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sábado, 8 de junio de 2013

The Concert for Bangladesh




El otro día me sorprendí al leer que aquel concierto que montó el bueno de George a beneficio de la gente Bangladesh (en realidad fueron dos conciertos, pero da lo mismo) había sido elegido por Rolling Stone como el mejor directo de la historia. Uno, que pese a ser beatlemaníaco no es tonto del todo, dicha elección le dejó cuando menos perplejo. Entonces recordé una crítica que escribí hace unos años a propósito de este concierto en el foro de Liverpool.es (a todos los efectos un walking dead de la red). Y he querido recuperar este texto para el blog.

La verdad es que el concierto me decepcionó. Al verlo en vídeo, me refiero. El álbum no está mal, no es para tirar cohetes pero ni tiene mal sonido (ni más ni menos que el de la mayoría de grabaciones en directo de aquella época) ni las interpretaciones son malas (la guitarra de Clapton demasiado “chillona” para mi gusto, pero en fin). Es más, cuando lo compré hará cosa de quince o veinte años lo trillé hasta cansarme. Quizá eso tengo algo que ver, que me lo sepa de memoria le quita gracia al asunto. Pero me temo que no van por ahí los tiros. 

Partamos de la base de que la realización es digna de televisión local de Zambia (y eso tirando por lo alto). No me refiero, ya lo dije antes, a la calidad de la imagen, sino a las imágenes en sí mismas: los encuadres son malísimos, las cámaras nunca enfocan al protagonista de ese momento… ¿Tan raro es querer ver al que canta? ¿O al que toca el solo de guitarra? Pues de eso nada de nada. 

 
Un problema menor viene heredado de mi nula simpatía hacia el “muro de sonido” de Spector. Y es exactamente lo que tenemos en este concierto: tocan todos a la vez, con la única excepción de Dylan (probablemente es que no quedara en el escenario ningún enchufe libre, quién sabe). Nos encontramos con dos baterías, cuatro guitarras eléctricas, tres acústicas (los Badfinger castigados en el rincón), dos bajos, un piano, un órgano y el coro de la parroquia de al lado de casa de Billy Preston (¿¿¿a nadie se le pasó por la cabeza meterle un tiro al de la pandereta???). Habrá a quien le guste el muro de sonido, pero no es mi caso.

Pero mi mayor decepción vino al ver la actitud de los músicos. El pasotismo reinante, vaya. No se ve que ninguno de ellos disfrute, que se lo esté pasando bien sobre el escenario. Es un poco “seamos profesionales, chicos” como si no quisieran estar allí. 


George le pone algo de empeño, pero siendo realistas le falta ese puntito de carisma (o llamémosle de la manera que sea) no ya para hacer vibrar al público, sino al menos para engancharlo; no es de extrañar que su gira estadounidense del 74 fuera un fracaso. Ringo en su papel: sentado al fondo, dándole a los tambores con eficiencia y saludando afable cuando le presentan, pero poco más. No sé si mencionar a Klaus: por muy alemán que uno sea, la cara de cabreo que tiene es para dar muuuucho miedo. Y qué decir de Eric Clapton, con su look de el-de-en-medio-de-los-chichos, que parece que fue porque no tenía nada mejor que hacer (en realidad nadie le esperaba ya por allí cuando apareció), porque no es que se le vea muy por la labor; de hecho diría que toca sabiéndose tan pero tan sobrado… que se queda corto. 

 
En el otro extremo y, por poco, salvando los papeles tenemos a un Leon Russell un tanto inexpresivo (no se destaca por ello) pero mostrándose a gusto, sobre todo en el Jumping-Jack-Flash; su versión tiene fuerza y ritmo para hacer moverse al respetable. Dylan, dentro de su parquedad, está en su papel: sabe que su mera presencia basta para que el público se entregue y es eso justamente lo que consigue. Desde el primer tema hace suyo el escenario y se impone su carisma (justo lo que le falta a George o a Eric); destaca sobre los demás muy sobradamente.

Y dejo para el final lo mejor, lo más destacable del concierto. Lo que, a otros tan tontos como el que esto escribe, haría rememorar este concierto por encima de mitos, música o canciones: me refiero claro está a Billy Preston y su baile espasmódico. El Epilectic dance deberían haberlo llamado. Es el único momento del concierto en que se ve que disfrutan tocando o, al menos, viendo a Billy moverse.

domingo, 26 de febrero de 2012

Anexo: Top Ten Beatles Songs

A petición popular, he decidido recuperar el abandonado ranking sobre las mejores canciones de los Beatles. Me he dado cuenta de que no lo retomo desde diciembre del año pasado, cuando hablamos de la cuarta posición en la que se encontraba Something. El motivo principal para dejarlo tan estancado es sencillo: me da pereza abordar las tres últimas entradas, ya que son publicaciones que requieren mucho trabajo para sacarlas adelante. Así que antes de entrar en el medallero, he escrito un pequeño apéndice abarcando desde la undécima hasta la decimoquinta posición. Son textos cortos que me han servido como calentamiento para atreverme con lo que queda del Top Ten. Además, creo que resultará curioso descubrir cuales fueron las canciones que estuvieron a punto de entrar entre las diez primeras.

Nº 11. Across The Universe

Compuesta a primeras horas de la mañana e influenciada por el consumo de ácido, Across The Universe data de las caóticas sesiones pertenecientes al álbum Magical Mystery Tour. Lennon la tenía en muy alta estima y la presentó como candidata para ser el próximo single de los Beatles junto a Hey Bulldog (ambas fueron las competidoras directas para arrebatarle el puesto a Lady Madonna). Sin embargo, después de varias sesiones en las que el grupo trabajó sobre ella, el tema quedó relegado al olvido y publicado en un LP benéfico de la Fundación Mundial de la Fauna Salvaje. En esta primera versión publicada aparecen las chicas que Lennon encontró en cierta ocasión en la puerta del estudio y a las que invitó para hacer los coros. Across The Universe permaneció apartada de la discografía del grupo hasta que Phil Spector la recuperó para incluirla en el álbum Let It Be. Adornada con cuerdas y coros celestiales al estilo del nuevo productor, fue presentada a los fans del grupo de la peor manera posible. Menos mal que el álbum Let It Be ...Naked nos la trajo de vuelta décadas después con un sonido nítido y claro que hacía justicia a un tema tan descuidado en el cancionero de los Beatles.


