Mostrando entradas con la etiqueta paul simon. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta paul simon. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de febrero de 2015

Javier Márquez - Simon & Garfunkel, Negociaciones y Canciones de Amor


Hace más de veinte años que me regalaron mi primer disco de Simon & Garfunkel, Parsley Sage Rosemary & Thyme, y aún sigo sorprendiéndome de las extraordinarias capacidades como compositor de Paul Simon. Hasta ahora me limitaba a admirar su genio como creador y su afán por evolucionar a través de los años. No sabía nada de su vida personal ni de su intermitente y peculiar amistad con Art Garfunkel. El amigo Mansion tuvo a bien prestarme el libro de la editorial Milenio que vamos a comentar en esta entrada escrito por Javier Márquez, gracias al cual he enriquecido enormemente mi percepción sobre el dúo. Después de terminarlo queda claro para cualquier despistado que Paul Simon es uno de los compositores más importantes del siglo XX y que su trayectoria artística no termina después de la separación del dúo, sino que trasciende incluso a su inmenso legado de los sesenta.

El hilo conductor que se mantiene durante todo el libro es la frágil amistad que une a Simon y Garfunkel a lo largo de los años, viendo como cambia de forma cíclica entre las peleas de egos y la necesidad mutua de volver a verse. Teniendo en cuenta la enorme desigualdad artística entre ambos, sorprende que Paul Simon acceda cada dos por tres a compartir escenario con alguién capaz de diluir su presencia escénica en favor de la nostalgia. Y es esperanzador comprobar también como ese vínculo sobrevive a los años y los vaivenes profesionales.


Después de la separación, a principios de los setenta

El libro ofrece al lector un seguimiento exhaustivo de la trayectoria vital de ambos protagonistas y va encajando las piezas casi sin proponérselo, ofreciendo un marco sólido en el que encuadrar discos, canciones y conciertos ya conocidos. Resulta sorprendente redescubrir muchos temas clásicos del dúo gracias a la nueva información ofrecida sobre ellos, en los que era impensable a estas alturas preguntarnos el porqué de su genesis o qué querían expresar en el momento de su publicación de lo asimilados que los tenemos. Javier Márquez nos desvela también el proceso creativo del dúo dentro del estudio, reivindicando a Garfunkel como parte activa en el acabado final, ya que se trabajaba a conciencia sus partes vocales e imponía arreglos y añadidos orquestales apoyado por el productor Roy Haylee. Por ejemplo, un tema como Bridge Over Troubled Water habría terminado de una forma muy distinta si Garfunkel no hubiera insistido en enfocarlo como un canto a la amistad universal, siendo el épico final in crescendo otra de sus inestimables contribuciones.

El libro aclara también algo tan controvertido como la separación de ambos a finales de los setenta, indicando que Garfunkel fue el principal culpable al centrarse en una carrera cinematográfica con la que intentaba conseguir el protagonismo que nunca lograría alcanzar en la música por sí sólo. Esto desembocó en un marcado desinterés que molestó mucho a Simon durante la grabación de Bridge Over Troubled Waters, ya que Garfunkel llegó semanas tarde e intento imponer su criterio en varios temas que ya se encontraban más que perfilados. Otro aspecto crucial contado de forma magistral es el resurgir de Paul Simon a mediados de los ochenta gracias a su interés por la música africana. Sorprende para bien la humildad con la que un genio de su talla logró introducirse en aquella escena musical tan exótica y la extraña, pero efectiva, forma de grabar un álbum fundamental para la historia de la música como Graceland.

El autor del libro se ha documentado de primera mano hasta el más mínimo detalle y se nota por la pormenorizada descripción de los múltiples conciertos ofrecidos a lo largo de los años. Esta información se encuentra apoyada por la mención de una ingente cantidad de títulos de bootlegs y grabaciones piratas que se encuentra desglosada en las últimas páginas del libro para aquel que quiera seguir profundizando en el legado musical de ambos. Resulta admirable el tesón con el que el autor se ha ido documentando a juzgar por la gran cantidad de títulos que se van desgranando a lo largo de sus páginas.


