miércoles, 22 de junio de 2011

The Beatles según... Ian McDonald (I)


  • En su recuento de las sesiones de Sgt. Pepper, Goldman subraya que, en comparación con los estudios americanos de la época, los Abbey Road eran muy primitivos, y los Beatles unos ilusos por soportar tales limitaciones y no seguir a los Rolling Stones a Los Ángeles y conseguir los mismos efectos con la mitad de problemas. De hecho, a menudo los Beatles se sentían frustrados por el rígido régimen de estudio de la EMI y su obtusa negativa a acceder a la mesa de ocho pistas (McCartney ha revelado recientemente que el grupo pensó brevemente en grabar en America en 1966, pero descubrió que las cláusulas contractuales de EMI hacían que esta opción fuese prohibitivamente cara). No obstante, aparte de la familiaridad y la comodidad de acceso, Abbey Road ofrecía un sonido muy particular, por no hablar de una aura de excentricidad inglesa que da color (y seguramente forja el carácter) a la mejor obra de los Beatles.

  • Pese a las limitaciones, McCartney recuerda el estudio con mucho cariño: "Abbey Road era un lugar a donde nos encantaba ir" (Q, junio de 1997). Por muy molestas que fueran las restricciones, el hecho de que el grupo tuviera que trabajar en el estudio de la EMI en Londres incentivó probablemente su creatividad más que una fácil abundancia de medios en un clima extraño. Si los Beatles hubieran grabado en California entre 1966 y 1969, con o sin George Martin y Geoff Emerick, la naturaleza y evolución de sus vidas y su música habría sido, sin lugar a dudas, fundamentalmente diferente. Las especulaciones sobre esta idea de "universo paralelo" son potencialmente ilimitadas, pero algo comparable les sucedió, a la inversa, a los Kinks. Incluidos en la lista negra de la Federación Americana de Músicos por su salvaje comportamiento durante una gira americana en verano de 1965, no pudieron volver a tocar allí hasta 1969. El consiguiente aislamiento de la influencia americana, los alejó de los riffs con base de blues de su primer material, llevándolos a la decidida anglicidad de su periodo más creativo. Una vez terminado el exilio, la música de los Kinks regresó casi inmediatamente a su idioma transantlántico original. Por ejemplo, la canción Victoria (del álbum Arthur, Or The Decline And Fall Of The British Empire) conserva una letra incongruentemente "inglesa", cuando está basada musicalmente en la banda americana de blues Canned Heat. En este momento, la era de clásicos del grupo se terminó de la noche a la mañana.
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  • En los días siguientes a la muerte de Lennon, durante los cuales sus seguidores celebraron vigilias en su honor por todo el mundo, algunos comentaristas sugirieron que, con este acontecimiento, los años sesenta habían tocado a su fin. La tragedia también destrozó el sueño de McCartney de volver a escribir canciones con su antiguo compañero. No era una ambición nostálgica. A finales de los años setenta se había dado cuenta de que, pese a ser todavía capaz de vender millones de discos, era una sombra de la fuerza creativa que había representado como mitad de la sociedad Lennon-McCartney. Durante los años ochenta intentó colaborar con Eric Stewart, de 10cc, y Elvis Costello, pero comparados con John Lennon no eran más que pececillos incapaces de inspirar a un artista que había compartido el peso creativo de We Can Work It Out y A Day In The Life. Harrison y Starr continuaban por entonces sus respectivas carreras a un nivel diletante. Por separado, los miembros del grupo de pop con más talento de la historia había caido rápidamente en algo muy parecido a la mediocridad. ¿Por qué?
Del libro Revolución en la Mente, Ian McDonald.

4 comentarios:

Luis de Vigo dijo...

A mi la etapa de los Kinks que mas me gusta es la de los años sesenta que coincide con el periodo que McDonald llama de exilio. Lo mismo me pasa con los Beatles, celebro que nunca grabasen en USA, no serían lo mismo. Estoy convencido que Arthur, Or The Decline And Fall Of The British Empire, es un disco que le abría encantado producir a Geoge Martin.

Alex J. Sales dijo...

Sinceramente creo que no debemos especular sobre lo que hubiera o hubiese sido la música de los Beatles grabada en Los Angeles o en Tokio. Tenemos un legado musical para disfrutarlo tal y como es, que es muy valioso, y nada nos va a devolver aquellos años de esplendor...
Y siempre he defendido que la asociación Lennon-McCartney es irrepetible, ni el uno, ni el otro, hicieron nada tan grande en solitario como lo conseguido juntos. los Beatles fueron, son y serán cuatro, ni dos + dos o tres + uno...CUATRO. Un todo único e irrepetible.
He dicho. (!!!)

Luis de Vigo dijo...

Sobre gustos no hay nada escrito, pero a mi alguien que le guste la música y no solo hablo del pop de los sesentas, y no sea capaz de apreciar la calidad y trascendencia de sus trabajos, me parece igual de comparable a alguien al que le encante la literatura del XX y no apruebe a Garcia Marquez, que le guste el cine y no Hitchcock, y que en pintura una vez que conoce un poco no le llegue la grandeza de Vermeer. Los Beatles fueron grandes en esas circunstancias, yo prefiero dejarlos como están y no tocarlos.
Como dice revolver “Un todo único e irrepetible”.

Manuel J dijo...

No os entiendo, porque lo que hace Ian McDonald es especular con posibles alternativas para después justificar el impresionante legado de los Beatles grabado en Abbey Road. Para nada se lamenta o menosprecia la música que los Beatles dejaron grabada.