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jueves, 3 de julio de 2014

5 Obras maestras que fueron opera prima

The Byrds - Mr. Tambourine Man (1965)


El primer álbum de los Byrds es un milagro en sí mismo. Aglutina las influencias de pilares culturales como los BeatlesBob Dylan para posteriormente ramificarse en distintos estilos que se irán consolidando años después. Milagro por partida doble, ya que inaugurará el difícil equilibrio en la cuerda floja que mantendrá el grupo durante toda su carrera y en la que, contra todo pronóstico, forjará una de las discografías más deslumbrantes de los sesenta. David Crosby aportará exquisitas armonías vocales, un profesional del estudio como Roger McGuinn le dará su característico sonido de las doce cuerdas y Gene Clark incluirá obras maestras a la altura de los otros temas versionados, mientras Michael Clarke y Chris Hillman (de momento) serán añadidos por la discográfica para construir la sección rítmica. En años posteriores, todos los miembros del grupo, a excepción de Michael Clarke, serán fundamentales para forjar las bases en las que se apoyara la música americana de las próximas décadas.
by Manuel

The Band - Music From Big Pink (1968)


En prácticamente cualquier foro de música en el que participo, siempre señalo al primer álbum de The Band como el mejor disco de debut de toda la historia del rock. O por lo menos, el que a mi me parece el mas brillante. Un disco que abrió mas ventanas al rock que otros discos mucho mas populares de su época. The Band estaban predestinados a parir un disco como este tras años de aprendizaje como banda de acompañamiento de Ronnie Hawkins y Bob Dylan (entonces como The Hawks). El concepto coral de The Band halló en Music From Big Pink todo un hito. Un album donde las composiciones de Robertson brillan como pocas otras veces y donde el papel de cada uno de los miembros del grupo tuvo las dosis de equilibrio perfectas. Pura armonía. Especialmente resulta extraordinario escuchar la angelical voz de Richard Manuel en temas como Tears Of Rage o la canción cedida de Dylan I Shall Be Released. Pero ahí también estan los clásicos deslumbrantes The Weigth, Chest Fever o Caledonia Mission. Un album de debut extraordinario de un grupo único.

by Mansion

Elvis Costello - My Aim Is True (1977)


My Aim Is True representa la entrada en la new wave por la puerta de atrás de los estilos más clásicos gracias al saber hacer de un pequeño genio de dientes separados y cara no muy agraciada. El álbum escuchado por primera vez podría parecer tosco en comparación con lo ofrecido por Costello en entregas posteriores, pero es una carta de presentación compacta y sin fisuras. Alison es un clásico en toda regla cuya delicadeza representa un oasis entre tanta rabia, además de poseer el dialogo más bello entre voz y guitarra que he escuchado en mi vida. Canciones como Miracle Man, Sneaky Feelings o Less Than Zero demuestran un saber hacer exquisito como compositor de canciones y un abanico de influencias extraordinario para un chico de veintipocos años. My Aim Is True nace con todas las señas de identidad del primer Costello y la fuerza rompedora del advenedizo que intenta hacerse un hueco en el rabioso panorama musical que le ha tocado en suerte.
by Manuel

R.E.M - Murmur (1983)


En 1983, la revista Rolling Stone, eligió a Murmur, el primer album de R.E.M, como el mejor disco de los publicados ese año. Eso da un cariz de lo fundamental que fué este disco en el devenir del rock durante los siguientes años. Aunque la banda mejoró y concretó mejor su propuesta en otros discos posteriores, Murmur permanece inalterable al paso del tiempo y sigue mostrándose tan misterioso, oscuro e inteligente como hace treinta años. Un album de escucha compleja, Murmur inauguró lo que entonces se llamó rock alternativo en los Estados Unidos y que poco a poco fue calando en otros mercados. Disco impoluto, sorprendentemente maduro (en letras, en esencia) para la edad que entonces tenían los miembros de R.E.M y que sigue siendo hoy día una de las grandes piedras de toque del inigualable legado de los de Athens. Un tema para la eternidad: Talk About The Passion.


by Mansion

Jeff Buckley - Grace (1994)



