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domingo, 21 de diciembre de 2014

Top 20: Mejores Canciones Internacionales del s. XXI (1 de 3)

Al igual que hicimos la otra vez, dividiremos el ranking en tres entradas para no hacerlo muy pesado y dejaremos enlaces de spotify para el que tenga curiosidad y quiera escuchar algún tema. En este tipo de entradas os tengo que confesar que los textos son lo de menos. Me contento con que alguien se atreva a darle al play en alguna de las canciones recomendadas. En el fondo ese es el objetivo, a pesar de que me pueda tirar horas escribiendo las mejores descripciones posibles.


20. Seven Nation Army

Músico: The White Stripes
Álbum: Elephant
Año de publicación: 2003
Datos: Elephant fue el álbum de puesta de largo comercial para los White Stripes. A partir de aquí, su propuesta minimalista de bajo, guitarra y batería consiguió hacerse un hueco en el panorama musical internacional. Elephant me parece un buen álbum, pero nunca he llegado a conectar como me gustaría con el dúo. Jack White me parece más interesante como teórico del rock que como músico (algo que también me ocurre con Brian Eno). Seven Nation Army sigue siendo a día de hoy la canción más reconocible de toda su trayectoria.




19. Head Full Of Doubt/ Road Full Of Promises

Músico: The Avett Brothers
Álbum: I And Love And You
Año de publicación: 2009
Datos: Los Avett Brothers alcanzaron cierta relevancia internacional gracias a un álbum tan inspirado como I And Love And You. He intentado seguirles en posteriores entregas, pero ninguna de ellas me ha llegado tanto como el álbum del que hablamos ahora. Head Full Of Doubt empieza tímidamente al piano para desembocar en emocionantes oleadas de epicidad cada vez que se sumerge en los estribillos. El álbum al completo merece mucho la pena.




18. Wakin On a Pretty Daze

Músico: Kurt Vile
Álbum: Wakin On a Pretty Daze
Año de publicación: 2013
Datos: Conocí a Kurt Vile cuando obtuvo cierta relevancia tras la publicación del álbum Smoke Ring For My Halo. Todo el mundo hablaba bien de aquel álbum y de su single Jesus Fever, pero a mí me gustaba a medias. No tenía pensado escuchar su siguiente trabajo, pero mi pareja me insistió mucho con Wakin on a Pretty Daze, así que le di una nueva oportunidad. El álbum al completo es una maravilla, pero el tema homónimo que tratamos aquí es punto y aparte. Casi diez minutos de mantra guitarrero con voz susurrante. Sublime.




17. Ode To Viceroy

Músico: Mac deMarco
Álbum: 2
Año de publicación: 2012
Datos: El loco de Mac deMarco irrumpió en el panorama musical internacional en 2013 con sus incisivos separados y ese sonido de guitarra heredero directo del On The Beach de Chris Rea. La gran diferencia es que Rea era un One Hit Wonder de manual, mientras DeMarco ha sido capaz de publicar dos discos magistrales en un periodo de tiempo muy corto. Ode To Viceroy parece un clásico oculto rescatado de la década de los ochenta hasta nuestros días. Una gran canción en homenaje a una marca de cigarrillos con cierto punto nostálgico.




16. Firecracker

Músico: Ryan Adams
Álbum: Gold
Año de publicación: 2001
Datos: Nos tenemos que remontar a principios de siglo para recordar al primer Ryan Adams, al genio caótico y prolífico compositor de canciones. Antes de frenar en seco y espaciar sus publicaciones, este hombre llegó a publicar tres nuevos trabajos en un sólo año. Firecracker apareció en Gold y se benefició indirectamente del salto a la fama de Ryan Adams en solitario tras publicar el single New York New York después de los atentados del 11-S. Firecracker era la mejor del lote.




15. Tiger Mountain Peasant Song

Músico: Fleet Foxes
Álbum: Fleet Foxes
Año de publicación: 2008
Datos: Fleet Foxes tocó la gloria con su álbum debut gracias a canciones como ésta. Su segundo álbum no me gustó tanto y quizá no aparecerían en esta lista de no ser por la soberbia versión que First Aid Kit publicó de este tema en youtube. Supieron sacarle todo el potencial que sus autores apenas intuían, quizá porque hacia falta tener buena voz y sincronizar las voces de forma que sólo pueden conseguir dos hermanas de sangre. Sin desmerecer a Fleet Foxes, First Aid Kit consiguió que me acordara de ellos para este ranking.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Tres discos: Ryan Adams, Counting Crows y Tom Petty.