Nº 12. Here Comes The Sun

A veces dudo entre decantarme por Here Comes The Sun o la grandiosa Something como mi tema favorito de George Harrison en los Beatles. Here Comes The Sun guarda una calidez y un brillo tan intenso como canción pop que capta de una forma perfecta el regreso de la primavera tras un intenso invierno. Esa sensación fue la que invadió a Harrison mientras componía el tema con una guitarra cuando paseaba un soleado día por el jardín de Eric Clapton, hastiado de las tensas y aburridas reuniones que marcaron el final de los Beatles como grupo. Acompañada por una tenue instrumentación creada por George Martin, Here Comes The Sun es uno de los pocos cortes de Abbey Road en los que Lennon no participa en absoluto, convaleciente como estaba tras sufrir un accidente de coche en Escocia. De hecho, tras su vuelta a las sesiones de grabación instaló una cama en el estudio para que Yoko Ono, que viajaba con él en el vehículo, pudiera acompañarle en todo momento. Emociona comprobar lo bien que conjugan las voces de McCartney y Harrison en los coros de Here Comes The Sun, a pesar de lo mal que se llevaban por aquella época.


Nº 13. Here, There And Everywhere

Compuesta en la piscina de la casa de Lennon en Weybridge, Here There And Everywhere ha sido mencionada por LennonMcCartney tras la disolución del grupo como una de sus canciones favoritas del grupo al que pertenecieron. Las hipótesis sobre su origen indican que McCartney trataba de encontrar un sonido similar al de los temas que los Beach Boys habían creado para su obra maestra Pet Sounds, en especial God Only Knows. Sin embargo, por fechas es imposible que McCartney hubiera escuchado Pet Sounds antes de componerla. Here There And Everywhere es una mezcla exquisita entre canción de amor y canción de cuna inspirada, al igual que ocurrió en For No One, en su tormentosa relación con Jane Asher. El corte se enriquece enormemente de los cuidados coros a tres voces que Lennon, Harrison y McCartney cantaron guiados por los arreglos de George Martin. Here There And Everywhere evidencia el contraste existente en Revolver entre Lennon y McCartney como compositores, cuando el primero de ellos se había iniciado en el ácido y el segundo se negaba a probarlo, manteniendo intacto el clasicismo pop en canciones como ésta o Eleanor Rigby.


Nº 14. Norwegian Wood (This Bird Has Flown)

Hay tanto que decir sobre este tema que debería haber quedado mucho más arriba para dedicarle una entrada algo más extensa. En primer lugar, esta canción marca una importante etapa de transición de su autor desde las variaciones románticas de los primeros Beatles hasta la madurez que invade un álbum tan crucial como Rubber Soul. Norwegian Wood es un eslabón más, tras I'm A Loser o You've Got To Hide Your Love Away, en la admiración que Lennon sentía por las canciones de Bob Dylan. Es más, el propio Dylan le da la replica a Norwegian Wood con el tema 4th Time Around en el álbum Blonde On Blonde, diciéndole hacia el final "Yo nunca pedí tu entrepierna, ahora no pidas tu la mía". La autoría de Norwegian Wood parece aceptada de forma universal como 100 % de Lennon, aunque Ian McDonald matiza que Lennon había dicho en una entrevista para Rolling Stone que la parte intermedia pertenece a McCartney, por lo que estaríamos hablando de una colaboración al 50 %. Como apunte final, indicar que Norwegian Wood es un tema crucial por otro motivo más, al ser la primera canción del grupo en la que se introduce un instrumento oriental como el sitar. Los ingenieros de sonido tuvieron que sudar la gota gorda para grabarlo, ya que los indicadores de la mesa se ponían rojos al registrar el sonido de un instrumento tan poco acostumbrado.


Nº 15. While My Guitar Gently Weeps

Terminamos la entrada con la tercera contribución de Harrison al ranking de los Beatles. Influido por la idea de relativismo tras leer el I Ching, un libro ancestral filosófico chino, Harrison decidió componer una canción sobre las primeras palabras que leyera en un libro escogido al azar ("gime dulcemente", fue lo primero que leyó). La canción pasó por una primera fase acústica, ya que fue creada durante la estancia de los Beatles en la India con el Maharishi. En el estudio, sin embargo, fue evolucionando hacia un sonido más duro en el que el resto de los Beatles se fue implicando (de hecho, la introducción al piano inicial es de McCartney). Las sesiones para encontrar un sonido de la guitarra acorde con el título se fueron alargando hasta que Harrison decidió encargar la tarea a su amigo Eric Clapton, al que conocía desde su militancia en los Yardbirds. Clapton sugirió añadir algo de ADT al sonido que acababa de grabar para el sólo de guitarra y, antes de abandonar el estudio, decidió regalar la guitarra que acaba de utilizar a Harrison, una Gibson Les Paul color cereza llamada Lucy que el beatle utilizó en grabaciones posteriores como las de Sexy Sadie, Cry Baby Cry o Something.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Top Ten Beatles Songs - Nº 04: Something

A punto de llegar a la zona de medallas, nos encontramos con la primera (y única) canción de George Harrison en el ranking. Una posición bastante digna para alguién que no se había planteado componer canciones durante los inicios del grupo, pero que poco a poco fue adquiriendo tablas hasta superar a sus inalcanzables compañeros.


Something fue la primera cara A de Harrison en un single de los Beatles y, además, por pleno derecho. Lennon la reconocía como el mejor tema de un álbum como Abbey Road y, pasados los años, se ha convertido en nada menos que la segunda canción más versionada de los de Liverpool (tan sólo Yesterday llega a superarla).

Aunque Something terminó apareciendo en Abbey Road, Harrison la compuso en un descanso durante las grabaciones del White Album. George se inspiró para el arranque de su nuevo tema en una canción de James Taylor titulada Something In The Way She Moves. Taylor era por entonces otro de los músicos apadrinados por Apple, ese sello discográfico con intenciones filantrópicas que terminó por convertirse en uno de los mayores quebraderos de cabeza para los Beatles en sus últimos años. McCartney fue el que actúo como cazatalentos para el fichaje de James Taylor por mediación de su entonces futuro cuñado Peter Asher, implicándose en cierta medida junto a Harrison en la grabación del primer álbum del cantautor publicado en 1968 (aquel en el que aparece la canción ya mencionada que inspiró a George). Según Ian McDonald:

  • Harrison y el publicista Derek Taylor tenían una broma recurrente. Cada vez que alguno de los dos tenía una idea, decían sarcásticamente "Ésta podría ser la buena". Something, compuesta al piano a mediados de 1968 en Abbey Road, durante un descanso de las grabaciones de The Beatles, se convirtió realmente en la buena para Harrison. [...] Según Harrison, el cálido y suave suspiro semitonal de la estrofa/estribillo, con la letra sacada, sin pensar, del título de una canción de James Taylor, surgió con facilidad. La parte intermedia, en cambio, tuvo que esperar a encontrar el camino del La mayor en vez de regresar al Do inicial, y para entonces parece que la inspiracion lírica empezaba a flojear.


