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sábado, 31 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: The Rolling Stones - Tattoo You


Seguimos aprovechando la dinámica positiva de retrospectivas a discos emblemáticos de los ochenta. Y esta vez lo hacemos con el que es quizás, el último disco clásico de los Rolling Stones. Clásico, en toda la concepción de la palabra. Tattoo You, de 1981, fue todo un éxito de ventas. Empujado sin duda por el carismático riff de Start Me Up y por la grandeza de una gira que pasó por España arrasándolo todo (escenario incluido). Este álbum, también puede presumir de ser el disco, dentro de los últimos treinta años, favorito de la mayoría de seguidores de los Stones, en dura pugna con Voodoo Lounge y A Bigger Bang, aunque ese es otro debate.

La génesis del último álbum clásico de los Stones es difícil de concretar. Siguiendo su habitual sistemática de trabajo, muchas de las canciones que conformaron finalmente el disco, provenían de sesiones de muchos años atrás. Y a diferencia de otros discos suyos, los temas de Tattoo You correspondían a diferentes sesiones y diferentes épocas, encontrando en él temas de hasta casi diez años de antigüedad que habían quedado semienterradas, y temas más recientes correspondientes a las sesiones del inmediatamente anterior Emocional Rescue. Todo un batiburrillo de ideas que sorprendentemente, dio como resultado un álbum bastante homogéneo y de cierta coherencia. Muchas de las críticas mas negativas y previsibles que se hicieron (y se hacen) sobre el álbum , se sustentan en la facilona opinión de creer que a los Stones se les había acabado la pila creativa y no les quedaba mas remedio que acudir a viejas sobras de sesiones pasadas. Es cierto, pero también es verdad que la colección de canciones aquí recogida es excelente y nadie sin un mínimo de inspiración creativa, podría haberlas dotado de ese efectivo acabado final. Al cesar lo que es del cesar.


Otro aspecto llamativo que rodeó al disco fue el impacto que tuvo el disco en una época en que los viejos dinosaurios del rock de los sesenta o setenta empezaban a dar muestras de estar meando fuera del tiesto ante una nueva oleada de novedosos estilos musicales (post-punk, tecno-pop, etc..) que les dejaba en una clara situación de desfase generacional. Los Stones triunfaron a lo grande con unas canciones que seguían ancladas en los parámetros clásicos del rock y que esos nuevos estilos a los que hacíamos referencia se estaban empeñando en enterrar definitivamente. Es curioso ver como canciones como Waiting On A Friend o la propia Start Me Up encontraron cobijo en aquellos años entre tanta amalgama de sonidos, modas y tendencias. Realmente, los Rolling Stones demostraron que aunque los mejores años habían pasado, seguían estando de moda y su interes mediatico seguía siendo enorme.

Start Me Up fue el single de presentación. Irresistible, impecable, infalible. Originalmente se trataba de un tema con claro poso reeggae, estilo al que la banda era muy aficionada desde mediados de los setenta. Necesitados de un nuevo hit (tras el Miss You de Some Girls), el grupo dio en el clavo. Con esa llave, el que el resto del disco calara entre los aficionados era pan comido. Sobresalen a gusto personal joyas como Waiting On A Friend, la mejor del lote, y que siempre he visto como una especie de segunda parte de la maravillosa Beast Of Burden. Desde luego, juega el mismo papel en Tattoo You que aquella en Some Girls. Otra de las piezas mas emotivas en esa linea y de mis favoritas es Worried About You. El falsete de Jagger elevado a la máxima potencia en una canción de preciosa melodía in-crescendo. Una canción a recuperar en directo. Little T&A y Hang Fire también nos devuelven a los Stones mas desenfadados y frabicantes de ganchos rock. Incluso galopantes como en la frenética Neighbours. Ronnie Wood, que ya pertenecía al combo con plenos derechos desde hacía unos años, participa en la excelente Black Limusine, uno de los puntos mas sugerentes del disco. Otras canciones como Slave también se acaban conviertiendo en temas de gran personalidad dentro de la colección.


La portada es impactante, aunque lejos de las mas celebradas del grupo. Para mi, su ultima gran portada ya que desde entonces todo han sido ciertas decepciones en ese ambito. Una fotografia de Jagger decorada de tatuajes. Lo mismo en la carpeta interior con Richards. Una portada original que todavia daba al disco mucha mayor contundencia de cara a su venta comercial.

El exito de Tattoo You en medio mundo hizo que las ganas del público por verles en directo fueran mayores que nunca. Los Stones no giraban desde la gira de Some Girls en 1978 y decidieron tirar la casa por la ventana. Si Pink Floyd habian dado a los conciertos en grandes escenarios una nueva dimensión con su album The Wall un año antes, los Stones se propuesieron batir records de asistencia en una gira mundial de proporciones dinosauricas. Vista en perspectiva y teniendo en cuenta la extraordinaria evolución que han tenido los espectaculos rock en vivo en las ultimas tres décadas, la propuesta de los Stones en la gira 81/82 puede parecer pasada de moda e indudablemente escasa de medios. No fué asi en su epoca y esta gira sirvió de inspiración clara a muchos de los espectaculos masivos de estadios tan populares durante los años posteriores y hasta nuestros días. La gira recorrió los estadios de Estados Unidos y Europa en un tour de force con llenos absolutos en cada plaza, y en donde los temas de Tattoo You resistian con dignidad la convivencia con los clásicos mas incontestables del grupo.


Recordada y mas que mítica fué su parada en Madrid para sendas actuaciones en el estadio Vicente Calderón y en plena efervescencia mundialista. En el primero de aquellos dos llenazos, se recuerda la impresionante tormenta que cayó durante medio concierto y que hizo que la mitad del artesanal escenario se viniera abajo. Richards aún recuerda aquella noche como una de las mas excitantes de su vida. En youtube hay unos videos impagables del famoso programa Informe Semanal que no hay que perderse y que recuerdan aquella cita. De aquella gira se editó un disco denominado Still Life, cuyo titulo ya demuestra que los Stones quisieron reivindicarse con aquel disco y aquella gira ante las nuevas generaciones como lo que nunca han dejado de ser: La banda mas grande del rock and roll.

miércoles, 28 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: TOP 5 Músicos sobrevalorados

NOTA: la presente lista es responsabilidad total y exclusiva de su autor. La dirección de Music is my Savior no comparte con el autor ni sus opiniones, ni los mismos gustos, ni tampoco grado de parentesco alguno o la más mínima simpatía. Siéntete libre de opinar si han insultado a tu grupo o músico favorito, o si no estás de acuerdo. Gracias.