Sirva esta entrada para comentar brevemente tres discos recientes de tres artistas americanos diferentes. En primer lugar el nuevo y flamante album de ese genio disperso que es Ryan Adams. En segundo, el retorno de los Counting Crowes, ejemplo ilustrativo de grupo lastrado por una canción de éxito. Y en tercer lugar, el retorno de un mito del rock americano como es mi adorado Tom Petty al que, por una vez, le voy a tener que tirar de las orejas.

Ryan Adams - Ryan Adams (2014).

Han tenido que pasar mas de una decena de discos para que L'enfant terrible del rock americano entregue un album homónimo. Un disco que corrobora lo que Ashes and Fire (2011) ya anunciaba: que el genio está de vuelta y sin ganas de despistar al personal. Curiosamente veo este Ryan Adams como el reverso mas rock de su album anterior. Los evidentes ecos a John Mellencamp, Tom Petty o al Bruce Springsteen de Tunnel Of Love no nos deben cegar a la hora de valorar al disco como merece, y es que para servidor, ha sido toda una alegría encontrarse con una equilibrada colección de canciones con sabor al mejor rock ochentero y con la personalidad y deslumbrante voz de Ryan al mando. Imposible no caer rendido ante piezas del calibre de Gimme Something Good, Am I Safe, la extraordinaria balada My Wrecking Ball o Stay with Me. Salvo que pienses que este tipo debió haber sido el autentico salvador del rock, que en ese caso, es posible que te decepcione.

Counting Crows - Somewhere Under Wonderland (2014).

Erase una vez un single de éxito universal que sepultó al grupo que lo creó al mas ingrato de los olvidos. Esa es la historia, muy resumida, de Counting Crows. Mr Jones y el album August And Everything After de 1994, que llevaron al grupo a codearse con REM en las listas de éxitos de medio mundo. Lamentablemente lo que siguió a ese mega-éxito nadie lo recuerda. Irregular carrera en estudio, discos en directo que pasaron desapercibidos, albumes de versiones a destiempo....hasta que este año han editado este notable Somewhere Under Wonderland. Al escucharlo uno se da cuenta de la indefinición que aun arrastra esta banda desde sus comienzos y por ello la secuenciación de temas, nuevamente, suena irregular. Pero cuando dan en el clavo (escucha ese tema inicial de mas de ocho minutos Palisades Park) se constata que el talento siempre estuvo ahí. Otra cosa es que el 2014 ya no sea su momento o que muchos se cansaran demasiado rápido de ellos. Gran disco.

Tom Petty - Hypnotic Eye (2014).

En su día ya repasamos los cinco discos imprescindibles de Tom Petty en la sección "en cinco discos". Soy fan de este señor desde hace mas de veinte años y aunque el cariño y la admiración permanecen intactas, resulta inevitable ser cada vez mas exigente con el rubio de Florida. Desde hace unos años presiento que su carrera discográfica ha entrado en un bucle de conformismo creativo que no le sienta bien. Alterna grandes obras (Echo, Mojo) con discos con los que no acabo de conectar (The Last DJ). Y entre estos últimos situó este Hypnotic Eye, de horrenda portada. Mis expectativas eran, quizás, demasiado altas hablando de quien hablamos, por lo que mi decepción ha sido importante. Evidentemente no es un mal disco (porque Petty no sabe hacer malos discos) pero no me ha enganchado como debiera. Aplaudo el esfuerzo en canciones tan notables como American Dream Plan B (temazo), Sins Of My Youth o U get Me High, pero el album me suena demasiado recargado/forzado a pesar de un Mike Campbell que esta tan exuberante a la guitarra como siempre. Le echo en falta algo fluidez y sentimiento, que es una de las cosas que siempre mas me gustaron de Petty.


miércoles, 18 de enero de 2012

Tres discos: Ryan Adams, Death Cab For Cutie & Kate Bush

Esta es una entrada para ajustar cuentas. No quiero que me ocurra como en 2010, que grandes discos como Shadows de Teenage Fanclub o The Suburbs de Arcade Fire se queden sin mención en el blog por dejar pasar el tiempo. No es mi Top 3 de 2011 ni nada por el estilo, tan sólo dedicar unos párrafos a tres álbumes que merecen la pena.