Aquí no puedo estar más en desacuerdo con el bueno de Ian, ya que Something es para mí perfecta en todas sus partes. La parte intermedia, que aquí es calificada como poco inspirada, resulta uno de los momentos más apasionantes en la última etapa de la carrera de los Beatles. Y digo ésto ahora cuando Something no era precisamente uno de mis temas favoritos en las primeras escuchas que le dediqué a Abbey Road. Deslumbrado con apenas dieciseis años por el fabuloso medley de la cara B, recuerdo que se me hacía algo aburrida. Bastantes años después, coincido con Lennon en que Come Together y Something son lo mejor de Abbey Road. No quiero desviarme mucho del tema, pero Come Together me parece una canción tan revolucionaria como Tomorrow Never Knows, mientras Something se alza como una de las canciones de amor más bellas jamás escritas. Harrison era un compositor serio y en raras ocasiones dejaba escapar su vena romántica como llegó a hacer en Something.



Revisando el cancionero de Harrison dentro de los Beatles, resulta extraño encontrarle tan pocas canciones dedicadas al amor: If I Needed SomeoneI Want To Tell YouI Need YouLong Long LongSomething y para de contar. George podía descolgarse con una canción sobre una aburrida espera (Blue Jay Way), críticas a la sociedad (PiggiesI Me Mine), cantos a la llegada del verano después de un intenso invierno (Here Comes The Sun) o incluso una caja de bombones (Savoy Truffle), pero sus canciones dedicadas al amor pueden contarse con los dedos de una mano.

  • Grabada tras un intento fallido el 16 de abril en cinco sesiones muy separadas, Something llegó a durar casi ocho minutos, debido a un extenso apéndice instrumental que luego fue suprimido. Durante el proceso hubo tiempo de sobra para replanteamientos, y Starr y McCartney aprovecharon la ocasión para adornar o mejorar sus partes.



Ian McDonald afirma que el bajo de McCartney resulta en la canción demasiado sobrecargado. Harrison pensaba lo mismo y, años más tarde, lo afirmó sin medias tintas siempre que hablaba de la canción. Vuelvo a discrepar. Creo sinceramente que el bajo de McCartney en Something es una de sus mejores interpretaciones al instrumento dentro de los Beatles. Es más, hay momentos en los que el bajo roba todo el protagonismo al resto de los instrumentos.


Vídeo grabado con el bajo aislado en el altavoz izquierdo. Si inhabilitáis el derecho, lo escucharéis claramente.

Por cierto, el extenso apéndice instrumental que menciona Ian McDonald en el párrafo anterior fue liderado por Lennon al piano y daría lugar posteriormente a Remember, una de las canciones del soberbio álbum Plastic Ono Band. No me importaría escuchar algunas de esas tomas de 8 minutos de Something.

Por último, si hace algún tiempo citabamos a Jane Asher como fuente de inspiración para For No One, no podíamos terminar la entrada sin mencionar en esta ocasión a Pattie Boyd por el mismo motivo. Esposa de George Harrison desde 1966, aportó con toda seguridad la inspiración necesaria para dar forma a la letra final de Something.

  • Something es la cúspide de los logros de Harrison como compositor. Carente de sus habituales armonías amargas, despliega una estructura tonal de gracia clásica y efecto panorámico, apoyada por la contramelodía de viola y violoncelo, y los delicados violines en pizzicato, durante la parte intermedia, con arreglo de George Martin. Si McCartney no tuvo celos, debería haberlos tenido.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Tres documentales: Harrison, Davies y The Who

Aprovechamos una nueva entrada para dar carpetazo al Beefeater In-Edit Festival, al que ya dedicamos una primera entrada a propósito del documental The Sacred Triangle que puedes leer aquí. Dentro de la amplia programación, bastante centrada en homenajear en la presente edición a Murray Lerner, servidor acudió a los pases de tres documentales más:

George Harrison - Living in the material world



Como buen beatlémano, mi presencia era obligada. Puede decirse que la palabra que mejor define a este documental es "bonito"; también el término "emotivo" resulta bastante apropiado aquí pero, como puede tener una connotación negativa al entenderse como lacrimógeno y no es así, prefiero no usarlo.

Pese a durar casi 3 horas y media, no es una biografía exhaustiva, ya que no se dedica a detallar su vida, ni sus logros musicales, ni profundiza en casi ningún tema. ¿Qué es entonces este documental? Es más bien una semblanza del beatle tranquilo: nos cuentan a grandes rasgos hechos importantes en su vida y en su carrera, y las personas más cercanas a él nos cuentan cuál ha sido la huella que George dejó en ellos. No importan los hechos aquí, sino la persona que hay detrás.

Testimonios de primer nivel: mujeres, hijo, familia, y muchos compañeros y conocidos: Paul y Ringo desde luego, Clapton, Yoko Ono, Klaus Voorman y Astrid, los Pythons Terry Gilliam y Eric Idle, Tom Petty, Ray Cooper (de los más afectados), Phil Spector (impresionante, ya veréis), Jackie Stewart... Algunos testimonios, como no podía ser de otra forma, son grabados: los del propio George (del Anthology), Neil Aspinall, Billy Preston... El que todos sus amigos se vuelquen aquí, como ya ocurriera en el Concert for George, creo que resulta bastante significativo y es buena muestra de la calidad humana de George. Hay también alguna ausencia notable, al menos en mi opinión, siendo la más destacable la del Wilbury Bob Dylan (tampoco recuerdo que apareciera Jeff Lynne, pero en la ficha de imdb aparece, así que puede ser una mala jugada de mi maltrecha memoria).

En resumen, un bonito documental que haciendo honor al homenajeado resulta muy espiritual. Imágenes y videos que al menos servidor no conocía, una buena banda sonora de fondo que hace un buen seguimiento a su carrera (tanto en solitario como en sus bandas), y un guión inteligentemente planteado. Scorsese sale triunfante de esta empresa. Imprescindible para todos los melómanos y muy especialmente para los seguidores de The Beatles.


