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viernes, 24 de mayo de 2013

Nick Drake - Recopilatorio MIMS

Este recopilatorio sobre Nick Drake que voy a enlazar desde spotify lleva confeccionado la friolera de dos años. Es una antigua entrada que llevo mucho tiempo queriendo escribir, pero me ha frenado mucho la falta de confianza para hablar de uno de los músicos más importantes de la escena folk británica de principios de los setenta.


La imagen que tengo de Nick Drake como oyente cautivado por su música es la de un chico sensible y talentoso cuya timidez enfermiza terminó por destruirle. Es uno de esos compositores con un estilo tan personal que parecen haber creado un género en sí mismos, aunque viendo algún que otro documental parece claro que su principal referencia a la hora de componer música era curiosamente su propia madre, Molly.

En entradas anteriores dije que aquello de la autenticidad en la música es más bien una quimera que otra cosa, pero por el carácter y la personalidad de Drake, me atrevería a decir que hablamos de la excepción que confirma la regla. Un músico tan intimista que parece desnudar su alma en cada canción y que se negaba a ofrecer entrevistas o conciertos para promocionarse, parece lo más cerca que un profesional de la música puede estar del arte en su expresión más pura. Además, es de los pocos músicos cuya pose me parece auténtica en su totalidad. Nick Drake es quizá el más humano de todos ellos, un tipo en cuyos defectos podríamos vernos reflejados todos. Esto le da un plus a su música, ya que nos demuestra como no es necesario ser precisamente un superhombre para llegar a alcanzar tan altas cotas artísticas. Lo humanizada que nos ha llegado la figura de Drake gracias a los testimonios de amigos y familiares no hacen otra cosa que engrandecer aún más su gran legado.

Si a alguien le recomiendan la música de Nick Drake y se va a allmusic para buscar información sobre cuales son sus discos más importantes, se llevará la sorpresa de que sus tres discos de estudio son puntuados con cinco estrellas sobre cinco. Esta selección de canciones que voy a presentar es muy personal, supongo que cualquiera siguiendo su propio criterio habría sacado un listado totalmente distinto. Lo que si he intentado es ser ecuánime rescatando el mismo número de canciones de cualquiera de sus tres trabajos publicados. Y es que resulta difícil para cualquier fan del músico decantarse claramente por uno de sus álbumes en concreto, cuando todos sin excepción están repletos de grandes y excelentes canciones.


Five Leaves Left es el álbum debut de Nick Drake, publicado con la ayuda del productor estadounidense Joe Boyd. Un tipo con gran olfato para el folk inglés, ya que tuvo mucho que ver en otros lanzamientos del género como la Fairport Convention o la Incredible String Band. El primer álbum de Drake fue grabado en los descansos de la grabación del Unhalfbricking de la Fairport y nos muestra en un primer contacto a un músico ya en su madurez como compositor. Se podría decir que Nick Drake nació a la música como mariposa sin haber necesitado de cierto rodaje para encontrar un estilo propio. Con una depurada técnica a la guitarra de la que también hará gala en trabajos posteriores, Drake va desgranando creaciones propias en un álbum insuperable como carta de presentación.

Me gustaría destacar de este álbum la primera canción, Time Has Told Me, un corte que habrá introducido en el intimista mundo de Drake a incontables seguidores por aquello de ser la primera de todas. Uno de los temas que más impactan por su halo de misterio es River Man, con esa partitura de Harry Robinson que enfatiza aún más todo ese extraño halo que lo envuelve. Man In The Shed es mi canción favorita, un encantador tema que podría tener en su letra ciertos toques autorreferenciales. Es una de las canciones que más tardó en llegarme, pero que ahora me parece indispensable. El cuarto en discordia es Saturday Sun, un tema al piano algo más solemne que guarda entre sus melodías la indescriptible sensación de sosiego de un día de descanso.

