El plazo de una semana que anunciábamos para la vuelta por poco se convierte en un mes, pero aquí estamos de nuevo. Que mejor que abrir fuego con el ranking sobre los Beatles en solitario que hemos dejado partido por la mitad durante demasiado tiempo.
Ya habíamos hablado un poco sobre el álbum en cuestión con la entrada sobre el tema Heaven On A Sunday, pero recapitulamos para ponernos en situación. Según palabras del propio Paul, Flaming Pie se benefició mucho de la labor arqueológica que supuso el proyecto Anthology. Revisando las cintas y los masters de las grabaciones de los Beatles, McCartney se dió cuenta de la frescura con la que los Fab Four habían grabado todas esas obras maestras, así que para su siguiente álbum en solitario decidió recuperar ese método de trabajo. Nada de regrabar o revisar demasiado las canciones, la frescura y la diversión fueron las claves para crear uno de los discos más emblemáticos de su discografía en solitario.
Flaming Pie es uno de mis discos favoritos y supone una ruptura con lo que llevaba haciendo desde 1982 con Tug Of War, discos demasiado producidos que funcionaban en ocasiones a nivel compositivo pero que sonaban demasiado rígidos en todos sus cortes. Puede que la culpa de ese encorsetado periodo la tuviera el fallido experimento McCartney 2, que le hizo replantearse demasiado su siguiente álbum, ya que Tug Of War le llevo dos años de grabación (desde septiembre de 1980 a mediados de 1982) y sus siguientes trabajos hasta Flaming Pie adolecen de la misma rigidez con mayor o menor éxito comercial. El álbum que nos ocupa tiene un buen puñado de canciones grabadas en cuestión de días, algunas son jams que surgieron en el estudio después de grabar un tema algo más trabajado (ejemplos podrían ser Used To Be Bad, surgida en el estudio después de grabar Young Boy o Really Love You, después de terminar Beautiful Night). Esa frescura gustó tanto a McCartney que para su siguiente álbum de estudio utilizó menos tiempo aún, una semana para el disco de versiones Run Devil Run de 1999. Incluso podría decirse que ese acelerado método de trabajo ha sido la norma desde Flaming Pie, ya que la grabación del reciente Electric Arguments le llevo también otra semana (composición incluida). Quizá el único disco al que le dió más vueltas desde entonces ha sido al ya mencionado Chaos And Creation In The Backyard, y puede que la mosca cojonera de Nigel Goldrich tuviera mucho que ver.
En Flaming Pie casi todos los instrumentos del álbum están tocados por McCartney y las contadas colaboraciones llevan a sus espaldas un apreciable historial beatle. Para empezar, el legendario productor de los Beatles, George Martin, ejerce como productor en dos temas y aporta orquestaciones para canciones como Somedays o Beautiful Night. Ringo Starr toca la batería en Beautiful Night y Really Love You, además de cantar en la memorable coda final del primer tema.
Quizá sorprendido por el gran éxito del álbum Cloud Nine de George Harrison o por la producción de Free As A Bird y Real Love, McCartney decidió que Jeff Lynne co-produjera junto a él la mayor parte de Flaming Pie. Y la cosa no quedó ahí, ya que Lynne terminaría ejerciendo como segundo multi-instrumentista por detrás del propio Paul. En mi opinión, el sonido de Flaming Pie ha envejecido mucho mejor que Cloud Nine de George Harrison, aunque también hay que tener en cuenta que es un álbum diez años más reciente.
Steve Miller colabora con McCartney en canciones como el primer single del álbum, Young Boy, la condensada If You Wanna y la formidable jam que surgió después, Used To Be Bad. Steve Miller también guarda su background beatle, aunque menos impresionante que el de los anteriores colaboradores. Nos remontamos a 1969, cuando McCartney tocó con él en una formidable canción llamada My Dark Hour del álbum Brave New World de la Steve Miller Band. El título de la canción resulta más que conveniente, ya que McCartney colaboró en ella justó después de una de las incontables discusiones con Allen Klein y los otros tres Beatles. En el tema, además de la reconocible guitarra de Steve Miller, podéis identificar a McCartney por su engolada voz en los coros o su contribución con el bajo y la batería.
Terminamos con un quinto colaborador accidental, John Lennon, el cual dió nombre al álbum y a una de sus canciones. Según Lennon había explicado en una de sus entrevistas, el nombre de los Beatles le había venido en un sueño, cuando un hombre que salía de una tarta en llamas (flaming pie) le anunció que el nombre del grupo sería The Beetles (escarabajos) con una A. Cuando McCartney estaba componiendo la canción que da nombre a Flaming Pie, empezó a buscar rimas para palabras como "sky", "fly" o "cry"... entonces le vinó "pie" a la mente y recordó aquellas declaraciones de Lennon, por lo que la canción tomo el correspondiente título y después el álbum en sí.
Llegados a estas alturas del ranking, sobra decir que Flaming Pie no tiene desperdicio. Álbum marcado por la nostalgia en el que las referencias al pasado se suceden una tras otra: por ejemplo, The Song We We're Singing es un ejercicio de recuerdo a la idealista década de los sesenta, Little Willow está dedicada a Maureen, la primera esposa de Ringo que falleció en 1994, Somedays es una triste canción sobre la juventud perdida y su relación con Linda e incluso Great Day, el tema que cierra el disco, es una canción hogareña y privada que fue compuesta durante los primeros años de la década de los setenta. Young Boy, el primer single del álbum, fue un relativo éxito que me sorprendió escuchar tantas veces en la radio o incluso como banda sonora en centros comerciales. Es un tema vitalista que contrasta con el resto de canciones del álbum y, aunque no sea uno de los fundamentales de Macca, guarda un encanto difícil de igualar. La parte oscura del álbum se condensa en canciones como The World Tonight (primer single en EEUU) e If You Wanna. También hay lugar para memorables acústicos marca de la casa como Calico Skies o Little Willow. Beautiful Night se situa fácilmente entre lo mejor del álbum y es otra de las canciones recuperadas de años anteriores, en concreto de 1986. Sumando las fantásticas melodías de McCartney, la oportuna orquesta de George Martin y la coda final que canta Ringo, parece convertirse en un tema crepuscular de los propios Beatles. Sobre Heaven On A Sunday, otra de las maravillas ocultas, ya hable largo y tendido en su correspondiente entrada.
Flaming Pie es el disco que para mí inaugura el floreciente periodo creativo que McCartney está viviendo hacia el final de su vida. Compuesto y grabado después de las reuniones del Anthology, tomando canciones y referencias de varias etapas pero usando como guía la magia de las inigualables canciones de los Beatles. El resultado no podía ser más satisfactorio.
5 comentarios:
A mi personalmente "Flamming Pie" no me parece un buen disco en conjunto, tiene canciones buenas pero poco más. Comprendo que sea tu favorito porque seguramente descubriste al GRANDE con el xD A mi me pasa lo mismo con "off the ground" y por eso te perdono. Un besito.
A mí sí me parece maravilloso,entre los tres mejores del Macca.Las aportaciones tanto de George Martin como la de Lynne,aparte de las de Ringo o Steve Miller son fantásticas.Demasiadas canciones buenísimas,incluyendo varias joyas como Heaven ... o Beautiful night.
Realmente genial.
Gracias a los dos por los comentarios ;)
Pues yo estaría un poco con el primer comentario. No es que me convenza mucho (dejando a un lado que es un disco de Paul y que hasta sus discos malos (Macca II aparte) me encantan. Vamos, que hay temazos y lo he escuchado muchas veces. Pero si dormía a mi hija cuando lloraba con Little willow...
Aún así, para mí Cloud Nine no ha envejecido nada y es mejor disco que este.
Esto es cuestión de gustos, ¿no?
Creo que sí es uno de los mejores McCartney's...El aburrimiento de las últimas entregas me empezaba a pesar cuando publicó este álbum, y me devolvió la confianza.
Ánimo Manuel, que lo estas bordando.
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