Ray Davies - Imaginary Man



Para mi toda una sorpresa este modesto documental sobre el líder de The Kinks. Es prácticamente una conversación entre Ray Davies y Julien Temple (quién también realizó otro documental sobre Dave Davies, aunque no lo vi), una relajada reflexión de Ray sobre lo que suponen para él The Kinks, el trabajo de compositor y la fama. Si uno espera una biografía al uso se llevará una decepción desde luego, así que prefiero aclararlo: esta película es más bien algo minimalista, una deliciosa retrospectiva contada en voz baja.

Lo cierto es que Ray Davies, por lo visto en el documental, me resultó un tío de lo más simpático. Además de esa fina ironía tan inglesa, del estilo de la de Harrison que comentamos más arriba, sus extravagancias y su forma de ser me resultaron totalmente cautivadoras. Es la anti-estrella del rock, un tipo que en el mismo documental reconoce "es genial ser alguien como yo, prácticamente nadie me reconoce por la calle". Es un tipo con los pies en el suelo, que a pesar del éxito y el dinero siempre ha vivido en el mismo barrio en que creció de niño (se compró una mansión cuando triunfó con The Kinks, pero la vendió al poco tiempo para volver a su anterior casa), que no cayó en los excesos habituales de los rockeros, ni nada de nada...

Un tipo de lo más normal, aunque resulte curioso observarlo paseando sin dejar de cantar ni por un instante. A sus pies Mr. Davies.


Amazing Journey - The Story of The Who



Al contrario del anterior film, esta sí es lo que podríamos definir como una biografía convencional sobre The Who. En dos horas nos ponemos al corriente de las andanzas de los miembros del mítico grupo británico.

Realizado en 2007, tan solo cuenta con la participación de Daltrey y Townshend, únicos miembros vivos de la banda. Cuenta asimismo con los testimonios de managers (actuales y anteriores), familiares y algún que otro amigo. En el aspecto negativo, la elección de los otros músicos que intervienen en el documental dando su testimonio y rindiendo pleitesía: ¿en serio que no había nadie mejor que Sting, Noel Gallagher o The Edge que se prestara a aparecer?

Por lo demás, un correcto film que hace gala de un más que abundante material videográfico, una buena estructura narrativa y, sin conocer previamente su biografía, me da la impresión que no tratan de nadar y guardar la ropa: no se cortan a la hora de explicar sus adicciones, enfrentamientos, excesos, escándalos, etc... Es más, me resultó sorprendente la mala relación entre Daltrey y los otros tres músicos (o más bien al revés, entre los otros tres y Daltrey), y cómo el mismo Townshend no se corta a la hora de menospreciarlo. También hay momentos divertidos, cuando no hilarantes, sobre todo cuando está Keith Moon de por medio (como cierta aparición en la televisión estadounidense en la que explota el bombo de la batería con fuegos artificiales, impresionante).

Un buen documental, al fin y al cabo, con el que disfrutar de una gran banda.

lunes, 2 de mayo de 2011

Javier Tarazona/Ricardo Gil - George Harrison, El Hombre Invisible


Las Navidades pasadas me regalaron un libro llamado George Harrison, El Hombre Invisible. Tenía mucha curiosidad por leerlo, nunca está de más profundizar algo más en la carrera de George en solitario, mi eterna asignatura pendiente. Ahora caigo en que tampoco he leído ningún libro dedicado a Lennon o McCartney, pero no creo que me pierda mucho más de lo que ya sé sobre estos dos (¡toma humildad!). Además, la mayoría de biografías que he hojeado sobre ellos adolecen del mismo defecto: antes de llegar a la separación de los Beatles, tienes que tragarte por enésima vez la historia completa del grupo con todas esas anécdotas archiconocidas. En el caso que nos ocupa, la situación es diferente, ya que nos encontramos ante una biografía donde George es el protagonista absoluto. Es más, cuando toca hablar de los Beatles, los autores esquivan aquellos años despachándolos en 6 o 7 páginas, algo muy de agradecer.

Leí el libro hace bastante tiempo, así que se me ha pasado el arroz para profundizar en detalles. Me queda una visión general que intentaré plasmar de la mejor manera posible. El libro se deja leer con facilidad y se nota la pasión que los autores sienten por el homenajeado (de hecho, uno de los autores es el director de la revista Beatles Garden). Al terminarlo, deja la sensación de que su principal objetivo es hacer justicia al tercero de a bordo en los Beatles, casi siempre eclipsado por los otros dos. Nos llevan de la mano cuidadosamente desde los primeros días de George en la escuela hasta escasos años antes de su muerte. Y digo escasos, porque sin saberlo me hice con una edición publicada algo antes del fallecimiento de George. Esto resulta una ventaja para el lector, ya que, como dijimos en otra entrada de cuyo nombre no quiero acordarme, la muerte de un ídolo suele desprender de objetividad a cualquier biógrafo que se precie de serlo.

Extraña fotografía del grupo con George en primer plano

La persona que me lo regalo tardó bastante en encontrarlo, tan sólo la propia editorial pudo hacérmelo llegar después de rastrear los últimos ejemplares que quedaban en contadas librerías. Hace pocas semanas me enteré de que podría haber sido mucho más fácil, ya que los mismos autores publicaron a finales del año pasado otro libro sobre George Harrison llamado De Beatle a Jardinero que ha resultado ser una reedición ampliada de la obra que nos ocupa. Me extraña que la editorial no lo comentara para ahorrarse el trabajo de rastreo, pero en fin... nos queda la ventaja de leer un texto limpio de tristeza y homenaje gratuito. Eso si, la edición que poseo adolece de lo mismo que cualquier biografía musical escrita en castellano: más de un tercio del libro se nos va en apéndices innecesarios que traducen las letras u ofrecen un aluvión de datos aburridos. Me pregunto que friki será capaz de prestar atención a tanto relleno.