Este álbum es la excepción a la regla y desafía la escasa probabilidad de que un genio de la música pueda engendrar a otro. Jeff Buckley deslumbro con este álbum en varios frentes, realizando un trabajo marcadamente personal y haciendo gala de una voz inalcanzable para el resto de los mortales. Alguna que otra vez he calificado a Grace como el Astral Weeks de los noventa, un álbum único en su género e irrepetible incluso para su propio autor, aunque nunca sabremos si esta afirmación es cierta del todo, ya que Buckley falleció antes de terminar su segundo trabajo. En cualquier caso, hablamos de un disco poliédrico que muestra varias facetas en el universo en el que se mueve, capaz de saltar de la épica de la propia Grace la nostalgia de Lover You Should've Come Over o de la celebración de las sensaciones en Last Goodbye al recogimiento monacal de Corpus Christi Carol. Buckley se mueve como pez en el agua a través de los cortes, adaptándose a las subidas y bajadas en una interpretación magistral coloreada por el amplio espectro al que podía llegar con su voz.
by Manuel

domingo, 19 de enero de 2014

Mikel Muñoz - The Band · Historia y Música


Me gustaría aclarar en primer lugar que no soy un fan entregado de The Band. No conozco gran parte de su discografía después de Stage Fright, aunque si bastante bien sus primeros álbumes. Dejando a un lado los trabajos que publicaron bajo su autoría, los habré escuchado en incontables ocasiones como acompañantes de Bob Dylan en el famoso bootleg del Live At The Royal Albert Hall o como apoyo en Planet Waves. Siempre me han atraído como grupo, aunque reconozco que nunca he sentido la necesidad de ahondar más allá de Stage Fright. Hay que reconocerles que a finales de los sesenta cada uno de sus componentes tenía un carisma arrollador, acentuado aún más por esas enigmáticas fotografías en blanco y negro incluidas en la carpeta del Brown Album. Son un grupo del que siempre he querido saber más, sobre todo de aquella primera época en la que fueron capaces de desarrollar una música tan genial como propia, conocer los tejemanejes de su proceso de grabación, saber cómo contribuía cada uno de sus miembros al proceso creativo o ahondar en la historia de personajes tan atormentados como Richard Manuel.

El libro de Mikel Muñoz supone un acercamiento inmejorable en castellano a la obra e historia del grupo. Su lectura es ágil y no se corta a la hora de juzgar sus trabajos de una forma objetiva. Normalmente, un libro sobre un grupo musical adolece de tomar partido con marcada tendencia a ensalzar la obra de la que se habla, ya que los potenciales compradores son fans que desean leer por enésima vez acerca de las virtudes de sus ídolos. Mikel Muñoz no se anda con falsas concesiones y, cuando tiene que hablar de la sequía creativa que comienza en Cahoots, se muestra implacable a la hora de enumerar las carencias y fallos de cada nueva entrega. El libro va al grano desde el principio y nos ahorra innecesarias descripciones sobre los años de juventud de los miembros del grupo. Su primera etapa con Ronnie Hawkins dura justamente lo necesario y el momento en el que Dylan los recluta como banda de acompañamiento no se hace esperar demasiado. También son de agradecer las interesantes fotografías del interior en las que podemos ver instantáneas tan interesantes como una de 1965 en la que los miembros del grupo no son ni la sombra de lo que serán un lustro después. También se agradece que el libro no nos haga la jugarreta de colarnos largos apéndices para hacer bulto como suele ocurrir en el género de la literatura sobre rock.

Dylan, Manuel, Hudson, Helm, Danko, Robertson

No hay unos pasajes específicos que me gustaría destacar. Me sorprenden en cambio algunas ideas que se me quedaron grabadas una vez terminé el libro. Aunque Mikel Muñoz resalta con justicia las mejores canciones de la obra crepuscular del grupo, deja la impresión de que The Band tras Stage Fright acusa una creciente sequía creativa de la que nunca volverá a recuperarse. Tras el resbalón de Cahoots se suceden directos y discos de versiones en un desesperado intento por esquivar el juicio por parte de crítica y público a nuevo material. De hecho, tras el fracaso de Cahoots en 1971 se produce un brusco parón creativo que durará cuatro largos años hasta Northern Lights Southern Cross. Sus dos últimas entregas aún conservan destellos de su primera obra, pero ya nunca volverá a ser igual. Otro aspecto que me llama la atención es la tácita rivalidad entre Levon Helm y Robbie Robertson en su pugna por liderar el grupo. Al terminar el libro me quedo con la idea de que Levon Helm es (o mejor dicho, era) un ingrato rencoroso que no supo valorar las cruciales contribuciones creativas de Robbie Robertson. No quiero que se me entienda mal, hablo del Levon Helm de los ochenta y en los incontables momentos en los que se dedicaba a despotricar sobre su ex-compañero ante la menor oportunidad, acusándolo de robar la autoría de los temas del grupo y alegando a la vez que la composición de los temas era una labor de puesta en común. Resultan llamativas esas declaraciones cuando en su carrera en solitario era evidente que como compositor no poseía ningún tipo de aptitud.

