Mostrando entradas con la etiqueta mattew e white. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mattew e white. Mostrar todas las entradas

sábado, 4 de enero de 2014

Lo mejor de 2013 (2 de 2)

Revolver

Para mí 2013 sí ha sido un año lleno de buenos discos y muchos de los que he comprado se quedarán fuera de esta selección del año (David Bowie, Miles Kane, North Mississippi Allstars, Lee Ranaldo, Charles Bradley, Brendan Benson, Mavis Staples, Yo La Tengo, Iron & Wine, Lloyd Cole, etc).

Mi selección, en contraposición a la de Manuel, está formada por tres discos de debut:

Matthew E. White: BIG INNER.  

Big Inner salió a la venta en agosto de 2012 en EE.UU. pero no fue hasta enero de este año que se publicó en nuestro país, por eso lo considero un álbum de 2013 y quiero destacarlo como una de las más gratas sorpresas musicales del año que ahora finaliza.
Big Inner es un gran álbum lleno de referencias a casi toda la música americana del siglo pasado y también lleno de reflexiones, humanas y espirituales, que Matthew E. White nos transmite con su profunda voz, a veces desganada, en su justa dimensión y llenando los surcos de intenso Soul y Pop, acompañado por un amplio elenco de colaboradores que hacen de este álbum de debut una obra mayor.


The Shouting Matches: GROWNASS MAN.

Justin Vernon abandona su alter ego, Bon Iver, para sorprendernos con un nuevo trabajo lleno de Blues, algo de Gospel y mucho de sentimiento sureño. Acompañado por Phil Cook y Brian Moen, nos invitan a pasarlo bien, como parece que han hecho ellos mientras grababan el disco, con un puñado de canciones que pasan del Soul al Funky, o del Rockabilly al sonido más pantanoso de una forma honesta y sin pretensiones.



The Strypes: SNAPSHOT.

Tercer disco de debut, pero esta vez desde Irlanda del Norte y facturado por cuatro chavales de entre 17 y 19 años. Energía a raudales y un sonido sesentero que llena los surcos de riffs y ritmos que me recuerdan lo mejor de los Animals, los Yardbirds o los Rolling Stones, con versiones de Muddy Waters, Bo Diddley, Willie Dixon o Nick Lowe incluidas. Excelente ejecución musical y una puesta en escena desafiante y profesional para la corta edad del grupo.

Mansion

Como le ocurre al compañero revolver, también pienso que este 2013 ha sido un año de muy buenos discos. Varios de ellos, ya han sido comentados en el blog, por lo que sin llegar a insistir nuevamente en repasarlos, si que es bueno volver a recomendarlos. Yo me he decidido por estos tres (ademas de varios de los que que mis compañeros de redacción han citado anteriormente).


Nick Cave & The Bad Seeds: PUSH THE SKY AWAY.

Desde que escuché por primera vez esa barbaridad que responde al nombre de Jubilee Street, tuve claro que estaba ante uno de los discos del año y un retorno por todo lo alto del mejor Nick Cave. El disco, es apasionado, oscuro, intenso. El Cave de toda la vida. Temas como el precioso inicio con Whe No Who U R, la maestría de Wide Lovely Eyes, o la intensidad apocalíptica del tema que da titulo al album, son muestras maestras del extraordinario talento de este enfant terrible del rock. Con este disco, Nick Cave ha demostrado que lejos de haberse quedado estancado, sigue demostrando que su voz y su apasionado muestrario estilístico, siguen tan vivos como siempre. 


Arcade Fire: REFLEKTOR.

Quizás, uno de los discos mas esperados del año. Esa expectativa ha hecho del cuarto album de los canadienses, uno de los albumes mas debatidos por los aficionados. Y es que a nadie ha dejado indiferente. Hay muchos que lo consideran un paso atrás en su carrera y que no han aceptado el cambio de estilo, y otros, como servidor, que lo consideran una obra maestra redonda y atemporal. Sin haber sido nunca un admirador del grupo, me he tenido que rendir a la evidencia y considero Reflektor como disco favorito de todos los escuchados (como novedades) en este año. Lifting absoluto de estilo, atmosférico, innovador, complejo. Una obra ambiciosa y absorbente con canciones como la propia Reflektor, Porn, You Already Know, Joan Of Arc, Normal Person o Afterlife.



Bunbury: PALOSANTO.