Bryter Layter fue su segundo trabajo, un álbum único en su corta discografía que fue punto de inflexión entre Five Leaves Left y el posterior Pink Moon. Debido sobre todo a las escasas ventas de su álbum debut, el productor y el propio músico intentaron cambiar el enfoque para hacer este segundo trabajo lo más accesible posible para el gran público. Para ello, añadieron un acompañamiento mucho más elaborado y Drake aportó temas compuestos bajo un prisma algo más optimista. Por desgracia, todos aquellos esfuerzos resultaron en vano al ser un nuevo fracaso comercial y de crítica, ya que varias reseñas indicaron que la extraña fusión entre el pop y el jazz no llegaba a funcionar. Mientras tanto, el estado mental del músico no hacia más que agravarse, dejando de ofrecer conciertos por su enfermiza timidez y sintiéndose desamparado por la marcha a Los Ángeles de su mentor, Joe Boyd.

De Bryter Layter he seleccionado ambos temas llamados Hazey Jane I y Hazey Jane II. El primero que se nos presenta es Hazey Jane II, una vitalista canción acompañada por metales en la que Drake vuelve a mostrar su maestría como compositor usando una paleta de colores mucho más luminosa. Hazey Jane I, por su parte, tiene un magistral acompañamiento de violines que enfatiza aún más si cabe las virtudes de la canción. Entre ambas, At The Chime Of A City Clock, un tema que despliega su grandeza en unos fatalistas y delicados estribillos. Para terminar, mi canción favorita de Bryter Layter y puede que de toda su discografía, Northern Sky. Es necesario escucharla, porque aquí sobran las palabras.

En Pink Moon, su último trabajo antes de morir, Drake rechazó tajantemente la suntuosidad de los arreglos de Bryter Layter. Quería una sobriedad aún mayor que la de su álbum debut y lo consiguió, a falta de Joe Boyd en la producción, con su ingeniero habitual John Wood. Al igual que había hecho Bob Dylan con Another Side Of, Drake acudió durante dos noches al estudio para ejecutar a la guitarra con oficio y precisión las canciones que tenía preparadas para aquel tercer álbum. Ya por entonces la compañía discográfica consideraba a Drake como una causa perdida, ya que era un caso atípico al negarse a promocionar su música en entrevistas o conciertos. Al terminar la grabación de este álbum, se produjo la archiconocida anécdota según la cual Drake dejó en la recepción de Island Records la cinta máster de Pink Moon sin mediar palabra con nadie, siendo hallada la semana siguiente por el personal de los estudios.

En este caso, mi tema favorito es el que da nombre al álbum. Pink Moon es una encantadora canción apoyada al piano con una enigmática e inquietante letra. Place To Be me encanta por ese soberbio acompañamiento de guitarra que adorna la melancólica voz de su autor. Pink Moon no es precisamente un álbum de contrastes debido a su sobriedad y describir otros temas seleccionados como Which Will o Parasite podría resultar algo repetitivo. Se podría decir como conclusión final que la melancolía, la tristeza y el intimismo dominan una obra destinada a ser el canto de cisne de su autor. Se puede palpar el estado de introspección de Nick Drake a través de los surcos de este álbum.

Pink Moon by Nick Drake on Grooveshark

Nick Drake falleció el 25 de noviembre de 1974 y aún hoy no queda claro si fue un accidente al tomar sus medicamentos o un suicidio. Se podría decir que murió sintiéndose un fracasado, cuando su obra se convertiría en referencial para importantes y destacados músicos de décadas posteriores. De hecho, cada vez son más los oyentes inquietos que año tras año van introduciéndose en su música, porque es difícil no sentirse conmovido o identificado por las canciones de alguien tan frágil, pero a la vez tan grande. Espero que esta entrada sirva para reclutar algunos más a nuestras filas.

Escuchar Nick Drake - MIMS

domingo, 21 de abril de 2013

TOP5 - Mis antihéroes musicales


Escuchando música el otro día volví a darme cuenta de mi querencia natural por los músicos malditos, por los perdedores, aquellos que llamo antihéroes musicales: músicos con tremendo talento pero que por una causa u otra no pudieron llegar a convertirse en estrellas, pese a merecerlo tanto o más que otros muchos que sí lo consiguieron. Puede que a más de uno se le vengan nombres a la cabeza como Kurt Cobain, Jimi Hendrix o Jim Morrison, por poner algunos ejemplos: estos tipos efectivamente murieron trágicamente habiendo llegado a lo más alto y todos lamentamos estas pérdidas, pero no es eso de lo que hablamos, sino de los que nunca pudieron llegar a la cima, o apenas la rozaron, pese a ostentar méritos suficientes para ello. Músicos que en ocasiones han sido olvidados o, en el mejor de los casos, se han convertido en objeto de culto por parte de fieles seguidores.

Esta lista, como siempre, es más que discutible ya que se trata de una elección absolutamente subjetiva y personal. Pero comparado con otros top5, en este he dudado mucho más que en otras ocasiones y me ha costado mucho más elegir quién entra y quién se queda fuera. De hecho hasta el último momento Jeff Buckley estaba en el podio, pero finalmente se ha quedado fuera por puntos: desde luego que se trata de un genio estratosférico que murió demasiado pronto para siquiera poder adivinar hasta dónde podría haber llegado, pero no es menos cierto que disfrutó de un breve pero aceptable éxito y giró por medio mundo promocionando el genial Grace. En su lugar ha entrado el diamante loco de Syd Barrett, otro que ha estado entrando y saliendo de la lista: The Piper at the Gates of Dawn fue un disco exitoso, desde luego, pero Syd apenas tuvo tiempo de disfrutar del éxito y fue apeado del jet cuando apenas había empezado a despegar.

En definitiva, que solo espero que esta entrada sirva para reivindicar, aunque sea tímidamente, la meritoria aportación de estos cinco músicos que no alcanzaron el lugar que les correspondía. 

Gary Higgins


Un artista que ya tuvo su lugar en MIMS y que volvemos a sacar a la luz en esta ocasión porque su Red Hash sin duda así lo merece. Un músico semi-amateur que, al ser condenado a prisión por poseer unas hierbitas, graba con sus amigos una serie de canciones que aparecerían en un disco convertido con el paso de los años en objeto de culto. Mientras esto sucedía, el susodicho Higgins permanecía ajeno a todo ello y tras salir de la cárcel llevó una vida alejada de la música y completamente anónima. Pasarían décadas hasta que volviera a dar señales de vida, actuando en varios conciertos e incluso volviendo a grabar, pero el paso de los años no fue en balde sin duda alguna. Looking for June o Thicker than a smokey son buena muestra del talento de este señor.

Thicker Than a Smokey by Gary Higgins on Grooveshark



Emitt Rhodes


Este es uno de los casos más indignantes que he conocido nunca: como ya contamos en esta entrada, Rhodes era un músico con un inmenso talento innato tanto para componer como cantar y tocar cualquier instrumento, y su carrera increíblemente prometedora se vio truncada al firmar un contrato trampa. Este tipo, al que con todo merecimiento apodaban The-One-Man-Beatles y que a principios de los 70 podía mirar cara a cara al mismísimo McCartney sin vacilar, solo pudo editar cuatro discos más que notables (uno de ellos publicado sin su consentimiento), ya que fue demandado por su discográfica por incumplir plazos de entrega y condenado a pagar una astronómica cifra y ver cómo sus derechos de autor eran secuestrados. Es imposible escuchar canciones como Lullabye, Somebody made for me, Pardon me, Mother Earth o Warm self-sacrifice y no preguntarse hasta dónde podría haber llegado este señor de haberse rodeado de mejores compañías (discográficas, se entiende).

Lullabye by Emmitt Rhodes on Grooveshark



Elliott Smith


Este es otro que me ha tenido dudando si incluirlo o no. Porque nunca fue un músico exitoso, pero sí llegó a ser bastante conocido e incluso estuvo nominado a un Oscar por Miss Misery. Su música, tan bella y artesanal e imperfecta, su carácter difícil y depresivo, y su extraña muerte (oficialmente considerada como suicidio, pero no se descarta el homicidio), contribuyen a alimentar la leyenda de un grandísimo cantautor que malvivió sumido en ingentes cantidades de alcohol, drogas (se cuenta que gastaba 1500 dólares diarios en heroína y crack) y antidepresivos. Un tipo con una sensibilidad tan especial y una vida tan tormentosa no podía durar mucho. Antes de irse nos legó canciones como Needle in the hay, Ballad of big nothing, Between the bars o Pretty (Ugly before), que aúnan belleza y melancolía a partes iguales. 

