Mostrando entradas con la etiqueta keith richards. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta keith richards. Mostrar todas las entradas

miércoles, 30 de marzo de 2011

The Beatles según... Keith Richards

  • Entre mis amigos músicos de la época se contaban Wayne Fontana, Eric Stewart – un magnífico guitarrista – y Tony Hicks, de los Hollies, pero teníamos muy buena relación con los Beatles. La primera vez que los vi fue en el Station Hotel; iban embutidos en unas casacas de cuero negro que todos envidiábamos. Creo que nos sorprendimos mucho porque ambos grupos desconocíamos lo que hacían los otros; veníamos de zonas tan alejadas como Liverpool y Londres. Aunque no tocábamos el mismo estilo de música (nosotros éramos más bluseros), teníamos una herencia musical común: Little Richard, Chuck Berry, Buddy Holly, Eddie Cochran y Carl Perkins.
[...]
  • A medida que la cosa iba haciéndose más grande, empezamos a llamar a John, Paul o George para acordar las fechas de lanzamiento de los discos. Todo el mundo hablaba de los Beatles frente a los Rolling Stones y toda esa porquería, pero entre nosotros lo que hacíamos era ponernos de acuerdo incluso en eso. “Vosotros lo sacáis primero, y nosotros nos esperamos dos semanas”. Evitábamos coincidir; había sitio de sobra para los dos grupos. En una ocasión, salió Paperback Writer y uno de nuestros discos – Paint It Black, creo – casi al mismo tiempo. Nos llamábamos inmediatamente y lo arreglamos para el siguiente.
[...]
  • Prácticamente no recuerdo nada de aquellas sesiones (sobre Their Satanic Majesties Request). Vacío total [...] ¡La foto de la portada del disco es un buen reflejo de lo que éramos entonces! [...] Construimos el plató subidos en ácido, recorrimos Nueva York buscando flores y el resto de elementos del decorado, pintamos, hicimos graffitis... Estábamos chiflados. Después de que los Beatles hubiesen sacado Sergeant Pepper, era como decir, “Hagámoslo todavía más ridículo”.
[...]
  • Así pues, podía oír lo que hacía otra gente; tenía la oportunidad de sentarme y hablar con gente interesante, como Robert Fraser, Christopher Gibbs o Michael Cooper, además de ver a los Beatles. Hubo más contacto entre los miembros de los Rolling Stones y los Beatles durante esa época que nunca desde que nos dieron I Want To Be Your Man. En ese momento, lo estaban saturando todo. Los Beatles no podían fallar; quizá no es lo que ellos pensaban, pero con respecto al público era así. Todo lo que hacían era para mejor – que retrospectivamente eso sea cierto o no, es otra cosa - , pero les pasaba como a nosotros: vivían bajo una presión insufrible y se tenían que adaptar a una sociedad cambiante.
Del libro According To The Rolling Stones, The Rolling Stones.