Es imposible negar el gran talento musical que George atesoraba mientras militaba en los Beatles, pero después de leer el libro me parece demasiado parcial echar la culpa absoluta a Lennon y McCartney de que ese talento permaneciera oculto tanto tiempo. Esto no lo dicen en el libro, pero es una reflexión que me surge por sí sola. George Harrison comenzó con impetú su carrera en solitario, soltando lastre con todas las canciones que había compuesto dentro de los Beatles. Sin embargo, ya con su segundo trabajo puede notarse cierta falta de espíritu que va menguando a medida que corre la década de los setenta. Ian McDonald dice en Revolución en la Mente que los Beatles entraron en la treintena por separado y sumando individualmente mucho menos talento artístico que juntos en la década pasada. Achaca esa disminución en la calidad del legado post-beatle, no a la falta del estimulo que suponía competir entre ellos en el estudio, si no a la entrada en sus vidas de otras inquietudes como la familia u otras aficiones.

¡Flojo!

La sensación que queda al leer el libro es que la producción musical de George después de abandonar los Beatles va publicándose entre una mezcla de desinterés y apatía. No digo que su música carezca de calidad, pero viendo fechas entre sus discos de estudio y analizando el número de conciertos que ofreció durante su vida, queda claro que no era precisamente el beatle más activo. McCartney ha bajado paulatinamente el ritmo de producción musical con los años, aunque después de los ochenta ha alcanzado un ritmo relativamente estable, pero lo de George es punto y aparte: la publicación de un sólo disco (Cloud Nine) en la friolera de veinte años. Queda claro que, al entrar en la década de los ochenta y cercano a los cuarenta años de edad, la música pasó para él a un segundo o tercer plano. A partir de entonces, el libro se ocupa casi exclusivamente de su vida familiar, de su actividad como productor de cine (pleitos incluidos) o incluso de su participación en eventos nostálgicos como la entrada de los Beatles en el Rock And Roll Hall Of Fame. Esa falta de impetu durante la segunda mitad de su vida podríamos trasladarla a su estancia dentro de los Beatles y, aunque Lennon y McCartney coparan el cancionero del grupo de una forma algo egoísta, podemos deducir que Harrison también se sentía cómodo en aquel segundo plano al que quedaba relegado.

Harrison no era precisamente una persona de una gran ambición profesional, al contrario que McCartney, por lo que quizá con su sorprendente triunfo a principios de los setenta con All Things Must Pass tuviera suficiente para el resto de su vida. En cualquier caso, la forma en la que planteaba sus nuevos proyectos no provocaban una evolución artística palpable, una chispa que convirtiera en emocionante la génesis de un nuevo álbum. Siempre trabajó con los mismos músicos y su sonido sólo alcanzó nuevos matices con un productor ajeno a sus anteriores trabajos, Jeff Lynne. Todo queda en suposiciones.

viernes, 31 de diciembre de 2010

TOP Nº 01 - George Harrison - All Things Must Pass (1970)


Y llegamos por fin al final de otra sección. Voy a echarla de menos, ya que durante estos últimos meses ha sido genial reencontrarme con lo mejor de la música de los Beatles en solitario. Nos ha ocupado casi todo un año, aunque se concibió en un principio para que terminara el más que pasado 4 de julio ¿Qué ha ocurrido para plantarnos en Navidades con el nº 1? He preferido tomármelo con calma, dejando el espacio necesario entre cada posición y dando el tiempo suficiente para recrearnos con cada uno de estos maravillosos discos. Decidí que nunca deberían coincidir dos discos de los Beatles en la primera página del blog, así que han llegado a transcurrir meses sin una nueva entrada. También es cierto que cada post se ha preparado de forma concienzuda a partir del puesto nº 6, intentando hilar los párrafos de manera que la lectura fuera amena y fácil, aportando toda la información posible sobre todo lo que había detrás de cada álbum.

Paso a paso, hemos llegado así al cantado nº 1. Muy previsible, aunque tengo la esperanza de que alguien que haya seguido la sección y apenas tenga noción sobre la carrera en solitario de los miembros del grupo, se sorprenda encontrando un álbum de George Harrison en la cúspide. Sé que es difícil sorprender a nadie con tanta información circulando por Internet, pero sería genial haber descubierto un disco tan maravilloso al menos a una persona con esta entrada. Esa persona pensaría en un principio... ¿un álbum de George Harrison en el número 1, por encima de McCartney o Lennon? Pues si, y aunque toda posición en este listado es discutible, escuchar este álbum te descubre si o si una colección de canciones soberbias. Dicho esto, entramos de lleno en el disco a comentar.


La primera composición de Harrison que aparece publicada en un álbum de los Beatles es Don't Bother Me. George se encontraba enfermo en un hotel de Bournemouth durante una serie de actuaciones del grupo en Gaumont en agosto de 1963. Bill Harry, un periodista de Liverpool, le animó a componerla después de escuchar el instrumental Cry For A Shadow que George había co-escrito con Lennon antes de que estallará la Beatlemania. La canción no puede escapar del tono sombrío por la enfermedad que sufría su autor en ese momento, aunque crea un boceto muy definido de su futuro trabajo en la composición. Tan definido que marca las pautas desde el principio para diferenciarse de sus compañeros y crear una nueva voz dentro del seno del grupo. Ian McDonald afirma con mucha razón en Revolución en la Mente que Harrison aporta a la música pop algo poco común en ella, la seriedad.

George no publicará nuevos temas hasta tres discos después en el álbum Help!, cuando el tandem Lennon-McCartney se ha consolidado ya como una marca de confianza infalible. De ahí las dificultades de George para poder meter más de dos canciones en los trabajos de los Beatles. Incluso George Martin, el productor del grupo, se ha arrepentido en alguna que otra ocasión de su reticencia para trabajar con las canciones que George llevaba al estudio. El tiempo dió la razón finalmente a alguien que tuvo que competir de tú a tú con el tandem de compositores más famosos del siglo XX. Aunque sólo superó el número de dos temas por álbum en Revolver, George ganó mucho terreno en los singles publicados durante los últimos años del cuarteto. En 1968 situó The Inner Light como cara B del single Lady Madonna, en 1969 Old Brown Shoe como cara B de The Ballad Of John And Yoko y, por fin, la ansiada cara A de Something que relegaba a un tema tan rompedor como Come Together a un papel secundario. El afan de superación de Harrison es digno de admiración. Quizá por ser mucho más joven que el resto de los componentes del grupo, tardó algo más en desarrollar sus aptitudes y, a pesar de encontrarse a la sombra de dos genios como Lennon y McCartney, fue subiendo peldaños en el grupo hasta superar a ambos en los últimos discos de los Beatles.