5. Tom Waits

Este puesto es el que más me ha costado elegir. No porque guarde especial simpatía a Waits, al que siempre he visto como un buen farsante con su pose de crooner maldito y atormentado, de bohemio romántico y miserable. Es un personaje, una careta demasiado poco agraciada, y no lo entro a valorar ni para bien ni para mal.

Tom Waits disfrazado de Tom Waits

Tengo que reconocer que aunque no conozco toda su discografía, buena parte de lo que he escuchado me gusta: sus primeros trabajos me parecen realmente buenos, y admito que es un gran compositor. Closing time y The heart of Saturday night son dos discos que me gustan bastante. Pero llega un punto en su carrera donde pasa a ser su propio imitador, y el personaje se vuelve más paródico que otra cosa. Mención aparte merece su voz de estoy-a-punto-de-echar-la-pota, personalmente insoportable para mi (no llega al nivel de la voz del cantante de Manos de Topo, que me provoca ganas de montar mi propio holocausto caníbal, pero casi).

Dejando todo eso a un lado mi principal problema con Waits no es él ni su música, sino sus fans. Resulta que si pretendes ir de intelectual tiene que gustarte Tom Waits, adorarle y besar el suelo por donde pisa: no conozco a ningún snob o aspirante a artista que no lo idolatre, y eso es lo que no soporto. Que entiendo perfectamente que te guste su música, de acuerdo; pero que tenga que gustarte porque sí… Parece que es como un salvoconducto con el que franquear la estanca frontera que separa a la intelectualidad del resto de los mortales: dices que escuchas a Waits y te acogen con los brazos abiertos y te invitan a beber absenta. Si además dices que te gustan Nick Cave y/o algún étnico tipo Youssou N'Dour o Toumani Diabaté, puedes optar al premio especial plasta del año, consistente en una chaqueta negra de pana, unas gafas de pasta y un abono de por vida al WOMAD.

4. Nirvana


Imagino que más de uno habrá dejado de leer ya, pero si aún sigues aquí, ¡enhorabuena! ¡Llegó el momento de criticar a uno de tus grupos favoritos!

El bajista ahora va para gobernador de Washington. En serio.

¿Alguien sigue escuchando a Nirvana? Me refiero que, pasados todos estos años, ¿queda alguien que le siga apeteciendo al llegar a casa poner en el equipo el Nevermind In utero? Es decir, que no es que dude que haya muchos a los que les guste Nirvana, o quien incluso los oiga puntualmente. Pero, ¿de verdad musicalmente fueron para tanto, para perdurar? ¿Hicieron mejor música que, por ejemplo, Pearl Jam o Stone Temple Pilots? De verdad, ¿cuántas de sus canciones pasarán a la historia del Rock (con mayúsculas)? Pues eso.

El mito de Nirvana se sustenta única y exclusivamente en el carisma de Kurt Cobain: toda una generación buscaba un líder que los guiara, y él estuvo en el sitio y lugar adecuados. Si a eso le sumamos que se suicidó cuando su figura seguía en alto (vaya coñazo que están dando ahora con lo del Club de los 27, además de que comparar a la Winehouse o a Cobain con Hendrix o Joplin me parece no solo una herejía, sino auténtico mal gusto), nace la leyenda. Fijaos hasta qué punto es así, que la revista Rolling Stone considera a Cobain ¡¡el duodécimo mejor guitarrista de la historia!!

3. U2

¿Cómo se explica que la revista RS los considere el tercer grupo más importante de la historia del rock? Sí, ya sé que la credibilidad de RS está incluso por debajo de las portadas del Marca, pero ¿en qué cabeza cabe? Si el principal problema de Bono y compañía es que hace tiempo que olvidaron que eran un grupo de rock y se han quedado en una simple sociedad anónima. Bueno, puede que anónima no, pero sociedad mercantil desde luego.

Míralos, reventaítos que están (de contar billetes, por supuesto)

Si al menos tuvieran la ironía de Zappa para decir aquello de estamos en esto solo por la pasta, hasta tendrían un pase. Pero no, ahí siguen con su pose de estrellitas aburguesadas del rock, con sus looks perfectamente estudiados, sus declaraciones cuidadosamente medidas (mezclando dos partes de compromiso social, una parte de compra-nuestro-disco, y una pizca de falsa rebeldía juvenil, sin pasarse), sus espectáculos calculados hasta el último detalle… y sus discos tristemente vacíos. Y es una pena, porque sus últimos 20 años no hacen justicia a sus primeros trabajos: WarThe Joshua tree o Achtung Baby han sido sepultados tras una pila de música desechable y superflua con la que mantener su particular neverending tour (véase nuestra crítica a su concierto aquí).

En fin, eran otro de esos grupos llamados a ser los nuevos Beatles… y su principal aportación al rock fueron los fuegos artificiales. Ahí queda.

2. Dire Straits

Por una sola razón: porque son un coñazo.

Se lo pasan bien: no están escuchando sus propias canciones

No son un mal grupo, de acuerdo, y tienen canciones que se salvan, las típicas que a todo el mundo gustan: Sultans of swingCalling ElvisWalk of lifeBrothers in arms… claro que en veinte, o treinta, o cuarenta años de carrera tampoco es que sea para tirar cohetes; pero ese no es el tema. Además, me da igual que Mark Knopfler tenga menos voz que un grillo pisado. Y vale, toca la guitarra muy bien y su técnica de fingerpicking es la mejor desde Chet Atkins. O mejor que él incluso, lo que quieras.

Pero es el grupo más mortalmente aburrido que he escuchado nunca. Con eso sobra todo lo demás.

1. The Doors

El grupo sobrevalorado por excelencia.

Si no queréis aburriros aprended de Dire Straits

Imprescindible cuando eres un adolescente que crees saber de música, y te seducen sus letras oscuras y los ritmos cansinos: te compras sus discos, ves la película de Oliver Stone (ahora también puedes ver el documental ese que sacaron hace poco, el que narra Johnny Depp, si cabe más coñazo aún que sus discos) y cuelgas en tu cuarto el poster de Morrison. Y después, ¿qué?

