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domingo, 13 de marzo de 2016

Kate Bush - Aerial


Aunque me han gustado muchos discos publicados en 2015, tengo que confesar que el álbum del año para mí ha sido Aerial de Kate Bush (2005). De hecho, no me consideraba fan de esta mujer hasta haber quedado fascinado recientemente por este doble álbum. Antes de Aerial había escuchado Hounds Of Love, pero la cara B me parecía demasiado experimental. También me enganché por una temporada a 50 Words For Snow, pero Aerial ha sido para mí un punto y aparte a partir del cual reconocer el talento musical de Kate Bush.

Empecé escuchando el álbum con bastantes reticencias, ya que abordar un disco tan extenso no es tarea fácil. Sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de dieciseis temas rondando la mayoría de ellos los cinco minutos de duración. También la fecha en la que salió publicado me tiraba mucho para atrás. Siempre he situado por un simple prejuicio la época gloriosa de Kate Bush en los ochenta, por lo que un álbum publicado en 2005 no me daba demasiada confianza. Crepuscular, demasiado maduro, aburrido... eran las palabras que se me venían a la cabeza antes incluso de haberlo escuchado. La canción que abre el álbum, King of The Mountain, empezó por barrer de un soplido todos esos prejuicios. A pesar de su excesiva duración, el álbum empezó a engancharme poco a poco y, como la obra maestra que es, lo hizo a partir de temas como π, A Coral Room, How To Be Invisible o Sunset. A partir de esos puntos de anclaje, el resto de canciones de Aerial cayeron por su propio peso.

Hablamos de un álbum especial dentro de la discografía de Kate Bush, ya que supone una nueva etapa en su carrera musical. Se podría decir que desde su primer álbum The Kick Inside (1978) hasta The Red Shoes (1993) Kate Bush había publicado álbum tras álbum con la periodicidad de un músico más o menos convencional. Sin embargo, a partir de 1993 decide aislarse del mundo y formar una familia a la que se dedicará a tiempo completo. Aerial se hará esperar la friolera de doce años, un tiempo que supondría con total seguridad la muerte comercial para cualquier músico convencional. Sin embargo, la prensa especializada ya se hacía eco de la salida del álbum años antes de que saliera al mercado, hambrienta tras demasiado tiempo sin catar nuevo material de ella. Es necesario tener en cuenta que hablamos de una artista única, mucho más única si cabe en el momento en el que desarrolló el grueso de su carrera artística. Aerial fue un éxito arrollador tanto de crítica como de público y el único single del álbum, King Of The Mountain, se aupó a los primeros puestos de las listas especializadas tras años con la ausencia del nombre de Kate Bush en un top comercial.


El álbum se estructura en dos bloques claramente diferenciados entre los dos discos que componen la obra. El primer CD (A Sea Of Honey) aborda canciones sin un nexo en común, ya que por ejemplo King Of The Mountain habla de Elvis Presley y A Coral Room está dedicado a su madre fallecida mientras estuvo retirada de la música. El segundo CD es un bloque conceptual llamado A Sky Of Honey que relata las vicisitudes de un día familiar durante veinticuatro horas desde la salida del sol hasta el siguiente amanecer. Esta parte de Aerial está centrada en su propia vida después de tener a su hijo y captura a la perfección a base de voces infantiles y trinos de diferentes pájaros las sensaciones que intenta expresar sin caer en la teatralidad o la impostura. Aclarar también que este segundo trabajo no resulta más aburrido o engorroso por el mero hecho de ser conceptual. Las canciones de esta parte de Aerial vuelan tan alto, o más si cabe, que las del primer disco. Es por todo lo dicho que Aerial me parece un logro artístico al alcance de muy, muy pocos autores.

Para terminar la reseña, me gustaría nombrar algunos temas que podrían servir como guía a aquellos que no conozcan el álbum y quieran empezar a abordarlo de alguna manera. Mi primera recomendación es King Of The Mountain, el tema que abre el álbum y que además fue elegido como single por su más que evidente calidad comercial. No desentona por ello del resto del álbum, a pesar como he dicho de ser pegadizo como pocos. How To Be Invisible sería quizá otro de los temas que más llaman la atención desde las primeras escuchas por esos llamativos acordes de guitarra. A Coral Room es un medio tiempo exquisito dedicado a su madre con la sensibilidad campando a sus anchas. Aviso que no entra de primeras, pero se convierte en fundamental a medida que te familiarizas con él. Y para terminar, Sunset: el corte más llamativo del segundo bloque por ese intento de mestizaje con un género tan ajeno a Kate Bush como el flamenco. La canción empieza al piano con un tono muy similar al del resto del álbum, pero en su segunda mitad muta en un intento de imitar el pulso de las guitarras flamencas. El resultado no es precisamente flamenco, algo más que evidente para un andaluz como yo, pero nos deja un brillante e involuntario experimento. No puedo ni quiero extenderme con el resto de temas, sería demasiado para esta entrada. Sólo me queda decir como reflexión final que el álbum es magistral de principio a fin y ningún corte queda por debajo, al menos de forma evidente, del computo total. A partir de Aerial se abre una emocionante discografía que estoy deseando descubrir poco a poco.