Las canciones de All Things Must Pass son el fruto de la impotencia de Harrison para publicar todo el material que había compuesto en los últimos años de los Beatles. Quizá publicar dos canciones por álbum cuando grababan Help! o Rubber Soul iba más acorde con el ritmo de composición que llevaba por entonces, pero en los tiempos del White Album o Abbey Road, no. Durante los ensayos para Let It Be, Harrison dejó ver ese malestar durante una conversación que quedó recogida en las cintas de grabación del estudio:


He encontrado la traducción a esta conversación en el libro Las Canciones Secretas de los Beatles de Alejandro Iranzo y Antonio Vizcarra:

  • George: Os diré lo que quiero hacer después del concierto. Sabéis que tengo muchas canciones, tantas que podría llenar los próximos diez años, o diez álbums. Me gustaría, quizá, hacer un álbum con estas canciones.
  • John: Pero, ¿en solitario?
  • George: Sí. Porque creo que estaría bien sacármelas de encima y luego ver como suenan.
  • John: Pero eso no sería bueno para la imagen de los Beatles, ver como George hace un LP en solitario.
  • George: Si, pero sería bonito. Cualquiera de nosotros puede hacer cosas por separado. De esta manera, la imagen de los Beatles queda preservada. Puedo regalar todas estas canciones a otra gente que lo haría bien, pero me paro a pensar y digo, ¡que cojones!, son mis canciones y las tengo que hacer yo.
  • Yoko: Muy bien. Es una buena idea.
  • George: Estas canciones las puedo grabar y mezclar en una semana, porque son muy simples. No creo que haya que dedicarles mucho tiempo.

Es difícil conjeturar cuales fueron los temas rechazados por los Beatles que terminaron en All Things Must Pass y que canciones fueron creadas expresamente para el álbum con el grupo ya separado. Jordi Sierra i Fabra indica que 16 de las 18 canciones que componen los dos primeros discos del triple álbum fueron compuestas por George en 1969, aunque Mark Lewisohn afirma que Isn't It A Pity fue propuesta por George en 1966 para el álbum Revolver. En cualquier caso, en el libro Las Canciones Secretas de los Beatles se indica, en base al kilométrico metraje grabado para Let It Be, que los temas compuestos por George durante su estancia en los Beatles fueron: All Things Must Pass, Isn't It A Pity, Let It Down, Hear Me Lord, What Is Life, My Sweet Lord, Apple Scruffs, The Art Of Dying, Run Of The Mill y Wah Wah. El resto podrían haber sido compuestos después de la disolución del grupo o bien no propuestos por George para que fueran grabados por los Beatles. Si McCartney disolvía el grupo en abril de 1970, George terminaba de grabar su triple álbum debut cuatro meses después, en agosto de ese mismo año. Trabajaba con la ventaja de tanto buen material que había sido rechazado por el grupo.


George era desde luego el que peor llevaba aquello de ser un Beatle: "Ya no soy un beatle" dijo tras subir al avión después del último concierto que ofrecieron en 1966 en Candlestick Park de San Francisco. Cuando grababan las tediosas sesiones para Sgt. Pepper, George se aburría soberanamente recordando la fascinación que le había dejado su reciente viaje a la India. En los últimos años del grupo, publicó dos álbumes experimentales que anticipaban su deseo a volar en solitario: Wonderwall y Electronic Sound. También fue, junto a McCartney, uno de los Beatles más implicados en producir a artistas de Apple. Algunos de los apadrinados por George fueron Jackie Lomax, para el que cedió la fantástica Sour Milk Sea, Billy Preston y Doris Troy. También grabó con la Plastic Ono Band de Lennon y se fue de gira con Delaney & Bonnie mientras los Beatles expiraban como grupo.

El álbum fue grabado con la producción de Phil Spector en los studios Trident y en Abbey Road. A pesar de tener el sobrenombre de The Quiet One dentro de los Beatles, George era cualquier cosa menos tímido. Sus amigos decían que charlaba por los codos y su don de gentes le granjeo tantas amistades dentro del mundo de la música que, a la hora de grabar su primer álbum, no le faltaron colaboradores para echarle una mano: Ringo Starr, Jim Gordon, Carl Radle y Eric Clapton de Derek & Dominoes, Gary Brooker de Procol Harum, Klaus Voormann de Manfred Mann, Ginger Baker de Cream, Gary Wright, Dave Mason de Traffic, el batería Alan White de Yes, miembros de Badfinger, Billy Preston e incluso un desconocido Phil Collins para la percusión en el tema Art Of Dying. La producción de Phil Spector destaca por ser la que más se acerco a su famoso Wall Of Sound para un beatle en solitario. Sólo hay que escuchar el primer disco del triple pack, donde sólo hay un relativo descanso para el oído en If Not For You y Behind That Locked Door. Metales y un par de cojones, como decían en Ruta 66 sobre el álbum en el homenaje que le dedicaron tras su muerte.


La publicación del álbum pilló con el paso cambiado a todos los críticos musicales. El tercero de a bordo en los Beatles se destapaba con un álbum potente, robusto y compacto. Las canciones eran excepcionales y daban a conocer lo que el legado de los Beatles se había perdido por el desprecio o los celos de Lennon y McCartney. El álbum fue número 1 en Estados Unidos durante siete semanas, llegando tan sólo al número 4 en el Reino Unido. Esta posición ha sido una de las más inmerecidas en la carrera de Harrison, ya que durante ocho semanas, después de la publicación del disco, hubo una huelga que impidió repartir la correspondencia con las ventas de las tiendas de discos. En 2006 se llegaron a corregir los datos, así que las ocho semanas que Bridge Over Troubled Water de Simon And Garfunkel permaneció en el número 1 entre el 6 de febrero y el 27 de marzo de 1971 pertenecen en realidad a All Things Must Pass, dato que ya ha sido corregido para la historia.

La portada del álbum fue tomada en su nueva mansión Henley-On Thames, llamada Friar Park. En la reedición del año 2000 aparece coloreada y modificada con la adición de nuevos elementos para expresar su preocupación por el medio ambiente. Junto a los cambios en la portada, la reedición del 2000 vino acompañada por diversas tomas acústicas, instrumentales y una reinterpretación del gran éxito My Sweet Lord. All Things Must Pass fue así su álbum debut y, su reedición, el último álbum publicado mientras aún vivía (As life it goes round in circles, como el mismo decía en su canción Circles de su álbum Gone Troppo).