Between The Bars by Elliott Smith on Grooveshark


Syd Barrett


El “diamante loco” puede presumir de ser uno de los músicos que más respeto y admiración ha despertado en la historia del rock habiendo hecho tan poco; de hecho nunca falta en este tipo de listas, ya se trate de músicos malditos o de genios locos. Pese a haber sido expulsado de Pink Floyd cuando apenas habían empezado a saborear las mieles del éxito, su sombra seguía siendo tan kilométrica que durante algunos años prácticamente siguió igualando a la de sus excompañeros, y eso sin hacer casi nada. De su carrera en solitario apenas se pueden rescatar un puñado de temas reseñables, como pueden ser Octopus o Baby Lemonade, pero su personalidad magnética y su talento, unidos a su trágico fin (musicalmente hablando, tardó muchos años en morir) debido al consumo de drogas, crearon el mito que sigue casi tan vigente en estos días.

01- Baby Lemonade by Syd Barrett on Grooveshark


Nick Drake


Uno de los artistas de culto por excelencia, que pasa por encima de estilos y modas. Casi un ermitaño, Drake ha sido uno de los músicos que más impacto produjeron en servidor: tanto al descubrir su música, de una belleza y emotividad casi sin igual, como al conocer más detalles de su vida. Músico tímido y atormentado, tan ingenuo como sincero, su frágil carácter hizo que se parapetara tras su guitarra (de la que era un auténtico virtuoso, dicho sea de paso) para poder expresarse por medio de sus canciones. El hecho de que no concediera entrevistas ni casi apenas tocara en directo terminaron de alimentar la leyenda de uno de los “músicos desconocidos” más influyentes del S. XX. En su obra se aprecia un poso de tristeza y melancolía que impregna cada tema, en cada acorde y cada verso. Su temprana muerte cortó de cuajo una carrera de una calidad y regularidad casi sin parangón, aunque no llegó a cosechar éxito alguno. Sus tres discos, alabados por crítica y público sin excepción, son su legado.

Day Is Done by Nick Drake on Grooveshark

viernes, 11 de noviembre de 2011

Nick Drake - Bryter Layter

Tras el anticipo que Manuel dejó en esta entrada, me decido a recuperar esta entrada que escribí en mi antiguo y desaparecido blog.


Aunque se considera en ocasiones que este trabajo es inferior a sus otros dos álbumes (Five Leaves Left y Pink Moon), básicamente por la cargada producción y los arreglos a cargo de Joe Boyd y Robert Kirby respectivamente, lo cierto es que se trata de una completa delicia que casi se diría que mejora con cada escucha. El título de Bryter Layter es una pequeña broma (imagínense, Drake bromeando) en la que la expresión "brighter later", usada con frecuencia en los partes meteorológicos, está escrita en falso inglés medieval.

Las ventas de su primer disco apenas llegaron a las 3.000 copias, lo cual era resultado de una pésima promoción del álbum tanto por la discográfica (Witchseason, propiedad de Boyd) como por el propio Drake, que no concedió entrevistas ni apenas actuó en público para darse a conocer. Además, por lo que se cuenta, sus conciertos solían ser bastante soporíferos para el respetable ya que, además de su casi nula empatía y comunicación con los espectadores, entre canción y canción Drake dedicaba unos minutos a cambiar la afinación de una única guitarra, algo necesario por su tan característica y virtuosa técnica con las seis cuerdas (actualmente cualquier músico cambia varias veces de guitarra en una actuación; en su caso ocurría todo lo contrario, para desesperación de su público). Tras esta desastrosa experiencia se propusieron para el siguiente trabajo hacer algo más comercial y pop.



Se le encargaron a Kirby unos arreglos más potentes para los nuevos temas donde los metales sustituyeran a las cuerdas, al igual que se le pidió al propio Drake que ensayara las nuevas canciones con bajo y batería, algo impensable hasta aquél entonces: el vigor de Hazy Jane II o la alegría saltarina de One Of These Things First son buena muestra de ello. Todo el disco, incluso en los temas más lentos y oscuros, tiene una reconfortante pátina de tibia alegría y optimismo.

Para completar y cerrar el círculo, una figura como John Cale (que por aquél entonces andaba por Londres produciendo a Nico) se trasladó al piso de Drake donde, aparte de consumir juntos cantidades ingentes de drogas, supo conectar con la sensibilidad de Nick al realizar los sobrios y conmovedores arreglos de Fly y Northern Sky; además colabora en el disco tocando la celesta, el piano, el clavicémbalo y la viola. Casi nada.



En su momento y durante mucho tiempo después fueron bastante criticados los temas instrumentales del disco, bajo la acusación de ser "simple relleno". Nada más lejos de la realidad: de hecho Drake se sentía bastante orgulloso de los mismos y no hubiera admitido que los eliminaran del álbum.

Como punto flojo, en un ámbito menor, se destaca la horrible portada: realizada por Nigel Waymouth, en ella Nick aparece sentado totalmente encorvado en una silla, abrazando una guitarra (que pertenecía a Eric Clapton nada menos); en primer plano hay unos enormes zapatos. Para rematar la faena, la fotografía se inserta en un óvalo rosa sobre fondo morado. Un despropósito en toda regla.

Si hace tiempo que no escuchas este disco es buen momento para recuperarlo (spotify): tómate tu tiempo y saborea cada canción. Busca el alma de Drake detrás de cada tema, tras los metales y la batería, en su suave voz susurrada y su guitarra majestuosa.


domingo, 30 de octubre de 2011

martes, 16 de marzo de 2010

Passion for Acoustics - Pink Moon


Corría el año 1972 cuando vio la luz el tercer álbum de ese oscuro cantautor, que tuvo aún menos éxito que los dos anteriores. Grabado en solo dos sesiones, Pink Moon era apenas los últimos rescoldos de un músico que se consumía lenta e implacablemente.

Nick Drake fue un cantautor británico que publicó tres discos sin obtener reconocimiento alguno en vida, y tuvieron que pasar más de veinte años para que un anuncio de coches (sí, una mierda de anuncio tuvo que ser) acercara a este genio a los oídos del gran público.


De familia acomodada, aprendió de muy joven a tocar la guitarra y el piano. Descubierto por el bajista de Fairport Convention, consiguió un contrato con Island Records para grabar. Sus dos primeros discos, Five Leaves Left y Bryter Layter no tuvieron repercusión alguna.

Su oscuro carácter, su falta de autoestima (minada por el nulo éxito comercial), su extraña vida privada… sumieron a Drake en una profunda depresión. Además, sus muy diversas adicciones no solo le hundían más aún sino que provocaron una suerte de paranoia. En ese estado se encontraba cuando, en octubre de 1971, entró en los míticos estudios Sound Techniques para grabar su tercer disco. Acompañado únicamente por su guitarra, y en este tema por un escueto piano, Drake desgrana una a una sus canciones más desgarradoras.

El despreocupado (y hasta torpe) rasgueo de la guitarra nos llama la atención: Drake, un músico virtuoso y perfeccionista por naturaleza, quien en la universidad se pasaba los días enteros practicando para desarrollar su característico modo de tocar la guitarra con complicados arpegios e inusuales afinaciones, se limita a acompañar con desdén. El piano, sobrio como pocas veces (nada que ver con la alegría contagiosa de One of this things first, por ejemplo), dibuja una sencilla y bellísima línea tras el estribillo. La letra, más críptica aún de lo que nos tiene acostumbrados, se ciñe a cuatro frases:

Lo he visto escrito y lo he visto decir
La luna rosa está en camino
Ninguno estáis a su altura
La luna rosa va a alcanzaros a todos…

Y lo sorprendente es que ya está, en dos sesiones recogió en cinta magnetofónica sus temas con su guitarra como única compañera y se marchó. El Drake barroco, el de las cuidadas instrumentaciones y los arreglos de su amigo Robert Kirby, aquí se muestra totalmente desnudo. Se cuenta la anécdota que, saliendo Nick por la puerta del estudio, el ingeniero de sonido (que pensaba que habían grabado tan solo unas primeras maquetas para seguir trabajando) le preguntó acerca de qué arreglos quería, a lo que éste respondió “No frills”: “Sin florituras”. El disco se publicó tal cual en 1972, con peores resultados incluso que sus precedentes trabajos.

Drake murió dos años más tarde en casa de sus padres por sobredosis de barbitúricos y antidepresivos, sin que llegara a esclarecerse si se trató de un suicidio o muerte accidental. Tenía 26 años.


PD: con esta entrada he cambiado puntualmente el espíritu de esta sección, ya que de este tema la versión publicada ya es en sí misma acústica y no ofrecemos ninguna toma alternativa. Espero que se entienda ;)