Ryan Adams - Ashes & Fire: A diferencia de lo que toda la prensa musical afirma, yo creo que Ryan Adams nunca llegó a marcharse ni a perder el rumbo. Ashes & Fire no es su mejor álbum desde Heartbreaker o Gold como muchos afirman, es la continuación lógica a discos como Easy Tiger o Cardinology. Su esperada nueva entrega no desbanca para mí a su mejor álbum hasta la fecha, el doble EP Love Is Hell. Eso si, Ashes &Fire contiene varias canciones que podrían considerarse lo mejor de su historia reciente. Estoy hablando, por ejemplo, de la solemne belleza de Do I Wait. Una canción sin parangón en sus discos anteriores que demuestra lo bien que le ha sentado el retiro de tres años. Tras Do I Wait nos damos de bruces con la epica liviandad de un tema como Chains Of Love. Quizá Ryan Adams haya aprendido por fin a dosificarse para que los críticos valoren como es debido la publicación de sus nuevos trabajos. Lo que si es recriminable desde cualquier punto de vista es la elección de Lucky Now como carta de presentación para el álbum. Además de los temas ya citados anteriormente, podría haberse decantado por temazos como Invisible Riverside, Dirty Rain o la propia Ashes & Fire, que da título al álbum.


Ryan Adams – Ashes & Fire en Spotify


Death Cab For Cutie - Codes And Keys: Desde The New Pornographers y discos como Twin Cinema o Challengers, no me había dado de bruces con un disco tan deliciosamente pop. Tan sólo se me ocurre el segundo álbum de Bon Iver como serio competidor para arrebatarle el puesto como mejor álbum de 2011 en mi ranking personal. Mis primeras escuchas a este álbum fueron el pasado verano tumbado en la playa y sin tener ninguna idea preconcebida sobre el grupo. Durante varias semanas, sonó una y otra vez en mi reproductor de mp3 hasta enamorarme totalmente. Mi canción favorita es sin lugar a dudas, y sin saber aún a día de hoy cual fue el single de presentación, You're A Tourist. Creo que coincido en ésto con el amigo Fran G. Lara de El Pais de los Sueños después de escuchar su podcast con lo mejor de 2011. El comienzo es de clásicazo pop con esa voz proclamando this fire grows higher y esa guitarra acompañando a la perfección. Destacar además el aroma ochentero de Undernearth The Sycamore, el ritmo marcial y solemne de Some Boys o la perfección formal, que me recuerda poderosamente a The New Pornographers, del tema que da título al álbum, Codes And Keys.


Death Cab for Cutie – Codes and Keys en Spotify


Kate Bush - 50 Words For Snow: Un álbum para escuchar frente a la chimenea mientras nieva tras la ventana de la pared de troncos. Resulta curiosa la evolución paralela que han mantenido Kate Bush y Peter Gabriel en sus últimos trabajos, más aún cuando es fácil recordarles abrazados en el hermoso videoclip de Don't Give Up. Sin embargo, donde Peter Gabriel fracasa, Kate Bush triunfa para arroparnos con la sobriedad instrumental de su nuevo álbum invernal. Wild Man fue un primer single que llamó poderosamente la atención de los medios. Es un tema soberbio que podría confundirse fácilmente entre sus grandes canciones de los ochenta. ¿Razones? Su innovación en la forma gracias a ese extraño estribillo y la arrebatadora musicalidad de sus frases recitadas en las estrofas. Snowed In At Wheeler Street, acompañada por Elton John, es junto a Wild Man el caramelo pop para ayudarnos a digerir mejor el resto del álbum, ya que los tres primeros temas capturan con fuerza esa temática invernal de la que ya hemos hablado. Snowflake en particular es una obra de arte en el contenido y en la forma, narrando la lenta caida de un copo de nieve durante 10 minutos. Para terminar, 50 Words For Snow hace un conteo bastante particular acerca de las cincuenta formas que tienen los esquimales para referirse a la nieve.


Kate Bush – 50 Words for Snow en Spotify

martes, 30 de agosto de 2011

Ryan Adams - Novedades y un EP Resumen

A principios de octubre saldrá a la venta Ashes & Fire, el nuevo trabajo de Ryan Adams. Una sorprendente noticia, ya que este hombre no publicaba nuevo material desde 2008 con Cardinology.

Recordamos que el norteamericano había abandonado la música en 2009, alegando que estaba perdiendo audición debido a la enfermedad de Meniere y cansado además de la industria discográfica. Pronto veremos que ocurre con ese nuevo trabajo cuyo single de adelanto ya empieza a sonar en internet con el título de Lucky Now. A mi me ha sonado similar a los fantásticos temas de Love Is Hell o 29, pero no con la misma magia. Aquí lo dejamos para que cada cual saque sus propias conclusiones.