Después creces y descubres que si no estás fumado su canciones no son para tanto. Tienen un puñado de buenos temas, desde luego: Riders on the stormThe endPeople are strangeLove streetBreak on throughTouch meL.A. woman y poco más. Pero que muy poco más. Pero es que además, si aprendes inglés y lees sus letras, te entra la risita floja cuando oyes decir que Jim Morrison era un "poeta". Es que hoy es artista cualquiera.

Si Nirvana le debe el 80% de su éxito al carisma de CobainThe Doors le debe el 100% a Morrison, sino más. Probablemente nunca se consiguió tanto con tan poco.

domingo, 25 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: BackTrip: "NILSSON SCHMILSSON"


Harry Nilsson
"NILSSON SCHMILSSON"
RCA (1971)

Lo primero que me encuentro al coger este disco es una fotografía muy representativa, un tipo recién levantado, en bata, con una pipa en la mano izquierda, y la cocina de fondo. Fotografía en blanco y negro para realzar más el dramatismo de la escena.

Lo segundo que me llama la atención al darle la vuelta a la cubierta del Lp son los créditos y la fotografía de una nevera abierta. Reconozco a la mayoría de los músicos que colaboran en la grabación (Jim GordonKlaus VoormanChris SpeddingJim PriceHerbie FlowersJim KeltnerBobby KeysCaleb Quaye) y descubro que está grabado en Londres, en los estudios Trident. El productor es un tal Richard Perry.

Dejo caer la aguja en el vinilo y empieza a sonar la música, descubro entonces que no se trata de música con grandes arreglos orquestales, ni con armonías multicapa, ni una producción rica, como ocurria en algunos de sus discos anteriores. La música que escucho es más orgánica, más sencilla, más POP. Y entonces enlazo lo que escucho con lo que veo, enlazo las canciones con la portada, sencillez y naturalidad.

Seguramente este disco le hizo ser el músico americano más ‘Beatlesesque’ de aquel momento. Seguramente recurrió a la sencillez más absoluta y acertó, haciendo de cada canción una pequeña obra de arte con los mínimos recursos. Y, además, le funcionó muy bien, ya que este disco fue su gran éxito de ventas y le dio a conocer en todo el mundo. Y una parte importante de ese éxito es debido al productor que nombraba antes, ya que fue quien insistió en que grabara el tema “Without You” del grupo británico Badfinger, a su vez protegidos de The Beatles y que grababan para Apple Records. La magistral interpretación que Nilsson hace en esta canción hizo que el single se escuchara en todo el mundo y sirvió también de reconocimiento para sus compositores.


Si te gusta la música, sin más, no dejes de escuchar este disco.

jueves, 22 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: Auge y caída del álbum conceptual

Parafraseando a Lennon en Help!, cuando era mucho más joven de lo que soy ahora, descubrí que existían álbumes cuyas canciones giraban en torno a una temática concreta o incluso contaban una historia de principio a fin con personajes y todo lo demás. Esto me parecía fascinante, una vuelta de tuerca al arte de crear música. Durante bastante tiempo sentí un gran respeto por aquellos grupos que se atrevían con proyectos así, lamentándome de que mis adorados Beatles no hubieran creado nunca una obra de similares características (nunca me creí lo de Sgt. Pepper).

En mi época más hardcore me autoimponía escuchar aquellos álbumes llamados conceptuales de principio a fin, ya que era necesario respetar el concepto original establecido por el artista. ¿Escuchar una canción suelta? No, hombre. Sería un horrible crimen, porque esa canción está enmarcada dentro de una obra global y pierde parte de su significado si la escuchas aislada. Ahora echo la vista atrás y me lamento de la cantidad de morralla que me trague sin necesidad, porque a esto del álbum conceptual le veo más el plumero a medida que pasan los años.

Pink Floyd

He llegado a esa conclusión sin apenas darme cuenta, viendo que ya no escucho esos discos de principio a fin, limitándome a picotear dando saltos entre las canciones que verdaderamente me interesan (ahora Lilywhite Lilith, después salto acrobático hacia The Lamia y doble mortal cayendo con estilo en The Colony Of Slippermen... por poner un ejemplo). No digo que ahora reniegue de todos ellos, pero al final lo que nos queda es la música y, en la mayoría de las ocasiones, los discos conceptuales no aguantan el paso del tiempo por ser víctimas de su propia pretenciosidad.

Podriamos hacer una pesada cronología sobre el álbum conceptual en la historia del rock, pero para eso la wikipedia es ideal. Aquí encontraréis un artículo muy interesante sobre el tema. Esta entrada va por otros derroteros, básicamente poner en evidencia todas las incongruencias del álbum conceptual y restar importancia a tanta grandilocuencia.

En primer lugar, me gustaría hacer una pregunta. Un grupo de chicos de veintitantos años que publica un álbum sobre la incomunicación o cualquier otro tema de altos vuelos, ¿tiene realmente algo interesante que decir? Ese puede ser el fallo endémico del álbum conceptual, que el músico crea que sus opiniones sobre cualquier tema son importantes, que piense que es necesario comunicar su punto de vista a toda la sociedad haciendo de filósofo a precio de saldo. El mejor ejemplo de lo que hablamos fue el primer álbum del grupo Genesis, un disco conceptual llamado From Genesis To Revelation que hacia un recorrido por nada menos que los capítulos del Antiguo Testamento de la Biblia. Años después, Peter Gabriel hablaba de ese álbum como un ejemplo de la pretenciosidad más absoluta. Los miembros del grupo no pasaban de los veinte años, el mismo Gabriel tenía diecinueve añitos.

Emerson, Lake And Palmer

¿Puede que la prensa y el fanatismo hayan alentado ese comportamiento? Siempre me ha resultado inexplicable el interés del público por dar tanta importancia a las opiniones del músico de rock. Los Beatles se sorprendían de que les preguntarán por la guerra de Vietnam, Bob Dylan es consultado sobre lo divino y lo humano en casi todas sus entrevistas. El hecho de que conmuevan con sus canciones no da a sus opiniones sobre temas de importancia más validez de la que puedan tener.

