Mi primer contacto con la música de Da (Dani Garuz) fue sin previo aviso. Habíamos ido a Cádiz para ver a The New Raemon en otra edición de Mirador Pop y no teníamos ni idea de que en el concierto previo tocaría él. Nunca había escuchado nada suyo ni me sonaba su nombre, de hecho no sabía ni de la existencia de La Costa Brava por entonces. Fue un concierto que se me hizo demasiado largo, ya que no había escuchado antes ninguna de sus canciones y algunos temas se me hacían excesivamente marcianos en un primer contacto. Dani apareció sobre el escenario con un traje de cowboy espacial de los 20 duros y terminó el espectáculo haciendo piruetas sobre el escenario. Fue un poco chocante, aunque algunas canciones me parecieron lo suficientemente interesantes como para buscar sus discos por internet y probar a ver que tal. Viéndolo en retrospéctiva, Dani Garuz hizo un concierto muy extenso a pesar de su corta discografía en solitario. Repasó todas las canciones que tiene desperdigadas entre varios proyectos como La Costa Brava o Muy Poca Gente, prestando especial atención a sus dos únicos discos que por entonces había publicado en solitario.
Salvando las distancias, podemos decir que Dani Garuz fue el George Harrison de la Costa Brava, un creador de canciones eclipsado por el brillante tandem constituido por Sergio Algora y Francisco Nixon. Abandonó el grupo en el verano de 2006, cuando La Costa Brava había hecho un parón en sus frenéticos lanzamientos. El único disco del grupo en el que no participó fue Velocidad de Crucero de 2007, un álbum mucho más pensado que los anteriores que inauguraba una nueva etapa donde se perdía parte de la frescura anterior y que sería además el último trabajo del grupo debido a la prematura muerte de Sergio Algora.
Dani Garuz inició en 2005 su carrera en solitario con Dormidos en el Zoo, un álbum irregular que contenía algunas canciones arrebatadoras como Velocidad Absurda, que siempre me ha parecido una genialidad, Tigres Vegetarianos, que contiene uno de los estribillos pop más brillantes que he escuchado, y Para Siempre, un baladón que guarda una gran línea melódica. Su segundo álbum de 2007, Pulse y Espere, es un trabajo mucho más experimental que se pasa de la raya en algunas ocasiones. Tiene una canción llamada 24 Horas que me encanta, aunque también cae en la chabacanería más absoluta al usar una broma privada como estribillo para el tema Warro: me gusta correrme, es cojonudo... correrse es lo mejor. Con dos cojones, nunca mejor dicho xD
Y ahora llegamos a 2011 y su tercer trabajo en solitario. Me ha sorprendido gratamente, alcanza un equilibrio perfecto entre las marcianadas que suele colar en sus álbumes y un estilo mucho más orgánico. Mi canción favorita es La Compostadora, un tema a grito pelado acompañado por una instrumentación que parece anunciar el fin del mundo. Niño de Mama es una canción pop brillante con un recitado en las estrofas que te puede arrancar la sonrisa en más de una ocasión: master, empresas, dirigir, enchufe directo, aspecto competente, comunicación correcta, inutil perdido, no problema. Y en cuanto a las marcianadas, Esclavo Einzelhaft es una delicia a la que se asoman Kraftwerk e Isaac Asimov. Tengo que reconocer que el estribillo de este tema es, de momento, mi guilty pleasure del año. Hay que reconocer a Dani su capacidad para componer eludiendo la típica canción de amor, haciendo un recorrido en sus temas sin despeinarse desde la pretendida superioridad adolescente en Perdida a la compra por Internet de un robot mayordomo. El álbum no dispone de una canción tan buena como Velocidad Absurda, pero es el trabajo más equilibrado y bien secuenciado de toda su corta discografía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario