Quizá la amistad existente entre David Crosby y Graham Nash sea la más sincera entre todos los miembros de CSNY. Dejando un lado que eran los más afines musicalmente, Nash fue uno de los más preocupados en conseguir que Crosby saliera de la espiral de drogadicción en la que se encontraba durante la década de los ochenta.
Su proyecto Crosby & Nash es la encarnación en duo más duradera de CSNY, ya que Stills & Young lo intentaron con mucha menos fortuna con el álbum Long May You Run y aquel proyecto Stills & Nash de principios de los ochenta tuvo que ser abortado por la negativa de las discográficas en favor de otro álbum de CSN titulado Daylight Again (con la adición a última hora de una composición del entonces perdido David Crosby llamada Delta).
Este primer álbum del dúo es el mejor de la pareja y, al igual que ocurre con el álbum ya mencionado de Stills & Young, nos encontramos ante dos compositores de estilos diferenciados, pero que esta vez se encuentran lo suficientemente inspirados como para publicar un excelente trabajo sin apenas desperdicio. Confieso que la primera vez que lo escuché, tenía muy pocas esperanzas de encontrar algo que mereciera la pena, así que la sorpresa fue mayúscula al quedarme enganchado a él durante varias semanas.
David Crosby se sale con excelentes canciones que siguen la línea trazada por su álbum debut, a destacar Whole Cloth, The Wall Song y mi favorita de todo el disco, Page 43 (de no ser por esa molesta guitarra que puntea una tonta melodía de vez en cuando, sería perfecta... juzgad vosotros mismos). Graham Nash por su parte continúa con esas brillantes canciones pop marca de la casa, a destacar Strangers Room, y cierra el disco con uno de sus habituales temas comprometidos, Inmigration Man.
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