Old friends, winter companions

Para terminar, me gustaría hacer mención a algunos puntos negativos que no terminan de gustarme. A partir de 1970, las carreras de Simon y Garfunkel en solitario se van alternando intentando mantener una línea temporal que resulte comprensible para el lector, pero en casos puntuales ésto no se consigue. Cuando se habla de la carrera de Garfunkel en la segunda mitad de los ochenta, se hace mención a Graceland en pasado cuando aún no se ha hablado de él en el libro. Resulta un poco mareante encontrar esas incongruencias temporales, aunque reconozco la dificultad de mantener esa consistencia cuando se tienen que describir periodos más o menos largos de dos trayectorias paralelas en el tiempo. Otro lastre del libro es la carrera en solitario de Art Garfunkel. Mucho menos interesante que la de su compañero, en cuanto lees su nombre estas deseando pasar y pasar páginas hasta volver a leer sobre Simon. Entiendo que es necesario ir alternando las carreras de ambos, pero se pierde el interés en varios puntos a riesgo de abandonar el libro varios días y queda la sensación de que Garfunkel es tratado de forma demasiado benevolente. Para terminar este pequeño apartado sobre los puntos negativos, decir que el libro fue publicado en 2004 y por consiguiente termina de forma abrupta cuando ya disponemos de una década completa con más discos de Paul Simon o reuniones del dúo que no se han podido tratar. Quizá ya es hora de una nueva edición con la que hacer los añadidos necesarios para actualizar el libro.

En resumen, nos encontramos ante un libro muy interesante con el que profundizar en la historia del dúo más importante del siglo XX. Además, creo que ésta es la primera vez que leo un libro acompañado de un móvil con el que ir viendo los vídeos y las actuaciones que se comentan en él. Si alguien se anima a leerlo, que aproveche la app de youtube para sacar el máximo partido a la experiencia.

Old Friends by Simon & Garfunkel on Grooveshark

sábado, 25 de octubre de 2014

Simon & Garfunkel - DVD: The Concert In Central Park.


Aunque durante muchos años circuló oficialmente en su versión en VHS, el aquí comentado es la versión en DVD. Y es que estamos ante uno de los conciertos mas famosos de su tiempo. Celebrado el 19 de Septiembre de 1981 en el famoso parque urbano de la ciudad de New York, The Concert In Central Park es un documento imprescindible y un buen reflejo de la grandeza de la música que Paul Simon y Art Garfunkel crearon durante las décadas de los sesenta y setenta. Ante mas de medio millón de espectadores, el dúo repasa las canciones mas relevantes de su repertorio, alguna que otra versión ajena y varias joyas de sus carreras en solitario.

Lo primero que llama la atención es el carisma que desprenden los dos juntos. Art, ataviado de un chaleco negro y vestido de vaqueros es todo expresividad. Paul, siempre mas introvertido, se muestra alegre y mas "hablador" de lo normal. Su look de americana sobre camiseta blanca causó furor en la moda de la época. Hay que recordar que esta actuación supuso la primera reunión en vivo del dúo y ante los ojos de su público desde su famosa ruptura once años atrás y con la salvedad de unas actuaciones conjuntas y benéficas en 1974. Solventadas muchas diferencias personales, la relación que ambos expresan en el escenario es la de respeto y atención mutua. Hay instantes en que se observa cierta camaradería entre ambos a través de evidentes sonrisas y guiños de satisfacción cómplice. Atrás quedaban los años de desencuentro y de distanciamiento.