Y finalmente, terminamos con las canciones. En primer lugar, hablaremos de My Sweet Lord y su controvertido plagio. Inmediatamente después de salir publicado el single, apareció la demanda que acusaba a Harrison de copiar el tema He's So Fine de The Chiffons. George alegó que su inspiración le había llegado a traves de la canción Oh Happy Day de Edwin Hawkins, pero el juez le declara culpable en 1976, obligándole a pagar 587.000 dolares en compensación, pero indicando en la sentencia que el plagio fue involuntario y sin malicia. George publicará como respuesta a todo este asunto el tema This Song, burlándose en la letra de lo sucedido. My Sweet Lord es en cualquier caso muy superior a He's So Fine y, a pesar de estar dedicada a Dios, no peca para nada de todos los defectos que suelen venir asociados al mezclar música y religión.

I'd Have You Anytime abre el álbum de forma inmejorable, dejándonos descubrir lo que el tandem Harrison/Dylan podría haber dado de sí cuando ambos se encontraban en perfecta forma compositiva. Dijimos al principio que las canciones del álbum resultan apabullantes por el Wall Of Sound de Spector y, sin embargo, no llegan a cansar. Wah Wah (puya dedicada a McCartney) y What Is Life son resplandecientes, Let It Down agresiva pero con unas etéreas estrofas conducidas magistralmente por la calmada guitarra slide. El Harrison acústico se dosifica en temas como la dylaniana If Not For You y la juguetona Apple Scruffs, canción dedicada a las fans de Apple que acampaban cerca de los estudios. All Things Must Pass es una canción enorme, otra magistral respuesta de uno de sus miembros a la disolución de los Beatles, a la misma altura que God de Lennon o Let It Be de McCartney (por cierto, me encanta como la canta este último en homenaje a George). Isn't It A Pity es un gran tema del que siempre quedará la siguiente incógnita: ¿cómo habría quedado dentro de Revolver? ¿Lo habría convertido en un álbum más grande aún si hubiera sustituido a I Want To Tell You? Todas las canciones merecen algunas líneas, pero mi tema favorito es Run Of The Mill. El principio es arrasador, es una canción que me vuelve loco y no sé porqué. También entre mis predilectas se encuentra Ballad Of Sir Frankie Crisp (Let It Roll). No sé si por la guitarra tintineante o porque fue de las últimas que terminó por cautivarme de este maravilloso disco.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Anexo: Top Beatles en Solitario

El otro día estuve revisando el archivo en el que llevé el recuento de votos para el ranking sobre los Beatles en solitario. Estamos a punto de concluir, sólo nos falta comentar el cantado número 1, pero he pensado que no estaría de más hacer un pequeño post con los álbumes que se quedaron a las puertas de entrar. Siempre he pensado, que a medida que nos alejamos del nº 1, las posiciones de los discos dependen más del azar que de un verdadero criterio. En este modesto ranking votaron bastantes personas, pero no tantas como para poder alargarnos mucho más allá del número 10 sin caer en la arbitrariedad. El presente anexo sólo se alargará del puesto nº 11 al nº 15, pero antes haremos un pequeño recordatorio de todos los discos que ya hemos comentado:

- Nº 02 - John Lennon - John Lennon / Plastic Ono Band
- Nº 03 - John Lennon - Imagine
- Nº 04 - Paul & Linda McCartney - Ram
- Nº 05 - Paul McCartney & Wings - Band On The Run
- Nº 06 - Paul McCartney - Flaming Pie
- Nº 07 - George Harrison - Brainwashed
- Nº 08 - Paul McCartney - Chaos And Creation In The Backyard
- Nº 09 - John Lennon - Mind Games
- Nº 10 - George Harrison - Cloud Nine

Y ahora vamos con el pequeño anexo:

Nº 11 - George Harrison - Living In The Material Word (1973)

Tras publicar el triple álbum All Things Must Pass y el triple directo Concert For Bangladesh, George Harrison publica su segundo álbum en solitario con material original, esta vez en un sólo vinilo. Quizá puso el listón demasiado alto con su opera prima en solitario, por eso escuchar Living In The Material World puede resultar algo decepcionante después de tanta excelencia en All Things Must Pass. Phil Spector continúa en la producción y le acompañan los mismos músicos que le ayudaron a grabar su soberbio primer álbum. George sigue inspirado consiguiendo otro número uno con el single Give Me Love (Give Me Peace On Earth) (el último hasta 1981) y, aunque no alcanza las cotas de su trabajo anterior, nos regala canciones como Sue Me Sue You Blues, Living In The Material World y la acústica Be Here Now. A partir de este álbum, salvo casos puntuales, cae en picado hasta Cloud Nine.


Nº 12 - Paul McCartney & Wings - Red Rose Speedway (1973)

Después de dar tumbos desde lo sublime (Ram) a lo irregular (McCartney, Wild Life), Red Rose Speedway marcará una línea clara a seguir en su discografía. A partir de aquí, McCartney recuperará el ansiado éxito comercial y artístico perdido después de dejar los Beatles. Reclutando para Wings al guitarra Henry McCullough y contando de nuevo con Denny Seiwell, el batería de Ram, McCartney crea un buen álbum que en principio iba a ser doble por la abundancia de material. A destacar el primer single, My Love, canción dedicada a su mujer Linda y que cuenta con uno de los sólos de guitarra más memorables de su discografía a cargo de Henry McCullough. También es obligatorio nombrar la apertura de Big Barn Bed, una canción que ya se dejó entrever en Ram, la magnífica Little Lamb Dragonfly, uno de mis temas favoritos de toda su producción, y un medley de temas menores para poner la guinda final.


Nº 13 - Wings - Venus & Mars (1975)

McCartney continúa la estela de éxitos que inauguró en Band On The Run con este álbum, encadenando éxitos durante su periodo más recordado de los setenta. Después de quedar como trío en Band On The Run, decide grabar su siguiente álbum en Nueva Orleans y recluta a Jimmy McCullough y Geoff Britton para engrosar las filas de Wings. Este último no durará mucho como batería, ya que sus continuas peleas con Jimmy le hacen abandonar, siendo sustituido por Joe English. Venus & Mars es un disco que mantuvo el éxito comercial de su predecesor, pero que indudablemente se encuentra un peldaño por debajo. Al igual que en Band On The Run, encontramos un reprise de la canción que da nombre al álbum en la cara B, tema que por cierto es un remedo al grandilocuente rock de principios de los setenta. A destacar temas como You Gave Me The Answer, Magneto And Titanium Man, Medicine Jar o el single Listen To What The Man Said.


