En cuestión de pocos años se ha producido una revolución cultural sin precedentes, por la que todo el mundo tiene acceso ilimitado a grandes cantidades de información. El uso cotidiano de internet, la posibilidad de convertir en archivos informáticos libros, discos o películas y el aumento continuo de la capacidad de las unidades de almacenamiento se ha convertido en algo normal que hace pocos años era prácticamente impensable. Cuando estaba en el instituto, no podía imaginarme que podría guardar 14 discos en mi reproductor de mp3 de 3 cm. de diámetro (por cierto, es igualico que el de la foto). Por aquella época, hacerte con la copia de un álbum representaba pedírselo reiteradamente al colega de turno que se hacía de rogar lo suyo y, una vez en tus manos, podías hacerte una copia sólo pasándola a cassette. La versión actual del mismo procedimiento consiste en miles de usuarios anónimos que a partir de programas P2P ofrecen y consiguen cualquier material en el que estén interesados. ¿Estamos mejor o peor que antes? Como este es un blog de música, me centraré exclusivamente en la parte músical.
No sé si ésto durará mucho, pero la verdad es que no me gustaría despertar de este supuesto sueño hecho realidad. La situación en la que estamos trae muchos beneficios para el melómano de a píe, pero está claro que el músico y el compositor se ven seriamente perjudicados. Puede que la situación se prolongue mientras exista la red de redes, pero una legislación fuerte o un cambio en el software pueden terminar en cuestión de meses con el paraiso cultural al que nos hemos acostumbrado tan rápido. Pase lo que pase, estoy seguro de que estos años se recordarán en perspectiva como el inicio de una revolución cultural sin precedentes. Una revolución tácita de ordenadores encendidos durante la noche y luces parpadeantes donde sólo es necesario alargar la mano para alcanzar lo que deseas. Estoy seguro de que más de uno derramaría lágrimas si tuviera que volver al viejo método de la cinta de cassette (nadie se acuerda ya de la pobre).
Y es que todo se resume en la siguiente frase: cuando antes comprabas varios discos al mes, ahora puedes conseguir 20 en un sólo día. Muchas veces he pensado que es una pena recibir tanta información de golpe y que tu cerebro la asimile tan lentamente como siempre. Si antes nos llevabamos un mes escuchando un disco, ahora tenemos que dosificarnos y autoadministrarnos para no terminar sobresaturados. Por muy bien que lo quieras hacer, nunca volveras a disfrutar con la misma intensidad de un álbum en concreto. Antes me sabía el orden y el nombre de todas las canciones de mi colección de discos e incluso podía memorizar las letras de esas canciones. Ahora no sé como se llaman el 90 % de los temas que escucho y sólo puedo organizarlos en mi mente teniendo una vaga idea del disco en el que se encuentran. Siempre que pienso en ésto, recuerdo una frase de Bilbo Bolsón en El Señor de los Anillos, cuando habla sobre como se siente al cumplir tantos años: Me siento frágil, disperso como mantequilla untada sobre demasiado pan.
Al facilitarse tanto el acceso a la música, el consumidor puede hacerse más selectivo y escuchar lo que realmente quiere. Ya no es necesario tragarse el programa musical radiofónico o televisivo de turno donde emiten lo que se ha pactado de antemano con la discográfica para marcar tendencias, ahora el que quiere puede marcarse su propio camino muy fácilmente. ¿Qué ha ocurrido? El monopolio que existía al disponer de pocos canales de información se ha extinguido para siempre. Ya no surgen tantas estrellas musicales como antes, porque la promoción y divulgación no se encuentra en el poder de unos pocos. Ahora funciona más que nunca el boca a boca y a pesar de que en esta década han surgido grupos que se mantienen como grandes figuras, no logran alcanzar la proyección de las vacas sagradas que forjaron su leyenda en tiempos pasados como Bruce Springteen o U2. Creo que la megaestrella está en peligro de extinción según las nuevas reglas marcadas.
El músico pierde dinero indudablemente por ofrecer algo que diez años antes podría haberle retribuido mayores beneficios. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que antes se vendían CDs cuyos precios oscilaban entre los 15 y 20 euros cuando fabricarlos salía por 20 céntimos la unidad. Es normal que las discográficas se suban por las paredes ante la situación actual, han visto como el chollo del siglo se les escapaba de las manos. Después de ver las orejas al lobo, los precios de los discos han bajado notablemente y ahora se puede encontrar muy buena música por 5 o 6 euros en supermercados y grandes superficies. Creo que era necesaria esa cura de humildad independientemente de lo que pueda ocurrir en el futuro. Otro curioso fenómeno que se produce cuando cambian las tornas: si el músico no consigue los suficientes ingresos por la venta de discos, se ve obligado a realizar más conciertos y giras. No hace falta decir que en este sentido el aficionado vuelve a ganar.
El revuelo montado es algo normal, teniendo en cuenta que, hasta hace unos años, las discográficas vendían el plastico a precio de oro. Todo el mundo habla de que el perjudicado es el músico, pero en realidad muchos de ellos se han quejado en reiteradas ocasiones de que el porcentaje que reciben como creadores es ínfimo comparándolo con lo que se llevan la discográfica y los multiples intermediarios. En resumen, The Times They'Are A Changin' como decía Bob Dylan. Ya sólo nos falta ver manifestarse a los vendedores de enciclopedías por el daño que la wikipedia ha hecho en sus trabajos.
