alineación planetaria que se producía con muy poca frecuencia. Ahora, después de tantos años, cuando veo el DVD original del Concert for Montserrat no me siento ni la mitad de asombrado que cuando escuchaba aquella cinta TDK. Dentro de poco cumpliré 34 añazos (escribí esta entrada hace meses y ya los he cumplido xD) y tendré el doble de la edad que tenía por entonces, así que se me ha ocurrido hacer una retrospectiva del concierto haciendo memoria de aquellas emocionantes primeras escuchas.



Tras la solemne presentación de sir George Martin, el primer músico que apareció en el escenario fue Phil Collins. Por aquel entonces, iluso de mí, creía que era toda una figura internacional, una vaca sagrada respetada por crítica y público. Se arrancó con Take Me Home, el tema que cierra su álbum No Jacket Required de 1985 y en el que siempre he notado una gran influencia de la primera obra de Peter Gabriel. Es curioso lo de este hombre, debe ser duro pasar de ser una rutilante estrella del pop en los ochenta, tanto en solitario como con Genesis, a ser ahora un músico repudiado por cualquier entendido en música. No debe sentar muy bien forjar una carrera de éxito y que años después se devalúe ante tus ojos con el paso del tiempo. No hay foro en Internet sobre música en el que se hable bien de Phil Collins, un músico ya retirado y aquejado por múltiples dolencias cuyo último lanzamiento discográfico ha sido un triste álbum de versiones de la Motown. A mí me da bastante pena, aunque tengo que reconocer que no escucho sus discos ni por equivocación. 

Dos actuaciones que se produjeron en el Concert For Montserrat, pero que no fueron retransmitidas por M-80 en su momento, fueron las de Arrow & His Band y la de Jimmy Buffet. Como no las escuché en su día ni recuerdo haberlas visto en el DVD, no tengo nada que decir sobre ellas. Por cierto, en el DVD oficial omiten la participación de Midge Ure, el que fuera lider de Ultravox, mientras que los temas que cantó si fueron radiados por M-80 en su momento. Creo recordar que se arrancó en acústico con dos antiguos éxitos que le quedaron bastante bien: Dancing With Tears In My Eyes y Vienna. Carl Perkins, por su parte, realizó sin saberlo su última actuación multitudinaria en directo interpretando el clásico Blue Suede Shoes, un tema propio cuyo éxito le fue arrebatado por Elvis Presley a finales de los cincuenta. Cuatro meses después de aquella actuación, Perkins fallecía victima del cáncer.



Mark Knopfler interpretó Brothers In Arms y Money For Nothing, temas de aquel exitoso álbum de los Dire Straits que fue grabado precisamente en los estudios Air que George Martin se había construido en Montserrat. La vinculación de George Martin con esta isla venía por aquel estudio abierto en tierras paradisíacas que indirectamente aumentó el turismo en la isla gracias a la llegada de músicos de primera línea desde todos los puntos del planeta para grabar con el mítico productor de los Beatles. Volviendo a la actuación de Mark Knopfler no me parece muy reseñable, aunque la participación de Sting en los coros de Money For Nothing es curiosa e incluso histórica, ya que es la única vez que ambos la interpretaban en directo tal y como fue registrada en el estudio. Sting, por su parte, canta Every Little Thing She Does Is Magic de una forma bastante convencional, pero se sale con un acústico de Message In A Bottle en el que deslumbra con una versión acústica y pausada de dicho tema. De hecho, me gusta más que la versión oficial de The Police y quizá sea la mejor interpretación de un tema en todo el Concert For Montserrat.


Tanto Elton John como Eric Clapton cumplen discretamente con su cupo de canciones. Ese tramo del concierto era el que se me hacía más largo y pesado. Julian Ruiz decía solemne que Elton John nunca más volvería a interpretar Candle In The Wind en directo y a mí, sinceramente, me daba igual. Con el tiempo he aprendido a apreciar la obra de Elton John de principios de los setenta, aunque por entonces su música no me gustaba nada por la imagen que guardaba de su etapa más reciente, cuando creó la banda sonora para The Lion King o bailando el Don't Go Breaking My Heart con Ru Paul. Eric Clapton interpretó entre sus tres canciones una versión acústica de Layla. El tema cambia una barbaridad con respecto a la versión oficial de Derek And The Dominoes y creo que tardé años en relacionarlos. Si Message In A Bottle en acústico es una maravilla, Layla en acústico, sacada quizá del famoso Unplugged de Clapton, es un verdadero tostón (al menos para el que esto suscribe). Cómo podemos ver, en las interpretaciones de buena parte del plantel de músicos, lo acústico tenía pegada a finales de los noventa, debido quizá al éxito de los famosos MTV Unplugged.


El plato fuerte de la noche era Paul McCartney y sir George Martin lo dejó para el final a sabiendas de que era el más esperado. No recuerdo las palabras exactas que uso para presentarlo, pero eran muy emotivas en los oídos de cualquier fan de los Beatles. McCartney se marcó la consabida Yesterday para continuar después con el sorpresón de la noche: el final completo de Abbey Road con Golden Slumbers / Carry That Weigth / The End. Esta era mi parte favorita del concierto, ya que por entonces me acababa de comprar Abbey Road y lo escuchaba varias veces al día. Andaba obsesionado con él y fue una gran sorpresa escuchar las primeras notas del piano de Golden Slumbers. Phil Collins se marcó el sólo de batería de Ringo en The End y Julian Ruiz babeaba entre exclamaciones por la emoción del momento. Decía algo así como "el corazón se te va con ellos" o no sé que más. Después de aquello, era difícil mantener el nivel y McCartney se arrancó con un Hey Jude en el que también tomaron parte Sting y Elton John, aunque al primero de ellos le falló el micro en las primeras frases. Para poner punto y final al evento, Macca se marcó una de las versiones que los Beatles habían publicado en Beatles For Sale: Kansas City / Hey Hey Hey que cantó con ganas y sirvió como cierre perfecto para un concierto que, en su momento, me pareció legendario.