El concierto en sí se enmarcaba dentro de una serie de eventos de carácter anual en la ciudad de New York. Desde hacía un tiempo venia celebrándose cada año y en el mismo lugar, conciertos de carácter multitudinario (y gratuito) con grandes estrellas de la música en cartel. Gente como Elton John o Barbra Streisand ya habían congregado a multitudes ante el escenario. Pero nada comparado con lo logrado por Paul Simon y Art Garfunkel en esta ocasión. Tanto uno como otro, tenían ciertas reservas respecto a su poder de convocatoria (sobre todo Paul, que había sufrido recientemente el fracaso comercial y artístico en asistencia a sus conciertos con su proyecto de película/disco de One Trick Pony), pero todo temor quedó disipado cuando delante de la pareja se congregaron mas de medio millón de entusiastas seguidores, suponiendo todo un récord para la época. Curiosamente, sería el mismo Paul Simon quien diez años después, superaría ese récord aglutinando a 750.000 personas en su famoso Concert In The Park de 1991.

Los días previos a la celebración del evento (por el que ambos se embolsaron jugosas cantidades de dinero) reaparecieron las tensiones y los viejos fantasmas entre ambos artistas cuando comenzaron los ensayos y la preparación del formato de concierto/repertorio. Mientras la compañía (con el beneplácito de Art) proponía un concierto en solitario de Paul para al final del mismo, salir Art como "invitado estrella" a compartir escena con su compañero en las canciones mas populares del dúo, Simon se negaba en rotundo por considerar que esa opción le otorgaba un cartel de telonero de Art que no estaba dispuesto a tolerar. Ademas, Garfunkel quería un concierto sin arrope externo de percusiones y demás, algo mas puro y escueto como en sus recordados conciertos de los sesenta. Paul, de nuevo se mostró contrario a esa idea, y puso como condición el poder contar con su banda habitual y dotar a la actuación de una instrumentación mas rítmica y rica, como venía haciendo en sus albumes en solitario. Al final tanto la compañía y promotores cedieron, y Paul ganó esa batalla.


Aunque no son pocos los seguidores del dúo que no consideran esta actuación todo lo brillante que debía haber sido, no deja de ser una hermosa puesta en escena a través de un repertorio único y de la mano de dos interpretes irrepetibles. El escenario, muy coqueto, simulaba la azotea de un clásico edificio del centro de New York y tanto las luces ténues como el entorno arbolado dan al concierto un ambiente muy especial. Como señala el mismo Simon en el concierto: "Bienvenidos a un concierto entre vecinos". Ni que decir tiene que canciones como Mrs Robinson, The Sound Of Silence, Bridge Over The Troubled Water o Homeward Bound suenan impecables y bellísimas. Pero quizás, me quedo con las extraordinarias versiones de AmericaScarborough Fair, que sencillamente, me dejan sin aliento. El dúo también incorpora versiones de temas ajenos como el clásico de los Everly Brothers Wake Up Little Susie que versionaban en sus inicios, o una emocionante A Heart In New York, con un Garfunkel en estado de gracia.

Pero lo mas atractivo del concierto para un seguidor de Simon, como quien esto escribe, es la inclusión generosa de varios de los primeros clásicos del repertorio en solitario del pequeño genio de New Jersey. Ademas, en muchos de ellos, acompañado en las voces por el propio Garfunkel, dando a esos temas nuevos e interesantes matices. Entre ellas, American Tune, la ácida Me and Julio Down by the Schoolyard, o la marchosa Late In The Evening. Por supuesto, también hay momentos para que ambos actúen en solitario y mientras Paul se guarda para si la extraordinaria Still Crazy After All These Years, Art nos asombra con una interpretación de April Come She Will abrumadora. El momento mas tenso de la noche lo protagoniza un espectador cuando salta al escenario (no se sabe muy bien a que) mientras Simon canta en solitario el verso "On a cold December evening, I was walking through the Christmas tide, When a stranger came up and asked me, If I'd heard John Lennon had died..." de la canción (ese día estrenada) The Late Great Johnny Ace. Solo con ver la cara de susto de Simon y recordar lo ocurrido a pocos metros de allí apenas nueve meses antes, a uno se le ponen los pelos de punta. En definitiva, un concierto que sigue siendo todo un acontecimiento, incluso, treinta años despues de su celebración.