Dejando a un lado estos aspectos difíciles y peliagudos, el libro de Mikel Muñoz ayuda a entender la historia de estos cinco hombres, no sólo como grupo, sino en su periplo vital. A pesar de que Levon Helm se convirtió después en una persona irritante, me sigue emocionando verlo cantar The Night They Drove All Dixie Town en The Last Waltz escudado por Robbie Robertson y el resto de sus compañeros. Este libro sirve sobre todo como sentido homenaje a las páginas doradas que The Band escribió en la historia del rock como Music From Big Pink, su segundo álbum homónimo o The Last Waltz.

viernes, 19 de octubre de 2012

Los Tres Angeles de The Band.

The Band fue un grupo muy grande. Quizás demasiado grande para su tiempo. En una época donde las grandes bandas disfrutaban de sus años de mayor esplendor popular, The Band nunca llegaron a ser un grupo de consumo masivo pero sí que tuvieron siempre una aureola de grupo de culto que les llevó a ser respetados y admirados por multitud de artistas y desde todos los géneros. Conocidas son la devoción que por ellos sentía la revista Rolling Stone o músicos ajenos a la banda como Eric Clapton (que llegó a solicitar su posible ingreso en el combo canadiense), Neil Young o Joni Mitchell. The Band fueron un grupo irrepetible, que por supuesto iban mucho más allá de esa etiqueta de “el grupo de Dylan”.


Robbie Robertson era la cabeza pensante del grupo. Compositor principal y alma mater de la banda. La persona que decidió terminar con el invento de la mejor forma que uno puede imaginar: el concierto de The Last Waltz. Siento verdadera admiración por este compositor (y guitarrista mayúsculo) a pesar de que haber quedado, injustamente, como el malo de la película. 

Garth Hudson por su parte, era el lugarteniente perfecto. Músico superdotado, su estilo y musicalidad influyó y sigue influyendo a multitud de grupos, perseverante, tímido y coherente, siempre representó ese lado tranquilo y rural que la música del grupo destilaba.

Pero más allá de estos dos personajes claves en la historia de The Band, esta entrada está hecha para retratar y homenajear a las tres voces del grupo. Tres personalidades fascinantes, antagónicas entre si, pero que se complementaban de una manera extraordinaria haciendo de The Band uno de los grupos más versátiles y completos de la historia. Los tres han fallecido y por ello denominamos a esta entrada homenaje como Los Tres Angeles de The Band.


Levon Helm (1940 – 2012).

Quizás sea el favorito de muchos seguidores del grupo. Único miembro de The Band que no era canadiense (de Arkansas, más concretamente) y de reciente desaparición, Levon era todo carácter. Una personalidad de esas que llamamos arrolladoras, tanto a nivel instrumental (no solo era un batería sensacional, sino que también se defendía con las seis cuerdas), vocal, como en su particular forma de ser. Hablamos de un batería único, cuya sombra se ha proyectado en multitud de baterías posteriores (Eagles, The Black Crowes, etc,..), y al mismo tiempo dotado de una voz muy potente que daba a muchos temas del grupo ese extraña mezcla de contundencia rockera y aroma campestre tan peculiar. Verle cantar y desgañitarse mientras mamporreaba las baquetas era todo un placer.


Su marcada personalidad también ha sido objeto de múltiples anécdotas. No se casaba con nadie (famoso su abandono en plena gira del 65 con Dylan), su eterna enemistad y lucha de egos con Robbie Robertson, chocaba muchas veces con su aspecto afable y de tipo “despistado”. Levon era el pulmón de The Band. Solo un cáncer pudo con el.

Temas clave: The Night They Drove All Dixie Down, Up On Cripple Crick, Ophelia, Don´t Do It.

Curiosidad: Levon es autor, a gusto personal, de varios de los mejores discos en solitario de cualquier miembro del grupo. Especialmente recomendables son los discos Dirt Farmer y Electric Dirt. Discos de corte tradicional, country, terrenos donde el eterno batería mas a gusto se sentía.


Richard Manuel (1943- 1986).

Solo hace falta visionar las secuencias de The Last Waltz donde aparece entrevistado por Martin Scorsese, para darse cuenta de la fragilidad emocional que este hombre tuvo siempre. Manuel era la sensibilidad soul en The Band. Sin duda, el mejor cantante natural del grupo y dueño de una voz angelical que tuvo un peso especifico enorme en los primeros dos discos del grupo (Music From Big Pink en especial). Tristemente, Richard fue preso de las drogas muy pronto y su papel y presencia vocal en los siguientes discos del grupo fue aminorándose hasta resultar testimonial.