Que lejos quedan aquellos años de hiperactividad en los que Ryan publicaba álbum tras álbum sin ningún tipo de mesura, desmarcandose por completo de una escena musical en la que la norma sigue siendo dejar un tiempo mínimo de tres años entre cada lanzamiento (¡Hola Coldplay!). Creo haberlo dicho ya varias veces, pero vuelvo a repetir que en 2005 Ryan Adams publicó nada menos que dos discos con The Cardinals (Cold Roses, Jacksonville City Lights) y uno en solitario de caracter mucho más personal (29).

Al año siguiente de esa proeza, el músico dejó un silencio discográfico que resultaba comprensible después del aluvión de material con el que nos había obsequiado. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha demostrado que esa aparente inactividad de 2006 ocultaba el mismo ritmo frenético de incontinencia creativa. A ese año pertenece la concepción completa de Easy Tiger, álbum publicado en 2007 cuyas canciones fueron interpretadas en los conciertos de 2006. Y no sólo eso: sus dos últimos trabajos publicados después de Cardinology fueron rescatados también de material ya grabado que databa de 2006. Hablamos en concreto de Orion, un álbum infumable de heavy metal casposo que parece más bien una broma, y III/IV, un doble disco algo irregular con el que nos explayaremos un poco.


III/IV, su último trabajo publicado hasta ahora, contiene veintiún temas que dan suficiente margen para pasar de lo genial a lo desechable en cuestión de minutos. Quizá un disco con una duración más breve habría servido para reivindicar a un músico que parece haberse apagado después de brillar tanto a mediados de la década pasada. Los mejores momentos del álbum podrían resumirse en siete u ocho temas. La canción que abre el álbum, Breakdown Into The Resolve, parece recordarnos la potencia tan bien dirigida de discos como Rock'N'Roll o Demolition. Ultraviolet Light guarda unas brillantes melodías, mientras Happy Birthday se mantiene gracias a un encantador riff que se repite hasta el final. The Crystal Skull y Typecast son dos canciones lentas sobresalientes, mientras Numbers es un acelerado corte bastante bien construido con fragmentos brillantes.

Hablamos de un álbum irregular que, condensado en algunas canciones, podría haber resultado un EP bastante digno. De hecho, la publicación de un EP no habría resultado extraño hace algunos años, cuando Ryan dosificaba el material de albumes como Love Is Hell y Cold Roses en EPs que aparecían en el mercado por entregas. En Music Is My Savior nos hemos tomado la libertad de abreviar este doble álbum en un EP de siete cortes bastante resultón, eliminando aquí y allá para dejar tan sólo 22 minutos de buena música.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Ryan Adams - Recopilatorio MIMS


Cuando publiqué el recopilatorio sobre la discografía clásica de los Byrds, no lo hacía con la intención de crear una nueva sección. Sin embargo, el otro día me di cuenta de que en spotify estaban disponibles casi todos los álbumes de Ryan Adams, así que me entretuve preparando otra compilación en homenaje a un músico que, curiosamente, no dispone de Greatest Hits oficial después de llevar más de una década volando en solitario.

Me encanta la música de Ryan Adams, un artista que despierta entre su público tanta admiración como desprecio. Y esta ambivalencia se puede ver claramente si comparamos las buenas críticas de sus discos de estudio con las siempre malas de sus actuaciones en directo. La indiferencia y prepotencia de las que hace gala cada vez que se sube a un escenario suelen ser los motivos para descalificarle, así que no haberlo visto en directo me convierte de momento en un admirador sin reservas ni prejuicios.

Ryan Adams me parece uno de los compositores más dotados e intuitivos de su generación, su música me conquistó desde la primera vez que escuché Gold. A partir de ahí, he recorrido su discografía de arriba a abajo sin encontrar un álbum donde no aparezcan al menos dos o tres grandes canciones. Cardinology, su último trabajo hasta la fecha, me ha dejado un poco indiferente, así como rescatar del olvido un álbum de rock metal llamado Orion que había sido descartado y archivado en su momento. Podemos decir que ahora se encuentra en horas bajas, pero ha sido uno de los músicos más prolíficos de su generación durante la pasada década. Alguien que además ha sabido mantener una gran calidad en todas sus entregas, a pesar incluso de publicar tres discos en un mismo año (Cold Roses, Jacksonville City Nights y 29 en 2005), un hecho de gran mérito que parece remitirnos al régimen de publicación de las grandes estrellas de la era clásica del rock.