domingo, 7 de septiembre de 2014

Paul Simon en cinco discos

Aunque el protagonismo de Paul Simon en el blog no ha venido siendo muy relevante, si que tengo que confesar que varias de las personas que aquí escribimos profesamos una enorme admiración por el menudo genio. De hecho, habíamos barajado varias opciones para homenajearle a través de diferentes artículos, pero al final nos hemos decidido por incluirle en la sección de “un músico en cinco discos” a modo de repaso de los cinco álbumes imprescindibles de su carrera en solitario y en posteriores entradas, hacer un repaso exhaustivo a las diez canciones esenciales que compuso durante su período con Art Garfunkel. Evidentemente una figura del peso de Paul Simon requeriría un trabajo mucho mas profundo, pero bueno, todo se andará.

Realmente la obra discográfica de Paul Simon (72 años, recordemos) no es muy vasta en número de referencias. Si hacemos recuento y dejando a un lado sus discos en directo y recopilatorios encontramos cinco discos de estudio con Art Garfunkel, dos bandas sonoras (El Graduado y One Trick Pony), el Songbook del 65 y once discos de estudio en una carrera en solitario de mas de cuarenta años. Al lado de ilustres compañeros generacionales puede dar la sensación de ser algo corta, pero los que conocemos su obra con profundidad damos fe de que estamos ante un músico extraordinario. Mas allá de su talento para la melodía, de su innegable sentido de la ironía en los textos y de su infravalorada genialidad como guitarrista, Simon es ante todo un incesante buscador de ritmos y sonidos. Su obra es tan ecléctica que me atrevería a decir que es quizás el músico que mas estilos y géneros ha abordado con éxito. Elegir cinco discos de Paul Simon en solitario es un ejercicio de reivindicación a su figura y de reconocimiento a uno de los mas grandes songwriters del siglo XX (y parte del XXI).

Paul Simon (1972)


Con el tiempo se pudo constatar que uno de los principales motivos que originó la separación del dúo Simon&Garfunkel, fueron las inquietudes creativas de su principal compositor, que iban mucho mas allá de las impecables melodías y armonías que hicieron famoso al grupo. Simon, en un gran ejercicio de autoafirmación, tituló a su primer album en solitario (si dejamos a un lado el Songbook) de forma homónima y con una imagen en la portada que dejaba muy clara su intención inicial. Desde un principio Simon quiso labrarse una carrera personal al margen del recuerdo de sus míticas composiciones con Garfunkel, y aunque le costó lograrlo a ojos de los muchos aficionados a su música, al final lo consiguió. Este fantástico album puso la primera piedra. Tiene mucho y bueno de todo el universo creativo de Paul Simon: experimentos con las músicas incas en Duncan, coqueteos con el reggae en Mother and child reunion (Simon fue uno de los primeros artistas americanos en acercarse de lleno a la música de Jamaica), excepcionales piezas pop como Me and Julio down by the schoolyard, curiosos instrumentales como Hobo´s blues o la deliciosa Papa Hobo, mi favorita de la colección. Hay alguna que otra canción que no termina de encajar (Armistice Day), pero no podría haber empezado mejor.

There Goes Rhymin´Simon (1973)


Haciendo caso omiso a algunas presiones por parte de la discográfica, Simon decidió no salir de gira promocional con su album debut, sino que optó nuevamente entrar en el estudio para sacar partido a su gran momento de inspiración y motivación, espoleado por las buenas críticas recibidas de su primer disco y por aspectos mas personales como el nacimiento de su primer hijo, Harper, y la buena armonía que existía con su mujer de entonces. Paul Simon ha sido siempre un músico muy condicionado por sus diferentes momentos vitales a la hora de grabar sus discos, y There Goes Rhymin´Simon es un ejemplo evidente de ello. No es descabellado pensar en este album como el mejor de toda su carrera. De hecho, muchos aficionados lo sitúan en la cima de su legado, y es que contiene diez canciones absolutamente redondas. Esta vez se apoya en la música negra (blues y gospel) para entregar varias de sus canciones mas memorables. A gusto personal descataría las dos nanas mas deliciosas que ha escrito nunca (Was a Sunny Day y sobre todo, St. Judy's Comet), la obra maestra que es American Tune, el gospel mas adictivo de Loves Me Like a Rock, el comienzo con la divertida Kochadrome y la extraordinaria Something So Right. Un disco perfecto.