5 comentarios:
Suscribo todas tus palabras (no se podría haber explicado mejor) y doy una vuelta de tuerca más: también para el músico pueden encontarse ventajas en la situación actual, sobre todo para el que empieza, o para el artista que se dedica a esto por puro placer y cuyas fuentes de ingresos primarias son otras. Ambos disponen ahora de una plataforma de lanzamiento completamente gratuita para sus discos. Casi cualquiera puede realizar ya una maqueta desde el salón de su casa, que a golpe de click podrá ser escuchada en cualquier rincón del mundo. La globalización tiene sus cosas buenas: nos acerca el anhelado Sueño Americano.
Supongo que habrá que ir cambiando de chip. Pronostico grandes cambios culturales, no a muchos años de distancia, propiciados por las nuevas tecnologías. Quizá el Homo Sapiens está viviendo sus últimos días de gloria sobre el planeta para dejar paso a una nueva especie inteligente: el Homo Tecnológicus... :) Os emplazo a una futura entrada en mi blog para seguir disertando sobre estos temas.
Saludos, Manu! ;)
Estoy también totalmente de acuerdo contigo, Manuel, creo que la situación actual se debe entender más como una auténtica revolución cultural y digital que como un delito a la propiedad intelectual. Yo siempre digo, y quiero pensar que no es una excusa para justificar la descarga, que los programas P2P y el intercambio de música no ha perjudicado tanto a los buenos artistas. Y lo digo convencido.
Los melómanos (entre los que me incluyo) seguimos comprando música dentro de nuestras posibilidades: el que se puede comprar diez discos al mes los compra, y el que puede hacerse con uno se limita a ese uno. Para los fieles seguidores la cosa tampoco ha cambiado: si tu artista preferido saca disco lo compras aunque lo hayas oído por internet. Todo este barullo del P2P ha perjudicado básicamente a los pachangueros, a los de la canción del verano, reggetón y música comercial en general.
Y además es que es normal: la industria discográfica se había acostumbrado a cagar cien o doscientos discos de usar y tirar totalmente prescindibles que tenían la vigencia de un verano, más allá de agosto ya estaban pasados de moda y te vendían al siguiente. ¿Cómo se explica si no todas las generaciones de triunfitos se hayan hundido en meses casi sin excepción? Usar, beneficiarse y tirar.
Personalmente me descargo mucha música, como dices casi más de la que puedo consumir. Pero sigo comprando discos, los que puede soportar mi bolsillo. De no ser por el P2P no conocería a grupos como Wilco, Belle&Sebastian o Radiohead, de los que ahora tengo las discografías completas compradas. De no haberme descargado sus discos primero no habría comprado los originales, eso está claro.
Espero que la cosa no cambie por el momento y podamos seguir recibiendo tanta música como nos de tiempo las 24h del día.
Interesante cuestión, Manuel.
Para mí el mp3 facilita el descubrimiento de más música en menos tiempo. Pero perjudica la profundización en la misma.
Yo soy de la vieja guardia, aquella que frecuentaba las tiendas de discos dónde pedias escuchar el disco de la semana y entablabas un coloquio acerca del mismo. Aquella guardia que venera el vinilo cómo máximo exponente del Rock como arte total: música, literatura e imagen en un solo producto. Como tú bien dices, te llevabas el disco en cuestión a casa y pasabas semanas sin escuchar otra cosa, hasta que lo sabías de memoria. Buscabas información acerca de las bandas y descubrías cada dato con emoción...
Los tiempos cambian, cierto, pero no estoy seguro de si es para mejor...Igual que Bruno, yo también he descubierto muchos grupos gracias al intercambio...y compro todo aquello que me gusta y me interesa. No almaceno mp3...lo que me gusta lo compro y si es en vinilo, mejor...lo que no me gusta lo elimino del disco duro.
Pero al igual que tú comentas, tengo demiasada oferta y muchas veces escucho un álbum un par de veces y paso a otro, porque es tanto el flujo de información que no hay tiempo material para saborearlo...y eso me jode mucho.
Siempre que puedo, me acerco a mi tienda de discos favorita, es de un buen amigo, nos hicimos amigos discutiendo de música, y si hay más gente, entablamos charlas y nos descubrimos discos unos a otros, y eso es fantástico...el contacto humano, el énfasis y el acaloramiento ensalzando las virtudes de cada banda y optando a llevarte a casa algo nuevo para seguir en otra ocasión la conversación y agradecer o no la recomendación.
En fin, todo tiene su lado positivo y su lado negativo...
En cuanto al músico y la industría, no quiero entrar en ese debate porque creo cada uno tira para su lado y nunca habrá acuerdo.
Ya lo dijo Frank Zappa: "We're Only In It For The Money".
Creo que fue Kiko Veneno el que dijo, cuando se empezó el debate con lo del top-manta, que no sabía por qué se tenía que preocupar él de las ventas cuando nunca había visto un directivo de una discográfica preocupado por la música. O algo así poco más o menos.
Gracias a todos por vuestros comentarios :D
Tienes razón, kinezoe. Me ha faltado hablar de las ventajas que tienen los músicos con Internet. En un principio pensaba escribir dos artículos sobre el mismo tema (pros y contras) tomándome mi tiempo para hacerlo bien, pero me terminé cansando de dar vueltas sobre lo mismo. Recorte por varios lados y cerré con el párrafo final.
Coincido contigo, polis. De no ser por el mp3, también me habría perdido a Wilco, los Jayhawks o Morrissey. No quiero pensar que alguna vez se nos acabe el chollo :D
Y, revolver, tengo que confesar que me has dado mucha envidia cuando dices que puedes hablar con otra gente de tus gustos músicales casi diariamente, os recomendáis discos y cosas así. Yo no he podido hacer eso diariamente en mi vida XD Si no fuera por el foro, no tendría valvula de escape para desfogarme musicalmente. Una suerte haberos encontrado a todos por el ciberespacio ;) Aprovecho para decirlo al hilo de todo esto.
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