La temática del álbum conceptual suele ser algún que otro tema universal, preferiblemente de perogrullo por aquello de quedar bien con todo el mundo, aunque también puede contar una historia rocambolesca como la del álbum Tarkus de Emerson, Lake & Palmer (una supuesta lucha entre dos bestias llamadas Tarkus y Manticore, a ver si alguien me puede explicar la metáfora). Discos como The Wall de Pink Floyd o Tommy de The Who hablan de la incomunicación, The Lamb Lies Down On Broadway de Genesis trata sobre la búsqueda de la propia identidad, Dark Side Of The Moon de Pink Floyd versa sobre los problemas del hombre moderno y Wish You Were Here de la locura de Syd Barret, el exiliado primer líder del grupo. Sin embargo, el álbum conceptual no es exclusivo del rock progresivo: Pet Sounds de los Beach Boys es descrito como una oración al amor de juventud y Ziggy Stardust de David Bowie cuenta los pormenores de la llegada a la Tierra de un extraterrestre mesiánico. El listado presentado aquí es impresionante, todos son grandes álbumes, pero estoy seguro de que lo habrían seguido siendo de no contar con un hilo conductor. Valga como ejemplo el mejor álbum de The WhoWho's Next: de los pocos trabajos del grupo que no es una obra conceptual, surgido precisamente de la criba de otro proyecto inacabado que si lo era, Lifehouse.

¿Tenéis 20 minutos de nada? Os dejo con Jethro Tull parodiando todo lo que rodea a un álbum conceptual con su Thick As A Brick (Denso Como un Ladrillo).




El rock progresivo es proclive a ser asociado con el álbum conceptual. ¿Porqué? Puede que los largos desarrollos instrumentales sirvan de gran ayuda para completar los vacios, ya que no hay nada como un buen instrumental para rellenar donde no se sabe que diablos intercalar. El doble álbum The Lamb Lies Down On Broadway de Génesis desarrolla su segundo disco colocando instrumentales a diestro y siniestro, ya que las canciones que tenían en un principio habrían ocupado tan sólo una de las caras del segundo vinilo.

Y ahora toca hablar del sacrificio artístico que le supone a un compositor encajar una canción dentro de una temática a la que tiene que ceñirse. Los Beatles podían componer a la soledad en Eleanor Rigby para después salirse por la tangente con un tema infantil como Yellow Submarine. En un disco conceptual no puedes hacer eso tan alegremente, tienes que ceñirte en la medida de lo posible al hilo argumental. Es decir, si seguimos una historia debemos crear canciones en el tono en el que son requeridas, de manera que el propio músico coarta su libertad artística.


Genesis, con Peter Gabriel vestido de mamarracho

Aquí habría que recordar el viejo proverbio... ¿fue antes el huevo o la gallina? Es decir, ¿el álbum conceptual surge después de ver que todas las canciones tratan de temas similares o tiene el compositor que seguir las pautas según una idea preconcebida? Lo acertado sería seguir la primera opción, es más, creo que grandes álbumes como Dark Side Of The Moon o Pet Sounds han tenido la fortuna de nacer como tales sin ningún esfuerzo. En cambio, la mayoría de los álbumes conceptuales de grupos como The Kinks parecen haber sufrido un doloroso parto para quedar de una pieza. Al menos esa es la sensación que a mí me queda, con síntomas tan claros como la inclusión de temas de relleno entre grandes canciones, por no hablar de esa sensación de musical de Broadway en algunos de los cortes por aquello de dar dramatismo a la historia. La "canción" que finaliza el álbum The Wall de Pink FloydThe Trial... ¿era realmente necesaria? ¿alguien la ha escuchado alguna vez deleitándose en sus aspectos musicales?

Viendo la cronología de wikipedia, podemos ver que el álbum conceptual alcanzó su cima a principios de los setenta. Fue entonces cuando el rock se hizo adulto y tomo plena consciencia de su importancia, a veces en demasía. El álbum como concepto parece surgir de la necesidad de dar más importancia al LP como obra artística frente al formato single a finales de la década de los sesenta, maniobra bastante inteligente que daba más dinero a las discográficas, a pesar de ser presentado como un medio para alcanzar niveles artísticos más elevados (no es lo mismo vender 100.000 Lps que 100.000 singles).

Con aquello de "es una obra indisoluble, si sacamos singles sería un sacrilegio", muchos grupos y discográficas aumentaban sus cuentas bancarias a una velocidad nunca vista (si el éxito acompaña, claro). No quiero ser mal pensado, pero ese podría ser el kit de la cuestión. El grupo puede estar formado por lerdos que no saben sumar 2 + 2, pero como tienen cierta maña en la composición y van a publicar un álbum lleno de perogrulladas... pues nada, lo vendemos sin singles argumentando que se hace para respetar la obra en su conjunto y bla, bla, bla. El que quiera conseguir tal canción que compré el Lp pagando por todo el pack.

Yes

Con géneros como el punk, tendencias tan pretenciosas quedaron exiliadas del panorama musical. Incluso ahora con la llegada de Internet nos dicen que el single volverá a vivir una nueva edad de oro similar a la que vivió en la década de los cincuenta, dejando al álbum como un soporte físico obsoleto. La cuestión es que todo es cíclico y con los años puede ocurrir cualquier cosa. ¿Quién le iba a decir a un punk de finales de los setenta que, treinta años después, Green Day iba a columpiarse con un álbum conceptual llamada American Idiot? Quizá dentro de varios años, igual me da por recuperar aquella costumbre de escuchar los discos conceptuales de principio a fin. Valgan estos dos posts para reflexionar un poco sobre todo esto.

lunes, 19 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: Elvis Costello en cinco discos.

¿Elvis Costello en sólo cinco discos? Me parece aun mas difícil que escalar el K-2 andando hacia atrás. Misión imposible, pero lo intentaremos. Soy un fanático absoluto de este señor y de su obra. Por supuesto, tiene sus altibajos, pero de hasta sus momentos mas bajos (Goodbye Cruel World) soy capaz de extraer petróleo. Costello es así. Si pestañeas, te adelanta por la derecha. Un genio, un brujo, un maestro. De cara a esta lista de cinco discos, y a diferencia de otras ocasiones, ha pesado mas el estilo que Costello aborda en el disco que el éxito o la fama critica que pueda tener. Ha abarcado tantos estilos y tantos géneros a lo largo de su carrera, que es muy difícil decidirse por cinco únicos discos sin resultar injusto con el resto. Así que en este caso, vamos a abordarlo de esa manera. Algunos de ellos son incuestionables y responden también al gusto particular propio, otros en cambio, sin contar con tanta fama, son básicos para entender no solo la carrera de este músico sino su filosofía de trabajo y su peculiar forma de entender la composición.