Still Crazy After All These Years (1975)


Aunque sus dos primeros discos habían disfrutado de un notable éxito comercial, no fue hasta su tercer album cuando crítica y público se dieron la mano. Still Crazy After All These Years permanece aun como el único disco de Simon en lograr el número uno en la listas americanas y como el primero de sus discos en solitario en lograr el Grammy al disco del año. Al margen de estas consideraciones, este jazzistico disco representa un inmejorable cierre a una de las etapas mas creativas y geniales del compositor de New Jersey. Incluso supone un nuevo hito en sus colaboraciones con su amigo de siempre, Art Garfunkel, a través de la excelente My Little Town, popular canción que no oscurece los méritos singulares de esta nueva colección de canciones. La pieza que da título al album es sencillamente extraordinaria. 50 ways to Leave Your Lover (primer y único número uno en singles de Paul Simon en solitario) o Some Folks' Lives Roll Easy son otras muestras impecable del sentido del humor y la fina ironía en los textos de Simon. Gone At Last es todo un subidón ritmico y Silent Eyes es una balada final que te encoje el corazón. 

Graceland (1986)


Tras el éxito de su tercer album, Simon entró en una espiral algo irregular en cuanto a sus entregas discográficas. Los años que transcurrieron entre 1976 y 1984 fueron muy intensos en lo personal (separaciones, drogas, bodas, giras con Garfunkel...) y supusieron para Simon una especie de travesía en el desierto, aunque soy uno de los que siempre reivindicarán discos como One Trick Pony (1980) y sobre todo Hearts And Bones (1983). Pero fue en 1984 cuando el destino quiso que Paul Simon diera con una casette repleta de exhuberantes y novedosos sonidos africanos. Su obsesión por esa música le llevó a contactar con varios de los autores de esas extrañas musicas y a grabar muchas de ellas en pleno suelo sudafricano. Sobre esas bases construyó varias de las mas hermosas melodías de su carrera y dió origen a uno de los albumes clave no solo de Paul Simon sino de la música popular. Un album universal asentado en la música africana que llevo a Simon a vender varios millones de copias y a situarle nuevamente en lo mas alto, esta vez, como símbolo de lo que luego se denominó World Music. Boy In The BubbleDiamonds on the Soles of Her Shoes, You Can Call Me Al, Graceland, Crazy Love, Vol. II, Under African Skies...Un album único. Se recomienda el visionado del documental de reciente edición titulado Under African Skies para comprender aun mejor la trascendencia de este disco.

So Beautiful Or So What (2011)


Al elegir los cinco discos esenciales de Paul Simon, tuve claro que debía seleccionar uno de su última y mas que recomendable etapa. Tanto You´re The One (2000) como Surprise (2006) podrían haber ocupado ese lugar perfectamente, pero me he decidido por este fenomenal So Beautiful or So What (2011) por ser el último de los grabados por su autor y por suponer un compendio perfecto de la música que hace reconocible a Simon ante el aficionado. Cualquiera que sienta curiosidad por la música de Paul Simon y quiera empezar la historia desde el final, tiene en este disco un comienzo inmejorable. Con treinta y ocho minutos de duración, tiene varios momentos muy a tener en cuenta. El comienzo contagioso de Getting Ready For Cristhmas Day, la compleja y brillante Dazziling Blue que nos transporta inevitablemente al album Graceland, la excelsa Love and Hard Times o el curioso instrumental Amulet, que desde esos acordes iniciales tan sugerentes te va sumergiendo en una serie de sensaciones que te acaban por desmontar emocionalmente hasta enlazar con Questiones For The Angels, sencillamente perfecta. Simon tiene mucha fama de ser excesivamente metódico y perfeccionista (de ahí que haya editado pocos discos y muy separados en tiempo), pero resultados como este le darán siempre la razón.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Pequeños flops entre grandes hits (Parte 1 de 3)