sábado, 8 de junio de 2013

The Concert for Bangladesh




El otro día me sorprendí al leer que aquel concierto que montó el bueno de George a beneficio de la gente Bangladesh (en realidad fueron dos conciertos, pero da lo mismo) había sido elegido por Rolling Stone como el mejor directo de la historia. Uno, que pese a ser beatlemaníaco no es tonto del todo, dicha elección le dejó cuando menos perplejo. Entonces recordé una crítica que escribí hace unos años a propósito de este concierto en el foro de Liverpool.es (a todos los efectos un walking dead de la red). Y he querido recuperar este texto para el blog.

La verdad es que el concierto me decepcionó. Al verlo en vídeo, me refiero. El álbum no está mal, no es para tirar cohetes pero ni tiene mal sonido (ni más ni menos que el de la mayoría de grabaciones en directo de aquella época) ni las interpretaciones son malas (la guitarra de Clapton demasiado “chillona” para mi gusto, pero en fin). Es más, cuando lo compré hará cosa de quince o veinte años lo trillé hasta cansarme. Quizá eso tengo algo que ver, que me lo sepa de memoria le quita gracia al asunto. Pero me temo que no van por ahí los tiros. 

Partamos de la base de que la realización es digna de televisión local de Zambia (y eso tirando por lo alto). No me refiero, ya lo dije antes, a la calidad de la imagen, sino a las imágenes en sí mismas: los encuadres son malísimos, las cámaras nunca enfocan al protagonista de ese momento… ¿Tan raro es querer ver al que canta? ¿O al que toca el solo de guitarra? Pues de eso nada de nada. 

 
Un problema menor viene heredado de mi nula simpatía hacia el “muro de sonido” de Spector. Y es exactamente lo que tenemos en este concierto: tocan todos a la vez, con la única excepción de Dylan (probablemente es que no quedara en el escenario ningún enchufe libre, quién sabe). Nos encontramos con dos baterías, cuatro guitarras eléctricas, tres acústicas (los Badfinger castigados en el rincón), dos bajos, un piano, un órgano y el coro de la parroquia de al lado de casa de Billy Preston (¿¿¿a nadie se le pasó por la cabeza meterle un tiro al de la pandereta???). Habrá a quien le guste el muro de sonido, pero no es mi caso.

Pero mi mayor decepción vino al ver la actitud de los músicos. El pasotismo reinante, vaya. No se ve que ninguno de ellos disfrute, que se lo esté pasando bien sobre el escenario. Es un poco “seamos profesionales, chicos” como si no quisieran estar allí. 


George le pone algo de empeño, pero siendo realistas le falta ese puntito de carisma (o llamémosle de la manera que sea) no ya para hacer vibrar al público, sino al menos para engancharlo; no es de extrañar que su gira estadounidense del 74 fuera un fracaso. Ringo en su papel: sentado al fondo, dándole a los tambores con eficiencia y saludando afable cuando le presentan, pero poco más. No sé si mencionar a Klaus: por muy alemán que uno sea, la cara de cabreo que tiene es para dar muuuucho miedo. Y qué decir de Eric Clapton, con su look de el-de-en-medio-de-los-chichos, que parece que fue porque no tenía nada mejor que hacer (en realidad nadie le esperaba ya por allí cuando apareció), porque no es que se le vea muy por la labor; de hecho diría que toca sabiéndose tan pero tan sobrado… que se queda corto. 

 
En el otro extremo y, por poco, salvando los papeles tenemos a un Leon Russell un tanto inexpresivo (no se destaca por ello) pero mostrándose a gusto, sobre todo en el Jumping-Jack-Flash; su versión tiene fuerza y ritmo para hacer moverse al respetable. Dylan, dentro de su parquedad, está en su papel: sabe que su mera presencia basta para que el público se entregue y es eso justamente lo que consigue. Desde el primer tema hace suyo el escenario y se impone su carisma (justo lo que le falta a George o a Eric); destaca sobre los demás muy sobradamente.

Y dejo para el final lo mejor, lo más destacable del concierto. Lo que, a otros tan tontos como el que esto escribe, haría rememorar este concierto por encima de mitos, música o canciones: me refiero claro está a Billy Preston y su baile espasmódico. El Epilectic dance deberían haberlo llamado. Es el único momento del concierto en que se ve que disfrutan tocando o, al menos, viendo a Billy moverse.

viernes, 22 de marzo de 2013

BackTrip: BLUES BREAKERS.


John Mayall with Eric Clapton
"BLUES BREAKERS"
Decca (1966)

El gran álbum seminal de Blues de los sesenta en Gran Bretaña; tal vez el mejor álbum de John Mayall con un sublime Eric Clapton, que a partir de aquí se erige en estrella y abre el camino a otros guitarristas. Las canciones son en su mayoría clásicos de Blues americano aunque también hay algunos temas propios. 

Eric Clapton utilizó para estas sesiones una guitarra Gibson Les Paul Standard de 1960, el tono conseguido y la forma de tocarla fueron influyentes en el estilo de tocar Rock en guitarristas posteriores. Clapton incluso se atreve con la voz prinicpal en “Ramblin’ On My Mind”. Magistral producción de Mike Vernon por la pureza y simplicidad de los registros. Un clásico imprescindible.

Como anécdota comentar que tras la publicación de este álbum, en el verano de 1966, en Londres aparecieron algunas pintadas como esta, en la misma pared que sirvió de fondo para la portada del disco:



Escucha "BLUES BREAKERS" en Spottify