My Aim Is True (1977).


El mejor comienzo imaginable. Con veintidós años y padre de un hijo de un año, Costello entrega una de sus colecciones de canciones mas incontestables. Este disco, sigue siendo un absoluto referente generacional de aquel movimiento que se denominó New Wave. Mas allá de esa etiqueta, My Aim Is True es quizás el album mas emblemático de su autor, en dura pugna con su sucesor, el también imprescindible This Year's Model. Canciones pop de tres minutos, letras abrasivas, actitud provocadora, ingenio y sobre todo, mucho talento. Nick Lowe a los mandos en la producción, y varias canciones destinadas a ser eternas en su cancionero: Waiting For The End Of The World, Welcome To The Working Week, Miracle Man, Red Shoes, Mistery Dance, Blame It On Cain, etc... Sobresale por méritos propios la extraordinaria balada Alison, quizás el tema mas conocido de su repertorio, y que nunca te cansas de escuchar. Un disco irrepetible.

También son imprescindibles dentro de este estilo: los eternos This Year´s Model (1978) y Armed Forces (1979).

Gett Happy!! (1980).


Get Happy!! marca el primer punto y aparte en la carrera de Costello. Con este disco, lleno de inevitables guiños soul de dos minutos, abre su abanico de estilos de una forma impecable. Amante irredento de la música americana y de la negra en particular, Costello se atreve a dar un paso mas allá en la composición y entrega un disco chispeante, atrevido y encantador. Canciones que suenan una detrás de otra sin descanso, con los Atracctions dando una de las mejores lecciones de su carrera, y unas melodías al alcance de muy pocos. Sobresalen Opportunity, la galopante King HorsePosessionMen Called Uncle (una de mis grandes favoritas de siempre), Riot ActNew Amsterdam, y las mas conocidas High Fidelity y la versión del clásico I Can´t Stand Up For Falling DownCostello brilla en un estilo antagónico al que practicaba hasta ese momento, aunque opta por mezclaros muy juicisoamente (los experimentos con gaseosa, como se suele decir) y da en la diana. Triunfo absoluto.

King Of America (1986).


King Of America es, sin duda, el disco mas decisivo de la carrera de Elvis Costello. Aquel con el que rompió muchas barreras (autoimpuestas o no) y con el que dio eso que se suele llamar el salto definitivo de madurez. Por primera vez, se desprende de sus eternos Atracctions (aunque la deliciosa Suit Of Ligths esta grabada con su grupo de siempre) y de la mano del productor T-Bone-Burnett (con el que había formado un dúo) firma el album como The Costello Show. Ni rastro de su nombre artístico mas conocido. Muchos cambios, aunque el principal, sería el estilo que aborda en esta colección incontestable de canciones: el americana, el folk-rock o el sonido mas deudor de las raíces americanas. De cierto carácter semi-acústico, King Of America es el disco que Costello siempre quiso hacer pero no pudo. De hecho, con el album de versiones Almost Blue de 1981, ya dió algun aviso de por donde podrían ir los tiros a medio-largo plazo. King Of America es un disco brillante. Lleno de canciones deliciosas, delicadas, y tratadas con mimo. Brilliant Mistake, Our Little Angel, Little Palaces, etc... Aunque las piezas maestras hay que buscarlas en las emblemáticas Indoor Fireworks, American Without Tears, I'll Wear It Proudly, Jack of All Parades y Poisoned Rose. Piezas de una maestría absoluta en donde la áspera y personal voz de Costello llega a emocionar. El disco que le reconcilió con público y crítica al otro lado del Atlántico. Obra maestra.

También son imprescindibles dentro de este estilo: The Delivery Man (2004), otra lección de buena música americana, el album de género Secret,Profane & Sugarcane (2009) y el impecable National Ransom (2010).

Blood And Chocolate (1986). 


Confieso que he dudado hasta el último momento en incluir este disco (editado el mismo año que King Of America, ojo al dato) o decantarme por el impecable Imperial Bedroom . Al final, por eso del cariño, me he decantado por el primero, dejando de lado (y no por ello prescindible) el fantástico disco de pop excelso de 1982 y que tuvo sus continuaciones (con matices) en otras discos como Spike o Mighty Like a Rose. Pero confieso que soy muy fan del Costello mas artesano, mas rudo, mas rockero. Y Blood And Chocolate es uno de mis preferidos, para que engañarnos. Tras su apabullante lección de americana en King Of America, edita a los seis meses un album de reencuentro con los Atracctions. Y donde hubo fuego, aun quedan brasas, y el resultado es portentoso. Vuelve la mala leche, las canciones marca de la casa y esta vez, con un punto mas de sofisticación ganada con los años. I Want You es una de sus canciones definitivas, Uncomplicated un inicio muy expresivo (como en sus primeros tiempos), I Hope You´re Happy Now y Blue Chair pop de muchos quilates. Para mi, uno de sus mejores discos.

También son imprescindibles dentro de este estilo: el soberbio Trust (1981), Brutal Youth (1994), su ultimo disco con los Atracctions al completo, y el formidable y enigmático Momofuku (2008), una debilidad personal. 

Painted From Memory (1998).


No podemos pasar por alto la facilidad camaleónica de Costello y su capacidad para mutar en diferentes estilos y géneros. Es una de sus señas de identidad y uno de los aspectos que mas valoro en el y que de alguna manera le diferencian de casi todos los músicos de nuestro tiempo. Cuando en 1998 une fuerzas con Burt Bacharach, sorprendió a todo el mundo. El resultado de dicha colaboración, es a gusto personal, uno de los discos imprescindibles de su carrera. Inteligente siempre, supo tejer con Bacharach un sonido y unas canciones memorables, demostrando por si hacia falta a esas alturas, su pasmoso talento par salir triunfador de cualquier nuevo reto. La capacidad melódica de Bacharach con el talento y ojo clínico de Costello para las letras y la cadencia pop. Quien da mas? Todas, y digo todas, son autenticas gemas. De hecho, me cuesta mucho entenderlas por separado porque todas resultan tremendamente emotivas. Pero a destacar varias de mis piezas favoritas: la ya clásica God Give Me Strength, la emotiva I Still Have Another Girl, la elegante Toledo, la brillante Tears At The Birthday Party, o la misma Painted From Memory. Un album sorprendente de pop de cámara, puro y cristalino.