No sé si le ocurrirá a alguien más, pero siempre que escucho un disco recopilatorio me encuentro con alguna canción que por su calidad no me parece digna de ser incluida entre lo mejor de tal o cual grupo. En esta entrada voy a enumerar algunas de esas canciones, no es ningún ranking ni están ordenadas siguiendo un criterio específico. Son simplemente temas que aparecen con asiduidad en discos de grandes éxitos y que no me gustan nada de nada. Puede que aparezcan canciones con las que todo el mundo esté de acuerdo y otras que, por emblemáticos, pueden crear algo de controversia. Nada más lejos de mi intención, esta entrada es una selección muy personal con la que sólo yo puedo estar de acuerdo al cien por cien.


The Beatles - Eight Days a Week

Empezamos fuerte con The Beatles. Nadie es perfecto y, aunque los Beatles rozaron la perfección, también guardan entre sus singles algún que otro tema que deja mucho que desear. Eight Days a Week pertenece a la época de Beatles For Sale, es decir, a un momento en el que los Beatles se encontraban en horas bajas, cansados de componer y salir de gira. Había que sacar un nuevo single en plena vorágine de la beatlemania y el tándem Lennon/McCartney se esforzó para cumplir con una de sus canciones más tontas hasta la fecha. Eight Days a Week es un tema sin alma escrito por compromiso en el que el grupo bordea con temeridad la barrera entre la melodía tonta y la ridícula.



Paul McCartney - Ebony And Ivory

Aunque Tug Of War es uno de los álbumes más queridos por los fans de McCartney, para mí no es un trabajo muy reivindicable y el hecho de que Stevie Wonder participara en él, tiene buena parte de culpa. Aparte de la aberración que supone plantar una estridencia como What's That You're Doing en la cara A con esos sintetizadores (que dañan el oído como tenedor en plato), la otra colaboración que apareció como single tampoco les quedó muy allá. Ebony & Ivory es una canción de McCartney en la que Wonder se prestó para poner la segunda voz y hacer el contraste de buenrollismo que sermoneaba la letra. Es una canción simpática en las primeras escuchas, pero que he llegado a aborrecer después. No se pierde ningún recopilatorio de McCartney y el paso del tiempo le ha pasado factura. El verdadero éxito de este tema lo ha alcanzado a la postre en un medio tan denostado como el karaoke.



John Lennon - Whatever Gets You Through The Night

A mediados de los setenta, Lennon era el único beatle que no había alcanzado el nº 1 con ninguno de sus singles (incluso Ringo se le adelantó). Durante las sesiones de Walls & Bridges se sacó de la manga una canción creada expresamente para alcanzar esa diana. Y contra todo pronóstico, lo consiguió. Cuenta la leyenda que Elton John vaticinó el éxito de Whatever Gets You Through The Night en cuanto escuchó la canción en el estudio, yo tengo que confesar que no habría acertado esa predicción ni en un millón de años. Este tema peca de sonido atronador y, como he dicho antes, se le ven demasiado las intenciones por agradar. Ese saxofón que entra desde el principio rebuznando no tiene precio.



Dire Straits - Private Investigations

Los Dire Straits nunca fueron santo de mi devoción, pero con esta canción se superaron a sí mismos en todos sus defectos. El principio con la guitarra española me mata por hortera y ese recitado de Mark Knopfler llega a lograr lo más difícil todavía, conseguir que una canción de Dire Straits supere los niveles de aburrimiento a los que nos tienen acostumbrados. La atmósfera de novela negra que intentan conseguir llega a resultar ridícula y ese final en el que cambian a la guitarra eléctrica en plan grandilocuente... ¿a santo de qué? ¿aportar más dramatismo a la historia? No le veo ningún sentido, es como intentar acabar a lo grande cuando entre tanto recitado ni siquiera se llegó a empezar nada.