Aviso que en el presente recopilatorio faltan algunas canciones del EP Love Is Hell, por no encontrarse disponibles en spotify. Una pena, porque me he privado de incluir temazos como This House Is Not For Sale, Love Is Hell o The Shadowlands. Pero en fin, garantizo que el resultado final no desmerece para nada a pesar de ciertas ausencias. Esta vez el orden no es cronológico, ya que la evolución del sonido de Ryan Adams a través de sus discos no tiene mucha relevancia. Espero que os guste, son 20 canciones ordenadas por orden alfabético que en conjunto no ocupan más de una hora.

domingo, 11 de enero de 2009

Ryan Adams - Love Is Hell


Este disco es una maldita maravilla de uno de los músicos más odiados de la historia del rock. Personalmente me extraña la actitud calcada de crítica y público cuando coinciden en que el tío va de rock star y no hace otra cosa que reciclar todo lo que ya se ha hecho. Que me digan de quien saca los riffs de guitarra y las melodías para escuchar al que antes que él hacía esas maravillas. Yo sólo me doy cuenta de la cara de memo que se le queda en todas las actuaciones que le he visto en youtube, pero nada más. Que es un drogota, un borracho y se peina fatal… pues que se lo cuenten a su madre, que será a la que le interese. Yo me quedo con su música y su prodigalidad a la hora de publicar álbumes. En 2005 publicó tres… ¿quién es capaz en la década en la que estamos de semejante ritmo productivo? El último de ellos, que llevaba por título 29, fue publicado el 10 de enero de 2006. He escuchado los tres y en cada uno de ellos hay un buen puñado de canciones sin que el ritmo frenético de publicación haga mella en la calidad de sus discos.

El álbum en cuestión, Love Is Hell, apareció con una diferencia de seis meses con respecto a su anterior trabajo, Rock’N’Roll. Ambos son para mí los mejores álbumes que le he escuchado, aunque me quedo siempre con Love Is Hell como el buque insignia de su discografía. Publicado en 2 EPs para después quedar en un solo álbum de 16 canciones (con la inclusión de Anybody Wanna Take Me Home), resulta un trabajo estratosférico de un nivel compositivo exquisito.

En contraste con Rock’N’Roll, Love Is Hell está repleto de piezas lentas. La más extraña de todas ellas, una versión del Wonderwall de Oasis bastante interesante (el único tema ajeno de todo el álbum). Shadowlands, Avalance y My Blue Manhattan son tres composiciones a piano con unas melodías preciosas. Afraid Not Scare, I See Monsters, Thank You LouisePlease Do Not Let Me Go… la identidad del álbum se traduce en canciones lentas prácticamente desnudas con tono intimista salvo algunas excepciones. Una de ellas, mi tema favorito, This House Is Not For Sale, con un trabajo de guitarras que nunca me cansaré de escuchar. Irónicamente, la canción que da título al álbum es la que saca más los pies del tiesto. Love Is Hell tiene el tono perfecto para su anterior disco, ya que es el tema más duro con diferencia con guitarras que se hacen notar y gritos desgarradores en los estribillos. Political Scientist rescata la esencia del mejor Jeff Buckley para abrir el álbum.

Hace poco leí la única crítica que se ha hecho en feedback zine de un disco de Ryan Adams, Demolition. Resulta esclarecedora la bilis que se gasta el crítico despotricando sobre él para después terminar rindiéndose. Lo copio aquí:

A veces a uno le apetece ser un crítico de los "de verdad". En este caso eso implicaría decir que este hombre no es lo que parecía ser y que algunos ya lo veíamos venir desde el principio. Que está muy lejos de representar la nueva esperanza del rock'n'roll, de ser el auténtico sucesor de Bruce Springsteen y que, en realidad, cada día se parece más a John Mellencamp (dando a entender que eso ya es, de por sí, algo lo suficientemente malo). Que este disco le desenmascara definitivamente y que ya se acabó eso de ser tan indulgente y tan blando. Y a continuación, comenzar rajar como un condenado contra este disco y a descubrir, una por una, canción a canción, las influencias tan evidentes que este farsante expolia sin piedad. Y ya puestos, le damos ya por finiquitado, muerto y perdido para la causa. Vale, apetece un montón, pero hoy tampoco lo voy a hacer. No lo puedo hacer. Es decir, no lo quiero hacer. Porque el disco éste de las narices me gusta. Sin ser la octava maravilla, no está nada mal.

Así se podría resumir y probar todo lo que dije al principio.