También son muy interesantes dentro del Costello menos conocido y mas imprevisible: The Juliette Letters (1993), coqueteando con la música clásica, el invernal y muy recomendable North (2004), muy del estilo de este Painted From Memory y The River In Reverse (2006), lujosa colaboración con su viejo camarada Allen Toussaint.

viernes, 16 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: Lou Reed - Transformer

Llevaba mucho tiempo queriendo escribir esta entrada, pero tras la sección sobre la Velvet Underground sinceramente quedé un poco saturado, y supongo que los visitantes de MIMS otro tanto: tan solo hay que ver cómo en ella fueron desapareciendo progresivamente los comentarios.


Lou Reed siempre ha sido uno de los músicos por los que he sentido una debilidad especial, y no sólo por su etapa con VU: desde luego su carrera en solitario es más que irregular, y en ella alterna discos cojonudos con otros tremendamente flojos... y, bueno, también cosas como el Metal Machine Music. Viendo su carrera en retrospectiva no sé si puede decirse de él que sea un músico propiamente dicho. No diré ya que se trate de un poeta, algo que difícilmente puedo alcanzar a discernir con mi escasos conocimientos de inglés pero que puedo intuir por las imágenes y personajes que tan hábilmente retrata, por sus características y personalísimas métricas (no se puede decir que cante en sus discos, más bien declama), por los ambientes que es capaz de crear y por las emociones que transmite; simplemente diría de él que se trata de un Artista en mayúsculas, y eligió la música para comunicarse como podría haber elegido otra disciplina diferente. De hecho, a la vista de algunas de sus llamémosle "experimentaciones", más bien se diría que le interesa investigar cómo jugar con el ritmo y el sonido más que con la música como tal.

A lo que íbamos: Reed abandonó sin pena ni gloria la Velvet tras grabar Loaded, y sin saber muy bien qué hacer estuvo trabajando un año en la empresa de su padre como mecanógrafo. Afortunadamente le seguía picando el gusanillo de la música y al poco grabó su debut en solitario, titulado simplemente Lou Reed (1972): este primer trabajo fue un fracaso ya que, además de tratarse de un músico no muy conocido por aquel entonces, el album se componía básicamente de canciones descartadas de su etapa con la VU; personalmente siempre me han encantado Wild child y sobre todo la stoniana Walk and talk it.


Reed: "David, nunca tendré como agradecerte que me produzcas el álbum, tío"
Bowie: "Ya se nos ocurrirá algo, tonto..."

Pero en estas resultas que se cruza en su camino el ínclito David Bowie, quien se ofrece a producirle junto con Mick Ronson su nuevo trabajo. Como comentamos en la correspondiente entrada al documental The Sacred Triangle, el ofrecimiento del británico no era tan desinteresado como parece, pero centrémonos en la historia: Lou Reed vuelve a Londres para grabar su posteriormente aclamado segundo álbum, Transformer. La conjunción de genios de ese encuentro es mítica: los respectivos talentos compositivo de Reed y musical de Ronson se vieron amplificados exponencialmente por la intuición y el sentido de la oportunidad de Bowie. ¿Quién da más?

Corría el año 1972, el glam había llenado Londres de purpurina y Reed no solo se contagia del ambiente, sino que se pone a la cabeza del movimiento: no es que sus canciones fueran más o menos ambiguas y provocativas hablando sobre maquillarse los ojos para salir a la calle (que de hecho sí que lo hace en Make up, sin ir más lejos), sino que da un paso más y en ellas canta sobre los personajes que había conocido en The Factory de Andy Warhol. Y resulta que toda esa colección de personajes más o menos oscuros con su no menos oscuras perversiones se convirtieron en un gran éxito.



El ejemplo más evidente es Walk on the wild side: extrañamente nunca fue censurada y escaló hasta la parte alta de las listas de éxitos, convirtiéndose en una de las canciones más famosas y recordadas de toda su carrera. No es que no se lo mereciera ni mucho menos, todo lo contrario: gracias a Dios parece que los prebostes no entendían la jerga de Reed y no parecieron darse cuenta que la letra hablaba sobre travestis, chaperos, camellos, mamadas, etc... El hecho es que la canción empezó a radiarse, para regocijo de los que sí sabían de qué trataba, y supuso el espaldarazo que la carrera de Reed merecía y necesitaba. La sencillez del tema es marca de la casa, pero los arreglos le proporcionan el gancho necesario: el ritmo marcado por las escobillas, la guitarra suavemente rasgueada, pero sobre todo los dos bajos tocados por Herbie Flowers. Los motivos para doblar las famosas líneas del contrabajo con un bajo eléctrico no son solamente musicales, como el mismo Flowers revela: sugirió el arreglo porque, por el convenio que tenían los músicos de estudio, así cobraría el doble de su paga por una misma sesión. Personalmente nunca me gustó el saxo en este tema, pero ya es tan parte del tema como los famosos coros femeninos de las coloured girls.

La presencia de Warhol la podemos encontrar en otros temas del disco: desde luego en Andy's chest (todo un grower, como diría Manuel), canción que trata sobre el atentado que sufrió el pintor en 1968 y que la Velvet Underground grabó sin llegar a editar (click), pero también en el tema que abre el disco, Vicious: de hecho, la primera línea de la canción "Vicious, you hit me with a flower", se la sugirió el mismo Warhol cuando le animaba a que compusiera más canciones para la banda. De nuevo la sencillez del tema y las contagiosas y punzantes guitarras nos recuerdan a la VU, pero la espontaneidad y amateurismo de aquellos se ven aquí reemplazados por el buen hacer de Ronson y compañía: sin que el tema pierda ni un ápice de energía y potencia, el sonido es brillante y las guitarras son espectacularmente profesionales.