miércoles, 18 de enero de 2012

Tres discos: Ryan Adams, Death Cab For Cutie & Kate Bush

Esta es una entrada para ajustar cuentas. No quiero que me ocurra como en 2010, que grandes discos como Shadows de Teenage Fanclub o The Suburbs de Arcade Fire se queden sin mención en el blog por dejar pasar el tiempo. No es mi Top 3 de 2011 ni nada por el estilo, tan sólo dedicar unos párrafos a tres álbumes que merecen la pena.

Ryan Adams - Ashes & Fire: A diferencia de lo que toda la prensa musical afirma, yo creo que Ryan Adams nunca llegó a marcharse ni a perder el rumbo. Ashes & Fire no es su mejor álbum desde Heartbreaker o Gold como muchos afirman, es la continuación lógica a discos como Easy Tiger o Cardinology. Su esperada nueva entrega no desbanca para mí a su mejor álbum hasta la fecha, el doble EP Love Is Hell. Eso si, Ashes &Fire contiene varias canciones que podrían considerarse lo mejor de su historia reciente. Estoy hablando, por ejemplo, de la solemne belleza de Do I Wait. Una canción sin parangón en sus discos anteriores que demuestra lo bien que le ha sentado el retiro de tres años. Tras Do I Wait nos damos de bruces con la epica liviandad de un tema como Chains Of Love. Quizá Ryan Adams haya aprendido por fin a dosificarse para que los críticos valoren como es debido la publicación de sus nuevos trabajos. Lo que si es recriminable desde cualquier punto de vista es la elección de Lucky Now como carta de presentación para el álbum. Además de los temas ya citados anteriormente, podría haberse decantado por temazos como Invisible Riverside, Dirty Rain o la propia Ashes & Fire, que da título al álbum.


Ryan Adams – Ashes & Fire en Spotify


Death Cab For Cutie - Codes And Keys: Desde The New Pornographers y discos como Twin Cinema o Challengers, no me había dado de bruces con un disco tan deliciosamente pop. Tan sólo se me ocurre el segundo álbum de Bon Iver como serio competidor para arrebatarle el puesto como mejor álbum de 2011 en mi ranking personal. Mis primeras escuchas a este álbum fueron el pasado verano tumbado en la playa y sin tener ninguna idea preconcebida sobre el grupo. Durante varias semanas, sonó una y otra vez en mi reproductor de mp3 hasta enamorarme totalmente. Mi canción favorita es sin lugar a dudas, y sin saber aún a día de hoy cual fue el single de presentación, You're A Tourist. Creo que coincido en ésto con el amigo Fran G. Lara de El Pais de los Sueños después de escuchar su podcast con lo mejor de 2011. El comienzo es de clásicazo pop con esa voz proclamando this fire grows higher y esa guitarra acompañando a la perfección. Destacar además el aroma ochentero de Undernearth The Sycamore, el ritmo marcial y solemne de Some Boys o la perfección formal, que me recuerda poderosamente a The New Pornographers, del tema que da título al álbum, Codes And Keys.


Death Cab for Cutie – Codes and Keys en Spotify


Kate Bush - 50 Words For Snow: Un álbum para escuchar frente a la chimenea mientras nieva tras la ventana de la pared de troncos. Resulta curiosa la evolución paralela que han mantenido Kate Bush y Peter Gabriel en sus últimos trabajos, más aún cuando es fácil recordarles abrazados en el hermoso videoclip de Don't Give Up. Sin embargo, donde Peter Gabriel fracasa, Kate Bush triunfa para arroparnos con la sobriedad instrumental de su nuevo álbum invernal. Wild Man fue un primer single que llamó poderosamente la atención de los medios. Es un tema soberbio que podría confundirse fácilmente entre sus grandes canciones de los ochenta. ¿Razones? Su innovación en la forma gracias a ese extraño estribillo y la arrebatadora musicalidad de sus frases recitadas en las estrofas. Snowed In At Wheeler Street, acompañada por Elton John, es junto a Wild Man el caramelo pop para ayudarnos a digerir mejor el resto del álbum, ya que los tres primeros temas capturan con fuerza esa temática invernal de la que ya hemos hablado. Snowflake en particular es una obra de arte en el contenido y en la forma, narrando la lenta caida de un copo de nieve durante 10 minutos. Para terminar, 50 Words For Snow hace un conteo bastante particular acerca de las cincuenta formas que tienen los esquimales para referirse a la nieve.


Kate Bush – 50 Words for Snow en Spotify