The Beach Boys - Heroes & Villains

Es sabido por casi todos que si Good Vibrations fue antesala de Pet Sounds, Heroes And Villains debería haberlo sido para aquel proyecto frustrado de Brian Wilson llamado Smile. Cualquier comparación con un monumento al pop como Good Vibrations me parece desafortunado y Heroes And Villains no hace más que testificar la perdida total de rumbo por parte de Brian Wilson en un momento en el que se encontraba al borde del colapso. Esta canción no es digna sucesora de Pet Sounds y no me parece para nada un single brillante. Aparece en todos los recopilatorios del grupo y yo me pregunto, ¿nadie se da cuenta de que está compuesta por partes a cada cual más ridícula?



Simon & Garfunkel - Cecilia

No la aguanto en ningún recopilatorio y, mucho menos, en el álbum al que pertenece, Bridge Over Troubled Water. Después de una canción tan increíble como la que da título al disco, Simon & Garfunkel se descuelgan con un tema chusco en percusión y de temática irreverente. Me resulta extraño encontrarme una canción sobre una ninfómana descontrolada, cuando antes he levitado de gozo ante un himno dedicado a la amistad y a la superación como es Bridge Over Troubled Water. Además, es una canción tan impropia del dúo que resulta extraña de por sí, ya que en toda su discografía precedente no existe algo parecido. Por canciones como ésta (y Keep the Customer Satisfied, y Baby Driver, etc.), tengo claro que Bridge Over Troubled Water no es ni un álbum redondo ni el mejor trabajo de Simon & Garfunkel.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Passion For Acoustics - The Sounds Of Silence

Hoy toca hablar de uno de los músicos más importantes de la década de los sesenta. No sé donde leí que Paul Simon es un compositor único e incomparable, que sus canciones tienen un estilo tan personal que es difícil buscarles influencias anteriores. Muchas veces me pregunto que misteriosos mecanismos le llevaron a componer algo tan genial como The Sounds Of Silence.


La canción que proporcionó el éxito al dúo Simon & Garfunkel no fue concebida tal y como la hemos oido en la versión que aparece arriba. The Sounds Of Silence fue publicada por primera vez en formato acústico en el primer álbum del grupo llamado Wednesday Morning 3 AM. El fracaso comercial de este disco llevó a la primera separación del dúo. Paul Simon se embarcó en un viaje a Londres mientras Art Garfunkel continuaba sus estudios de matemáticas en la Universidad de Columbia. Una vez en Londres, en un estudio del Soho, Paul Simon grabó en tan sólo dos horas el que sería su oculto y misterioso primer trabajo en solitario con el título The Paul Simon Songbook. El album pasaría desapercibido para el gran público durante más de cuarenta años hasta su reedición en CD en el año 2004. En él podemos encontrar versiones acústicas de canciones que serían publicadas en los siguientes álbumes de Simon & Garfunkel como I Am A Rock o Flowers Never Bend With The Rainfall. La versión acústica que escucharemos de The Sounds Of Silence es la que pertenece a este álbum. Paul Simon sin Art Garfukel, ni falta que le hacia.



El fracaso del primer album de Simon & Garfunkel pudo subsanarse al año siguiente de su publicación. En 1965, los Byrds pusieron de moda el folk rock y el productor de Wednesday Morning 3 A.M. Tom Wilson (nombre bastante conocido por los fans de Bob Dylan) tuvo la feliz idea de añadir bateria, bajo y guitarra eléctrica a la versión acústica de The Sounds Of Silence sin el permiso de su creador. La canción se convertiría en un gran éxito comercial y el dúo volvería a reunirse para grabar su siguiente álbum bajo el impulso de aquel inesperado triunfo.