Uno de los momentos más emotivos del disco y de toda su carrera es sin duda alguna Perfect day. La cálida y plácida letra, que habla de beber sangría en el parque y ver películas en la mejor compañía, contrasta con los arreglos musicales maravillosamente fúnebres (que incluso arrancan los elogios del siempre hierático Reed: "Ronson es un genio, tío"): el magistral piano, respaldado por una conmovedora sección de cuerdas, conduce el tema sobre el tímido ritmo de la batería. La interpretación de Lou es profunda y sentida como nunca, y sin duda estamos ante uno de sus momentos de mayor inspiración. Personalmente siempre me han resultado sobrecogedoras las líneas en que canta "Just a perfect day / You made me forget myself / I thought I was someone else, someone good" (Un día perfecto / Hiciste que me olvidara de quien soy / Y creí que era otra persona, alguien bueno).

Ronson: "A mi con la invitación a comer ya me doy por agradecido, en serio"

El último coloso del disco, que no tiene desperdicio alguno todo sea dicho, es sin duda Satellite of love, otro tema que compuso y ensayó con la Velvet pero que tampoco vio la luz con la banda (click). A diferencia de aquella primera versión del tema, la interpretación de este disco es mucho más reposada y dulce, además de presetar ciertos cambios en la letra con los que sale ganando sin duda. Preguntado por el significado de la canción el propio Reed cree que trata sobre los celos, pero reconoce que no está seguro porque "que yo la haya compuesto no significa que la entienda". Si bien los arreglos del tema de nuevo son sobresalientes, por encima de todo destacan los geniales coros de Bowie, especialmente en la coda final.

Y por el camino nos hemos dejado otros temazos que no desmerecen en absoluto: Hangin' round y sobre todo I'm so free dan buena muestra que Reed estaba totalmente en forma y al día, y son dos temas que enlazan perfectamente su pasado con la Velvet con lo que se estaba cociendo en aquellos momentos. Por su parte canciones más livianas como New York City conversation o Goodnight ladies suponen pequeños respiros, algo que ya ocurría en los discos de VU con canciones como I'll be your mirror o Afterhours, y sirven como simpáticas transiciones o directamente para cerrar el disco de manera más ligera.



Aunque se quedó lejos de llegar a los primeros puestos de las listas, Transformer sí que sirvió para dar a conocer a Lou Reed al gran público: en plena explosión del glam, sus canciones sobre travestis, camellos y prostitutas fueron recibidas con los brazos abiertos por un público que celebraba el descaro y la ambigüedad. Reed se maquilló la cara de blanco, se pintó las uñas de negro, y aprovechó la popularidad para seguir con su carrera y explorar en los siguientes años nuevos caminos con resultado desigual: la deprimente historia retratada en Berlin, la ya mencionada (e insufrible) experimentación de Metal Machine Music, el retorno a la senda perdida en el soberbio Coney Island Baby, etc...

Puedes pulsar aquí para escuchar Transformer en spotify.

martes, 13 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: BackTrip: "TRUTH"



Jeff Beck
TRUTH
Epic (1968)


En 1967 Jeff Beck deja los Yardbirds en manos de Jimmy Page. Busca compañeros de viaje para una nueva aventura y recluta a Rod Stewart (voz), Ron Wood (bajo) y Mick Waller (bateria). En algunos temas les acompaña Nicky Hopkins al piano.

El Jeff Beck Group está en marcha y sacan al mercado un LP lleno de herencias del pasado más reciente y proyectan una imagen de lo que vendrá en un futuro próximo (se pueden advertir muchos guiños que después utilizará Jimmy Page en Led Zeppelin).

La singular voz de Rod Stewart, tan apropiada para el Blues, se complementa con la brutalidad guitarrística que Jeff Beck despliega en el disco. Entre ellos hay una sana competitividad por el protagonismo de cada canción.

La versión del "Shapes of Things" de los Yardbirds es magnífica, "Let Me Love You" nos deja unos fraseos de guitarra increíbles y ponen en práctica el efecto llamada-respuesta entre guitarra y voz. Otras dos versiones de clásicos de Willie Dixon, "You Shock Me" y "Ain't Superstitious", dejan muestra de su deuda con el blues de Chicago. Pero hay un tema, "Beck's Bolero", compuesto por su amigo Jimmy Page, que llama la atención, ya que es un instrumental en el que el grupo cambia de miembros: Jeff Beck (guitarra solista), Jimmy Page (rítmica de 12 cuerdas), John Paul Jones (bajo) y Keith Moon (bateria). Impresionante formación y estupenda versión que anticipan el nacimiento de Led Zeppelin un año después. Todo un discazo, recomendable para amantes del Rhythm & Blues más británico que se complementaría con la segunda entrega, "Beck-Ola", en 1969.


sábado, 10 de agosto de 2013

MIMS Gran Reserva: El día que los Byrds se reunieron por última vez

The Byrds fue un pilar fundamental en la historia del rock, aunque como grupo fue un fenómeno algo atípico. Para empezar, su génesis no se fraguó basándose en la amistad de sus componentes, sino en un interés genuino por el éxito comercial. Si dicen que la unión hace la fuerza, McGuinn, Clark y Crosby decidieron apoyarse entre ellos para alcanzar el éxito que se les negaba como músicos en solitario a principios de los sesenta. Después vendrían Hillman y Clarke como mero apoyo instrumental, aunque el primero de ellos llegaría a escribir algunas de las páginas más memorables del grupo.

Quizá si la amistad hubiera sido el motor de la génesis del grupo, la formación inicial se habría mantenido algunos años más y The Byrds no se habría convertido en el grupo más inestable de los sesenta. Por la banda desfilaron una docena de músicos teniendo en cuenta al quinteto original, desde medianías como Skip Battin o Kevin Kelley, pasando por interesantes músicos desconocidos como Gene Parsons o leyendas del country rock como Gram Parsons.

El quinteto original en los sesenta

Gene Clark abandonó tras el segundo álbum por iniciativa propia. David Crosby fue desde el principio el miembro del grupo que más papeletas tenía para ser expulsado debido a su conflictiva personalidad. A punto estuvo de recibir la patada antes incluso de que triunfaran con Mr. Tambourine Man, aunque no se libró de la expulsión tras la publicación de Younger Than Yesterday. Chris Hillman aguantó hasta Sweetheart Of The Rhodeo, pero Gram Parsons consiguió convencerlo junto a Michael Clarke para fundar los Flying Burrito Brothers. El que más aguantó y que, quizás inmerecidamente, recibe el título de alma de los Byrds es Roger McGuinn. Intentó mantener viva la llama hasta 1973 con desiguales resultados que van desde la excelencia de Untitled o Ballad Of Easy Ryder hasta la mediocridad de Byrdmaniax o Farther Along.