Incluyo este trabajo del aragonés más ilustre, primero por poner el guiño de producción nacional a esta lista, y segundo, porque es un disco que he escuchado y disfrutado muchísimo. Es el album de Bunbury que llevaba esperando hace mucho tiempo. Concretamente desde esa joya sorprendente que fué Las Consecuencias, en 2009. Disco mas atmosférico que nunca, con largos y preciosos pasajes instrumentales,combativo, regular, y maduro. Muy maduro. Album que crece con las escuchas repetidas y que acaba recompensado al oyente atento. Dividido en dos partes diferenciadas, contiene canciones que deben pasar con galones a lo mas granado del repertorio bunburyano como Los Inmortales, El Salvavidas, Prisioneros, Nostalgias Imperiales o El Cambio y La Celebración.

jueves, 9 de mayo de 2013

Matthew E. White - Big Inner



Hablando el otro día sobre lo último de Eels comenté que sus discos no suelen ser fáciles de escuchar, que requieren volver a ellos una y otra vez para descubrirlos en su medida, para poder apreciarlos y degustarlos apropiadamente. Nuestro amigo Manuel usa para estos casos el término grower, algo muy apropiado porque literalmente van creciendo y ganándose un sitio (yo también usaría esa palabra si no fuera porque me recuerda demasiado a Chiquito y seguro que alguna vez se me escaparía un gromenauer sin querer).

No recuerdo si fue Manuel o revolver quien me recomendó el debut de este orondo barbudo. Tras hacerme con él le dediqué alguna distraída escucha como quien no quiere la cosa, seguramente haciendo footing o algo así; y al principio provocó en servidor un tímido “no suena mal” pero poco más. Fue a raíz de que el amigo Nikochan lo recomendara efusivamente en su blog cuando me decidí a darle una escucha más atenta y, literalmente, “dejarle crecer”. Y como diría Janice en Friends, ¡oh Dios mío! Este disco suena maravillosamente bien. Poco a poco, fui enganchándome a él, descubriendo nuevas capas en cada escucha, asimilando todo cuanto esconde, descubriendo pequeños detalles e intentando adivinar guiños y referencias. Es un disco que realmente uno disfruta.

El señor White es un completo desconocido para mi, y pese a haber mirado en la wikipedia su (breve) biografía resulta que no logro encontrar ni un punto común con él. Y a pesar de ello me considero un absoluto fan suyo con estas escasas siete canciones que componen Big Inner. Soul, góspel, jazz, rock… Tenemos de todo aquí, y todo bueno. Vaya talento el de este barbudo; creatividad, imaginación y buen gusto a raudales para armar semejante bomba. 

 Igual no es su mejor foto, pero las demás tampoco son para tirar cohetes


Y eso que empieza piano piano con One of these days: apenas susurrado y con un tempo lento pero implacable, el tema se abre paso y de manera casi imperceptible avanza ganando terreno a cada compás; personalmente me encantan los metales, que guardan cierto parentesco con los arreglos del Wigwam de Dylan. Le sigue un auténtico peso pesado: Big Love es un temazo difícilmente olvidable; sobre una potente base rítmica marcada por bajo y batería (¿alguien más se acuerda del Tomorrow never knows al oírla?) va agregando una capa tras otra: el piano desquiciado lleva casi todo el peso, pero no se quedan atrás los metales o la potente guitarra, así como las cuerdas que suavemente logran engarzarlo todo y qué decir de los maravillosos coros… 

Will you love me es un más que oportuno reposo tras la apisonadora que acabamos de dejar atrás: se trata de un más que sugerente soul para nuestros sentidos, y como en todos los temas destacamos los coros y armonías, aquí mucho más acentuados si cabe. A Gone away parece que le cuesta arrancar, pero la sensación es engañosa ya que muy pronto acabamos en sus redes, tendidas por sus deliciosos arreglos de cuerdas y vientos (y eso que ya no es ninguna sorpresa en este disco, nos acompañan desde el principio) y por (sí, una vez más) los magníficos coros; apenas pasado el ecuador del tema de repente nos sorprende con un giro de tuerca y entramos en una larga coda a modo de mantra. Steady Pace es un tema más negro si cabe que el resto, con un estribillo que a servidor le hace recordar a Van Morrison (¿hay algún blanco más negro que él?) y en el que la batería hace un trabajo espectacular. Hot toddies es por su parte la canción más barroca del álbum, con unas cuerdas embriagadoras, cuya suave cadencia nos seduce para engañarnos y llevarnos hasta el enigmático final del tema. El disco termina con Brazos, un cierre de altura con sus más de nueve minutos donde tenemos más brass band, ritmos hipnóticos, y una coda final de impresión.



Puedes escuchar Big Inner en spotify haciendo clic aquí.