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lunes, 17 de marzo de 2014

Depeche Mode - 101 en retrospectiva.


Visto en perspectiva, tengo claro que el comienzo del éxito masivo del que actualmente disfrutan Depeche Mode en nuestro país (y en el resto del mundo) hay que situarlo en este doble álbum en directo, editado en 1989, y que daba carpetazo a una década de pequeños y grandes éxitos así como de continuo crecimiento creativo del grupo de Basildon. Tras el, vinieron Violator, con sus demoledores singles, y la reconversión al rock con el fantástico Songs Of Faith And Devotion que ya repasamos en el blog. Pero el directo 101, fue con el que consiguieron acaparar muchas miradas de muchos medios ante lo que poco antes era un simple pero resultón grupo de tecno-pop.

En los ochenta hubo una gran demanda por parte de los compradores de música de disponer del clásico disco doble en directo. Me vienen a la cabeza álbumes tan emblemáticos de aquella época como el Plays Live de Peter Gabriel, el Live In The City Of Light de Simple Minds o la caja quíntuple de Bruce Springsteen. Depeche Mode no iban a ser menos y grabaron el suyo en el último concierto (el que hacía el ciento uno, de ahí el acertado título) de la gira de presentación del album Music For The Mases. Un album, editado en 1987, que les hizo disfrutar nuevamente del éxito gracias a singles tan poderosos como Strangelove, Behind The Wheel o el inconmensurable Never Let Me Down Again. Y una gira que por primera vez, les llevaría a actuar en algún estadio de futbol, algo que significaba mas que nunca que su estilo y su particular formula de entender la música había trascendido mas allá de los aficionados a la música electrónica. El concierto que aquí se registra se grabó en el estadio de Pasadena (cerca de Los Angeles) y ante mas de setenta mil personas, representando todo un record de asistencia en ese momento en la carrera del grupo.


Depeche Mode, en 1988, eran un grupo formado por cuatro personas. A partir de 1993 empezaron a sumar en escena a coristas, baterías, etc...en un concepto mas anclado en el rock. Pero en los ochenta eran un combo de cuatro miembros. Dave Gahan, líder y frontman, en la voz. Martin Gore, principal y casi exclusivo compositor, en teclados. Alan Wilder (que abandonó el grupo seis años después, y para mi, pieza clave durante los mejores años del grupo) en los teclados. Y Andy Fletcher, quizás el menos relevante de todos ellos, también a los teclados y la programación. Todo eran cajas de ritmo, sonidos pregrabados, pero mucho gusto e imaginación melódica. Un extraño conglomerado de ideas que daban de sí un poderoso sonido en escena. 

En este concierto, abordan temas de toda su carrera hasta ese momento. Así, podemos disfrutar del inocente pero adictivo Just Can´t Get Enough o del añejo y para mi, su primer gran tema redondo, Everything Counts, todos situados al final del set como clásicos que ya eran por entonces. Durante el concierto (del que también existe una versión en forma de documental en DVD, todo sea dicho), la poderosa y personalísima voz de Gahan domina muchas de las canciones. Desde ese inicio con el ya clásico "Good Evening Pasadena!" hasta la clásica modulación en temas como Strangelove o Behind The Wheel. Con los años todavía impulsaría y perfeccionaría su perfil de frontman (mas rockero, mas salvaje, mas histriónico) pero en esta época ya empezaba a marcar territorio como un gran cantante.


Confieso que siempre me gustaron mucho varios de los temas cantados por el menudo Martin Gore, que como comentaba antes, no debemos olvidar que en esa época y durante muchos años, ha sido el único compositor del grupo. En 101 se nos ofrecen bonitas versiones de las delicadas Somebody y de Things You Said, una de mis canciones favoritas de todo su repertorio y hoy mas que olvidada en sus conciertos. También aflora el buen gusto del grupo a la hora de enriquecer las canciones con preciosos coros e interesantes arreglos. En esta época todas las canciones están sustentadas en el esquema del electro-pop tan de moda en esa década, aunque canciones como la enorme Stripped (ofrecida aquí en una versión apabullante), A Question Of Time o la frenética Pleasure, Little Treasure ya escondían ese poso rock que explotarían años mas tarde en discos como Songs Of Faith And Devotion. El efecto de 101 se hizo notar igualmente en otras canciones como en la pegadiza People Are People o Blasphemous Rumours, que volvieron a adquirir galones de clásicos indiscutibles en su repertorio.

Aunque años después de la edición de este doble álbum, Depeche Mode empezaron a hacer giras con espectáculos de luz y sonido realmente brillantes (la gira Devotional en 1993 en especial), el escenario/espectáculo que mostraban en las giras de mediados y finales de los ochenta no pasaba de lo normal para un concierto de grandes recintos. En ese sentido, no era un grupo que trascendía los limites del imaginario en lo que a concepción escénica se refiere. Tampoco el aspecto teatral tenía un papel preponderante en su puesta en escena. Digamos que estaba la música, Gahan y el ambiente hipnótico que caracterizaban muchas de sus canciones.


El escenario en el estadio de Pasadena.
101 fué un album que obtuvo un importante éxito de ventas y un manido debate entre los aficionados. Aún permanece como uno de los puntales básicos de su discografía y sigue siendo un absoluto referente para definir la música que el grupo facturaba en sus primeros años de éxito. Igualmente, su portada y su icónico número centenario convirtieron al grupo en un grupo de culto masivo y replicas calcadas de Martin Gore (con sus rizos rubios y sombrero característico) empezaron a verse por todas las calles y pubs de nuestras ciudades. El posterior boom de un album como Violator y de sus singles Enjoy The Silence y Personal Jesus no hizo sino agrandar su figura de grupo para las masas, estatus del que mas de veinte años después, siguen disfrutando. No está mal para tratarse de un grupo que solo hacía tecno-pop, no?


sábado, 3 de noviembre de 2012

Depeche Mode - Songs Of Faith And Devotion.