Nº 14 - Ringo Starr - Ringo (1973)

Considerado sin discusión como el mejor trabajo de su discografía, Ringo Starr grabaría este álbum de 1973 con una pequeña ayuda de amigos como Marc Bolan, Billy Preston, Klaus Voorman, Harry Nilsson, Jim Keltner y sus excompañeros en los Beatles. Es el único trabajo posterior a su ruptura en el que colaborarían todos los miembros del legendario grupo, llegando a coincidir en el estudio Lennon, Harrison y Starr para grabar el tema con el que contribuiría el primero de ellos, I'm The Greatest. McCartney cedería Six O'Clock y Harrison ayudaría a su amigo batería con tres temas, destacando entre ellos el que sería primer single del álbum, Photograph. El propio Ringo ayudaría en varias de las composiciones, destacando la canción Devil Woman co-escrita con Vini Poncia. Sorprendería a más de uno las posiciones en las listas de éxito de los singles de Ringo hasta bien entrado el año 1975.


Nº 15 - John Lennon & Yoko Ono - Double Fantasy (1980)

Después del nacimiento de Sean Lennon en 1975, John se tomaría un descanso musical de cinco años para no perderse la infancia de su segundo hijo. En 1980 se vio con fuerzas para componer y volver a publicar, por lo que contactó con el productor Jack Douglas y firmó un contrato con Geffen Records. Aunque George Harrison dijera durante las grabaciones de Anthology que Lennon había perdido parte de su magia como compositor en los últimos años, Double Fantasy es la muestra palpable de que había vuelto en plena forma. Una pena que sea un trabajo conjunto en el que haya tantas canciones de Yoko Ono como del propio John. Estoy seguro de que si hubiera sido un trabajo de Lennon al 100 % (con las canciones que después se publicarían en Milk And Honey), habría escalado posiciones hasta quedar incluido en el TOP 10. A destacar Woman, Watching The Wheels, Beautiful Boy (Darling Boy)... todas. Un maravilloso EP de siete canciones.

martes, 4 de mayo de 2010

TOP Nº 07 - George Harrison - Brainwashed (2002)


En el puesto número 7 volvemos a encontrarnos de nuevo con la música de George Harrison. Si decíamos que Cloud Nine fue su último álbum en vida, Brainwashed fue realmente el último, aunque fue publicado un año después de su muerte en 2001. Entre ambos trabajos pasó la friolera de 14 años, un periodo demasiado largo en el que George llevó a cabo contados proyectos musicales fuera de su carrera en solitario. Después del inesperado éxito de Cloud Nine, formó parte de los Travelling Wilburys, un supergrupo con Bob Dylan, Tom Petty, Roy Orbison y Jeff Lynne, publicando dos álbumes titulados Volumen 1 y Volumen 3 (el Volumen 2 fue un bootleg de las sesiones del primer álbum que tuvo bastante aceptación en el circuito pirata). Tras los Wilburys, George se vio inmerso en el Anthology, grabando con Paul McCartney, Ringo Starr y el fantasma de John Lennon dos singles, Free As A Bird y Real Love, que se publicarían en las dos primeras entregas del proyecto. De menor importancia son quizá los directos que dió en Japón el año 1991 acompañado por Eric Clapton (el cual acababa de perder a su hijo Connor de cuatro años), la publicación de un álbum con Ravi Shankar en 1996 titulado Chants Of India o la reedición del legendario álbum All Things Must Pass con una nueva versión de la canción My Sweet Lord. Lo último que publicó en vida fue una canción compuesta junto a su hijo Dhani para un proyecto del presentador Jools Holland titulada A Horse To The Water. Para controlar los derechos del tema, y haciendo gala de un sentido del humor acojonante, crearía el sello R.I.P. Ltd cuando la enfermedad terminal que padecía se encontraba en sus últimas fases.

Podría decirse que George empezó a trabajar en Brainwashed justamente después de terminar Cloud Nine, ya que la canción Any Road fue compuesta mientras grababa uno de los videoclips de Cloud Nine. Los demas temas serían registrados esporádicamente durante la década de los noventa. Tantos años para publicar un nuevo álbum de estudio me ha llevado a buscar por la red que fue lo que produjo esa tardanza, pero no he encontrado nada al respecto que pueda aclararlo de forma fiable, así que no tengo claro si influyó algo la apatía musical que George sufría desde principios de los ochenta o bien pudo ser que ninguna compañía discográfica quería publicar sus trabajos. Me inclinó más por la primera opción, ya que estamos hablando de un ex-beatle y, además, incluso Ringo ha publicado discos siempre que ha querido. En los últimos años en los que George luchaba con su enfermedad, el álbum recibió los últimos retoques, dejándolo incompleto pero con las instrucciones necesarias para que su hijo Dhani y el productor Jeff Lynne pudieran terminarlo después de su muerte. Brainwashed no consiguió las ventas que esperaba su discográfica, pero recibió sobresalientes reseñas por parte de todos los medios especializados. Antes de morir, George dejó también instrucciones precisas para publicar material de forma periódica (reediciones incluidas), de forma que su esposa e hijo no sufran apuros económicos.

La guitarra slide domina todo el álbum, al igual que ocurrió en Cloud Nine. A pesar de los catorce años transcurridos, el sonido de ambos discos resulta muy similar, algo que podríamos extrapolar quizá a toda la carrera de Harrison, y es que uno de los pocos reproches que se le podría hacer a su música es el inmovilismo en su sonido. Sin embargo, el álbum está compuesto por los mejores temas del tercer compositor de los Beatles seleccionados a lo largo de catorce años, por lo que el mayor tesoro de esta última entrega son las formidables canciones que lo componen. Any Road es el tema que abre el álbum, una canción magnífica con sorprendentes y optimistas melodías. A destacar también P2 Vatican Blues (Last Saturday Night), Rising Sun, Run So Far y, por encima de todas ellas, el magnífico primer single extraido del álbum, Stuck Inside A Cloud, una de las piezas más delicadas de toda su carrera. Brainwashed también nos regala una estupenda versión retro de la canción Between The Devil And The Deep Blue Sea y una llamativa mezcla de blues y música hawaiiana en Rocking Chair In Hawaii. La última canción es la que le da título al álbum, un corte donde planea la simpática sombra de los Travelling Wilburys. Pero no hemos terminado aún, ya que a continuación del último corte se incluye una oración llamada Namah Parvati, entonada por George y su hijo Dhani.