Los Byrds originales volvieron a reunirse en 1973 con un disco titulado simplemente The Byrds en el que David Crosby ejercia labores de productor. El más ilusionado con este reencuentro fue Gene Clark, el cual aportó las mejores canciones de toda la hornada que constituyó aquel álbum. El resto, o bien se las reservó para proyectos paralelos o no disponía de nada mejor con lo que contribuir. Aquel reencuentro terminó como el rosario de la aurora y el quinteto original decidió disolverse para no volver a publicar nunca más bajo el nombre de The Byrds.

El quinteto original en la reunión de 1973

Los años fueron pasando y no es hasta 1991 cuando volvemos a verlos juntos en un escenario por última vez. Desde 1973 hasta 1991 pasan casi dos décadas en las que cada uno de ellos sobrevive como puede a los avatares del mercado musical. Roger McGuinn comenzó una carrera en solitario a mediados de los setenta que no llego a despegar a pesar de la enorme calidad de su primer álbum en solitario. A mediados de la década fue rescatado por Bob Dylan para la Rolling Thunder Revue y, girando en conciertos por los Estados Unidos, fraguó la reunión con Hillman y Clark que dió para dos álbumes bastante interesantes. Durante los ochenta ofreció conciertos en solitario y no publicó nuevo material durante la friolera de catorce años.

Gene Clark, por su parte, no consiguió recuperarse del fracaso de No Other y publicó tan sólo un álbum en 1977 llamado Two Sides From Every Story. A finales de los setenta colaboró con Hillman y McGuinn en aquel par de discos ya mencionados, aunque su participación en el segundo fue menos importante debido a los consabidos problemas con el alcohol. Publicó un disco en solitario llamado Firebyrd y formó duo con Carla Olson para el álbum So Rebellious A Lover. Desde 1985 hasta 1990 fundó una banda itinerante llamada A Twentieth Century Tribute To The Byrds para celebrar los 20 años desde la publicación del single Mr. Tambourine Man. Tengo un DVD con uno de aquellos conciertos homenaje en el que aparece Gene Clark junto a otro miembro de los Byrds que participó en la última etapa del grupo, John York. Resulta algo deprimente ver a Clark en un pequeño escenario, que parece el salón de actos de un colegio, cantando canciones como Set You Free This Time.



Clark, McGuinn & Hillman, 1978

David Crosby fue el miembro de los Byrds que alcanzó el éxito más fulgurante tras ser expulsado del grupo en 1967 y unir fuerzas con Stephen Stills, Graham Nash y Neil Young. Durante los primeros setenta fue una rutilante estrella que, debido a las luchas internas dentro del trío/cuarteto, se fue apagando para llegar a finales de los setenta con muy poca credibilidad musical. Se ofreció para colaborar con Hillman, Clark y McGuinn en el primer album del trío, pero fue rechazado. A principios de los ochenta era incapaz de colaborar con Stills y Nash en los trabajos del trio. De hecho, Stills y Nash intentaron publicar como dúo, pero la discográfica Atlantic se negó sin la participación de Crosby. El álbum Earth & Sky de Graham Nash iba a ser un disco de Crosby & Nash, pero fue imposible debido al lamentable estado del orondo bigotudo. Arrestado por posesión de drogas y armas en varias ocasiones, dio con sus huesos en la cárcel a finales de 1985. Salió rehabilitado y en los noventa comenzaría una breve carrera en solitario que no se prolongó demasiado en el tiempo.

Chris Hillman fue, tras la disolución del grupo, el corredor de fondo que logró mantener una de las trayectorias más respetables a través de los años. Tras los Byrds, participó en grupos legendarios como los Flying Burrito Brothers o Manassas. Durante la segunda mitad de la década grabó con Richie Furay y John David Souther un par de álbumes para después juntarse con McGuinn Clark. En los ochenta grabó un álbum en solitario llamado Morning Sky y fundó la Desert Rose Band con la que recuperó los viejos sonidos del country y el bluegrass que amaba desde su adolescencia.

Michael Clarke, el batería original y miembro del grupo con menos talento musical, se casó con una rica heredera y se convirtió en el batería de una banda llamada Firefall que, según parece, cosechó grandes éxitos con sus tres primeros álbumes. Entre divorcios y problemas con el alcohol, participó en varios discos de sus excompañeros de grupo y desempolvó el nombre de los Byrds para una serie de conciertos en los que tan sólo el aparecía como miembro original. Este hecho fue llevado a los tribunales por HillmanMcGuinn y Crosby, aunque el juez terminó por darle la razón a Clarke y le dejó utilizar el nombre de los Byrds para sus shows.

El quinteto original en la inclusión del grupo en el Rock And Roll Hall Of Fame, 1991

Así estaban las cosas cuando los cinco miembros originales de The Byrds fueron invitados a la ceremonia para entronizarlos en el Rock And Roll Hall Of Fame. Durante los primeros momentos del acto, McGuinn, Hillman, Clark y Crosby se sentaron en una mesa, dejando aislado a Clarke por la reciente disputa judicial. Sin embargo, a todos les pudo la nostalgia y no tardaron en invitarle a su mesa para recordar viejos tiempos antes de actuar juntos por última vez. Don Henley, miembro de los Eagles, fue el maestro de ceremonias y los cinco Byrds subieron al escenario para agradecer la inclusión del grupo en el Hall Of Fame. Cantaron Turn! Turn! Turn!, Mr. Tambourine Man y I'll Feel A Whole Lot Better. Los cinco actuaron en la parte principal del escenario, con McGuinn tocando su guitarra de doce cuerdas y Hillman escudándolo con el bajo. Clarke no tocó la batería y se limitó a compartir micrófono con Gene Clark. David Crosby actúo sentado, quizá debido a sus problemas de salud.

Si la investidura fue en enero de 1991, en mayo de ese mismo año fallecía Gene Clark. Aunque en el acta de defunción aparecía indicada muerte natural, quedaba claro que una vida de excesos había terminado por pasarle factura cuando tenía apenas 47 años. En diciembre de 1993, fallecía también Michael Clarke con la misma edad que su compañero de grupo en brazos de su madre y como consecuencia de una cirrosis. Al menos hubo un momento en el que pudimos volver a verlos juntos después de tantas idas y venidas, disputas y fracasos.