Manuel se suicidó en 1986 en una habitación de hotel tras un concierto. Los años posteriores a la separación oficial de la formación original de The Band fueron especialmente duros para los cuatro miembros que continuaban en el grupo (todos menos Robertson). En pocos años habían pasado de actuar para grandes multitudes, a convertirse en un grupo de bar, actuando en minúsculas salas para 200 o 300 personas. Manuel, tras la separación de la formación original, entró en caída libre. Y es que a pesar de que su papel en el grupo original fue menguando, este siempre supuso para él una razón para la supervivencia y le aportaba un sentido de pertenencia que le hizo no caer en la depresión que acabó con su vida. Robertson siempre declaró que los últimos años del grupo fueron desesperantes, ya que muchos de los miembros del grupo estaban mas pendientes de las drogas que del proceso creativo. Supongo que mucha parte de culpa de todo ello la tuvo Manuel.

Temas clave: Tears Of Rage, I Shall Be Released, King Harvest, The Shape I´m In.

Curiosidad: Counting Crowes, grupo que siempre señaló a The Band como su mayor influencia, grabó el tema If I Could Give All My Love (Richard Manuel Is Dead) en claro homenaje al músico. Aparece en el cuarto album del grupo Hard Candy de 2002.


Rick Danko (1942- 1999).

Todos los que admiramos a The Band, hemos querido ser como Rick Danko alguna vez. Bajista excepcional, carismático, con un innegable atractivo físico y sobre todo, dueño de una voz personalísima. El gran merito de Danko en The Band fue que a medida que el grupo crecía y avanzada, el lo hacía en la misma proporción. En mi opinión, Danko acabó siendo la pieza clave del grupo en sus últimos años, el miembro de The Band que más mejoró con el paso de los años hasta alcanzar la perfección en el reivindicable album de 1976 Nothern Ligths (donde brilla con luz propia en su canción por excelencia, la inolvidable It´s Make No Difference) y en The Last Waltz, donde a pesar de que es Robertson quien mas minutaje ocupa, el que acapara toda la atención ante nuestros ojos es Danko.


Como bajista, se me ocurren muy pocos nombres a la altura de este señor. Le oyes tocar las líneas de temas como la propia It´s Make No Difference o el mismo Coyote de Mitchell en el concierto de despedida, y te tienes que frotar los ojos. Además, cuando cantaba, lo hacía desde el corazón. Interpretaba como nadie.

Sus últimos años fueron especialmente decadentes. Deformado en su aspecto físico (cualquiera que busque fotos de Danko en sus últimos años de vida puede dar fé de ello), olvidado, falleció de un ataque al corazón en 1999. Rick siempre fue un tipo con muy buena relación con sus compañeros de andanzas. Apenas se le recuerdan episodios conflictivos (lejos de la lucha de poder que tenían Helm y Robertson) y quiero pensar que actuaba como dinamizador de las relaciones entre los demás. Lo suyo eran las mujeres, con las que siempre triunfaba.

Temas clave: This Wheel On Fire, The Unfaithful Servant, Stage Fright, It´s Make No Difference.

Curiosidad: El personaje que interpreta el actor Billy Cudrup en la película de Cameron Crowe "Casi Famosos" (2000), está parcialmente inspirado en la figura de Rick Danko


viernes, 9 de abril de 2010

The Band - The Last Waltz


Es muy difícil hablar sobre un DVD con tanta historia como The Last Waltz, el último concierto de The Band recogido en una película documental rodada por Martin Scorsese en pleno estado de gracia. Considerado como el mejor DVD musical de todos los tiempos según la revista Rolling Stone (aquí podéis ver el listado completo), The Last Waltz es la última imagen de un grupo legendario que daba su adios definitivo rodeado además por estupendos amigos.

The Band estaba compuesto por cinco miembros: Robbie Robertson, Richard Manuel, Rick Danko, Levon Helm y Garth Hudson. Robertson y Manuel fueron en un principio los principales compositores, quedando el segundo relegado a un segundo plano a medida que pasaban los años por sus excesos con el alcohol. A excepción del guitarra Robbie Robertson, los otros cuatro eran músicos multiinstrumentistas, siendo además Helm, Danko y Manuel carismáticos vocalistas que alternaban la voz principal en la interpretación de las canciones del grupo. Garth Hudson era el mayor de todos ellos y el que disponía de mayores conocimientos musicales, convirtiéndose en una especie de guía musical para el resto del grupo desde sus inicios.