Hay grupos que vienen y luego se van, como la vida misma y como aquellas novias de juventud. Con ellos vives una relación apasionada durante un tiempo para luego separarte y buscar otros caminos, otras experiencias. Normalmente, sin rencores y con el buen recuerdo de lo vivido. Eso me pasa con ciertas bandas. En su día, cuando las descubrí, ocuparon una parte importante de mi vida y de la banda sonora de unas determinadas vivencias, para luego, poco a poco, ir dejando sitio a otras que en esos momentos llegaban a significar mas. Depeche Mode, es una de esas bandas. Y este fué el disco que inició mi relación "devota" con ellos para, a finales de los noventa, ir distanciándonos poco a poco.

Muchos se sorprenden cuando en determinados debates sobre música entre amigos, me oyen referirme a Depeche Mode como un grupo de rock. Evidentemente, no es un grupo de rock, tal y como todos entendemos este termino, pero si tiene varias de las premisas que definen a bandas de ese estilo. Grandes directos, un frontman con estilo y carisma, masa de seguidores importante, sentido de espectáculo en escena, influencia reconocida en determinados grupos de rock, etc… En mi caso, nunca he conectado demasiado con el estilo mas primitivo de Depeche Mode, esto es, su producción de los ochenta. Años en los que evolucionaron de grupo inofensivo de corte discotequero a grupo de masas afianzados en ritmos tecno-pop grandilocuentes. Black Celebration o 101 son los dos discos de los que mejor recuerdo tengo.

Barbas, tatuajes, melenas, pose de chicos malos...nueva imagen para el grupo.
Fue en los noventa, con su entrada triunfal con Violator y temas tan populares como Enjoy The Silence (para mi, la mejor canción de su repertorio), Personal Jesus o World In My Eyes, cuando se les empezó a tomar mas en serio y ellos empezaron a darse cuenta que su espectro estilístico podría abarcar mucho mas que el ya conocido tecno-pop que les hacía tan reconocibles. Con ese disco triunfaron a lo grande y aguantaron con dignidad la embestida de unos noventa en los que parecía que no iban a encajar. La vuelta de tuerca llegó con en 1992 con Songs Of Faith And Devotion, mi favorito de la banda.

Lo primero que llama la atención de este disco es la homogeneidad de su propuesta. Lejos de trabajos anteriores donde había un desequilibrio tremendo entre las buenas y las malas canciones, aquí todo encaja de forma armoniosa. Lo segundo, la introducción de guitarras y ritmos mas propios del rock que de la música electrónica. Tercero, la inclusión de coros de estilo góspel que dan empaque (y algo de grandilocuencia) a determinadas canciones. Y cuarto, la propia imagen del grupo, decidido a escapar de la imagen de niños bien que por entonces habían cultivado. Todas esa evidencias hacen de este album, un disco de ruptura con cierto pasado y de apertura a nuevos horizontes musicales. Con ello, lograron captar a nuevo público mas asociado al rock y tampoco desencantaron a su público de siempre.

El álbum se abre con la que fue el primer single, la poderosa I Feel You. Su excesivo parecido rítmico a Personal Jesus y la escucha repetida ha hecho que me haya acabando cansando de ella, pero es una inmejorable carta de presentación de estos nuevos Depeche Mode. La fascinante Walking In My Shoes siempre ha sido de mis preferidas. Se acompañó de un video fantástico dirigido por el ínclito y repetitivo Anton Corbjin, que encajaba perfectamente con el sentido del tema. Las veces que les he visto en directo, esta canción sigue siendo uno de los momentos álgidos. No así la empalagosa Condemnation que nunca me ha acabado de convencer. Con ella intentaron hacer algo nuevo, con clara orientación gospel, pero creo que no acabaron de concretarla bien. Todo lo contrario de otras como Mercy In You o la poderosa In Your Room. Esta canción es uno de los grandes aciertos del disco, con ese in crescendo tan intenso. En la otra cara de la moneda estilistica se sitúa una delicia como One Cares, única canción del disco cantada por Martin Gore (que es el principal compositor del grupo), y que por su sencillez y arreglos de viento, se ha acabado convirtiendo en una de mis favoritas. Higher Love, situada muy juiciosamente al final del disco, también es una canción que impone y está muy bien construida. La trepidante Rush o la ambiental Judas (con esos sonidos imitando unas gaitas escocesas, algo inédito en Depeche Mode) también son excelentes muestras de lo que es este disco.

Gira de presentación del disco, Devotional Tour.
Grabado en su mayor parte en unos estudios de Madrid, Depeche Mode lograron un nuevo éxito comercial y el aplauso de los mas puristas. Ahí había algo mas que un grupo de tecno-pop industrial. Algo que se corroboró en una gira fantástica donde el grupo empezó a sufrir los excesos del rock and roll way of live: abandono del principal ideólogo de los mejores arreglos del disco, Alan Wilder, y el desmoronamiento físico y emocional del vocalista Dave Gahan por consecuencia directa de las drogas  llegando a estar en 1994 clínicamente muerto por unos instantes. Afortunadamente se levantaron y lograron sobrevivir hasta nuestros días.