Formados en 1959 alrededor de la figura del cantante Ronnie Hawkins bajo el nombre de The Hawks, el grupo comenzó entonces un largo camino que les llevaría a adquirir la suficiente personalidad propia como para publicar álbumes bajo su exclusiva autoría hacia finales de los años sesenta. En esa fascinante evolución tuvo vital importancia que Bob Dylan los reclutara en 1965 como banda de acompañamiento, ya que fue The Band el grupo que escudo a Dylan cuando éste decidío electrificarse en aquellas atípicas giras en las que tuvieron que soportar abucheos en lugar de aplausos por parte de los aficionados folk más extremistas. Tanto es así que Levon Helm, batería y vocalista del grupo, dejó la banda por aquella época para irse a trabajar a una petrolera, ya que no podía soportar tantas noches frente al desprecio del público. Una vez Dylan se retiró a Woodstock para comenzar una nueva etapa en su carrera después de los excesos del sonido mercurial, The Band decidió acompañarle al completo para improvisar y ensayar en un entorno mucho más tranquilo. Fue entonces cuando definieron su sonido por completo y publicaron su primer trabajo títulado Music From The Big Pink, un álbum que bebía directamente de las raices de la música tradicional americana y que saldría al mercado en plena resaca psicodélica. A este formidable trabajo le siguió otra obra maestra bajo el homónimo nombre de The Band para posteriormente caer en declive con sus siguientes entregas discográficas, no volviendo a alcanzar las estratosféricas alturas de aquellas dos primeras obras.

De izquierda a derecha, Richard Manuel, Levon Helm, Rick Danko, Garth Hudson y Robbie Robertson.

The Last Waltz es un honesto ejercicio de despedida donde The Band dice adios definitivamente a su público en el mismo lugar donde dieron su primer concierto como grupo, el salón de baile Bill Graham Winterland. Acompañados por amigos de toda la vida como el primer frontman al que acompañaron, Ronnie Hawkins, y personalidades que por entonces estaban en la cresta de la ola, como los también canadienses Joni Mitchell y Neil Young, el grupo intercala canciones propias de sus álbumes con acompañamientos a artistas invitados. El escenario alumbrado por enormes lamparas ve pasar a figuras como Eric Clapton, Muddy Waters, Neil Diamond o Dr. John.

Mención aparte merecen dos invitados que aparecen hacia el final de la película: Van Morrison cantando una soberbia versión del tema Caravan de su álbum Moondance y Bob Dylan tocando con el grupo la canción Forever Young (single del álbum Planet Waves, único trabajo de estudio en el que el genio de Duluth estuvo acompañado por The Band). La intervención de Bob Dylan en este documental tiene su pequeña historia, ya que su participación en el concierto estuvo en vilo hasta el último momento. A pesar de que The Band fue y será su grupo de acompañamiento por excelencia, Dylan grababa por la misma época una extraña y larga película llamada Renaldo & Clara de inminente estreno. Pensaba con cierto egoismo que su participación en la película de Scorsese podría eclipsar el estreno en los cines de Renaldo & Clara, por lo que se negó en rotundo a interpretar más de un tema durante su actuación con el grupo. Sin embargo, al final de Forever Young su corazón se ablanda pensando en los viejos tiempos, así que después de intercambiar unas breves palabras con Robertson, se lanza con una portentosa interpretación de Baby Let Me Follow You Down, canción que nos retrotrae a la legendaria gira de Dylan y The Band en aquel ya lejano 1966. El final del concierto es apoteósico con un I Shall Be Released cantado entre Dylan y Manuel que pone los pelos de punta, sobre todo por ver a dos bestias gruñonas como Morrison y Dylan compartir micrófono.

Después de The Last Waltz, los miembros del grupo, salvo Robbie Robertson, volvieron a reunirse en 1983 para realizar una nueva gira de éxito relativo. Robertson ha mantenido su promesa de no volver a tocar con el grupo y el concierto que comentamos será para siempre el último en el que los cinco miembros originales de The Band tocaron juntos. Decimos "para siempre" con tanta seguridad, porque lamentablemente dos de los componentes del grupo fallecieron hace tiempo: Richard Manuel se suicidó en la habitación de un hotel en 1986 y a Rick Danko le llego la muerte mientras dormía a la edad de 56 años.


Epílogo: Renaldo & Clara, película surrealista que dura cerca de cuatro horas interpretada, escrita y dirigida por Bob Dylan obtuvo muy malas críticas y no pasó de distribuirse en más de cuatro cines de los EEUU xD