Cuando Manuel dedicó una entrada a modo de retrospectiva
hace ya unos meses al álbum So de Peter Gabriel, creo que no estaba entre sus
intenciones el crear una mini-sección con personalidad propia dentro del blog.
Pero la cuestión es que con esta entrada que dedicamos al álbum The River de
Bruce Springsteen, serán cuatro los discos repasados bajo ese prisma de
retrospectiva. Y curiosamente los cuatro son discos de la década de los ochenta
y de los que podríamos llamar emblemáticos. No seré yo quien lo diga, pero creo
que una sección está tomando forma en el blog sin que nos demos cuenta.
Enfocar una entrada de un álbum tan conocido y asimilado por
los aficionados a la música en general y al rock americano en particular, puede
pecar de resultar innecesario y hasta perezoso para el lector. Muchos nos
conocemos al dedillo el contenido de este álbum, hasta el punto de citar las
canciones de forma ordenada y secuencial como si del abecedario se tratara, y
con esta entrada tampoco pretendemos ir mas allá. Solo queremos que sirva de
reconocimiento expreso a uno de los discos dobles fundamentales de la historia
del rock (en mi modesta opinión) y que de alguna manera fue el colofón perfecto
a la época más brillante del músico de New Jersey.
Yo siempre digo que crecí con la música de Bruce
Springsteen. El me crió. Desde los primeros descubrimientos de su música a través
de aquella sensacional caja Live de cinco vinilos, pasando por sus primeros
discos hasta la actualidad. Siempre ha sido mi acompañante en todo tipo de
vivencias y al que siempre diré que “le debo mucho de lo que soy como
aficionado a la música”. Y si hay un disco que para mi tiene un valor especial,
mas allá de gustos, es The River. Publicado en Octubre de 1980 y uno de esos
discos que yo llamo enciclopédicos, por la amplia muestra de estilos y aristas
que atesora. Al final es solo rock and roll pero con carácter de
perdurabilidad. The River es un álbum doble sin apenas pasos en falso o temas
de relleno. Casi diría que estamos ante uno de los discos dobles mas
contundentes y de mayor empaque de la historia del rock. Antes de comentar las
canciones y las preferencias de uno, si es bueno que analicemos el disco en su
momento y el peso específico que tuvo y sigue teniendo en la carrera de uno de
los mas grandes músicos que ha dado el rock.
Ese tiempo de combalecencia, sirvió a Springsteen para pensar y pensar mucho. Hasta el punto de desechar el disco tal y como estaba registrado y volver al estudio de grabación con su banda para volver a empezar de nuevo. Además, con nuevos y excelentes temas encima de la mesa. Como ya le pasó en la grabación del álbum Darkness On The Edge Of Town, volvía a tener overbooking de canciones para dar forma a un disco nuevo, con el riesgo permanente y ya conocido, de tener que acabar desechando canciones de gran nivel. Pero esta vez, empujado por el entusiasmo del grupo (con Steve Van Zant a la cabeza) y librado de las presiones de tener que suceder a un éxito como el de Born To Run, Bruce se tomó la grabación como si de una actuación en directo se tratase. Las canciones suenan vitalistas, nada sobrecargadas, y llenas de entusiasmo e intensidad rock. Suele decirse que es el álbum mas E Street Band y tengo que decir que estoy de acuerdo con esa afirmación. Al abrir el abanico para un álbum doble, los matices y la amalgama de estilos se estira muchísimo y nos muestra al Springsteen definitivo y mas liberado que conocemos. Un disco de esos que se llaman de madurez.
El festival No Nukes, celebrado en Septiembre de 1979, sirvió como perfecto
escaparate para mostrar al mejor Bruce Springsteen. En esa cita, en la que compartió
cartel con gente como Tom Petty o Jackson Browne, Springsteen, en una memorable
actuación, estrenó el tema The River, una canción que acabaría siendo capital en
su carrera y que estaba a punto de suponer la piedra angular de su nueva obra discográfica.
Una obra que iba a suceder a discos tan emblemáticos como Born To Run y
Darkness On The Edge Of Town. Pero el álbum The River como tal, vivió un
proceso creativo bastante lento, como era por entonces marca de la casa en
los métodos perfeccionistas y obsesivos de su autor. Nada que ver con el
Springsteen actual, desde luego. Conocida era la sobrehumana capacidad de
trabajo de Sprinsgteen en aquellos años y el grado de compromiso para con su
obra, hasta el punto de acabar siempre desechando canciones sensacionales en
beneficio de otras mas dudosas pero que encajaban mejor en la obra como conjunto
o con el mensaje que el quería dar.
The River, tal y como lo conocemos, no fue ni
mucho menos la idea preconcebida que Bruce tuvo a la hora de meterse al
estudio. En 1979, tras finalizar la mítica gira del álbum Darkness On The Edge Of
Town, y con muchos temas en cartera dispuestos a ser registrados para un nuevo
disco, grabó un disco con entidad propia que respondía al nombre de una de sus
canciones: The Ties That Bind. Un álbum único que ya contenía sensacionales piezas como Loose Ends o Be True, que finalmente acabarían siendo caras B y formando parte de la caja recopilatoria Tracks (1998). El disco, lejos de publicarse, permaneció en capilla hasta nuevo aviso. Un
accidente doméstico (emulando a su adorado Dylan) hizo que pasaran los meses sin noticias de Springsteen
y sin el anunciado nuevo disco.
Ese tiempo de combalecencia, sirvió a Springsteen para pensar y pensar mucho. Hasta el punto de desechar el disco tal y como estaba registrado y volver al estudio de grabación con su banda para volver a empezar de nuevo. Además, con nuevos y excelentes temas encima de la mesa. Como ya le pasó en la grabación del álbum Darkness On The Edge Of Town, volvía a tener overbooking de canciones para dar forma a un disco nuevo, con el riesgo permanente y ya conocido, de tener que acabar desechando canciones de gran nivel. Pero esta vez, empujado por el entusiasmo del grupo (con Steve Van Zant a la cabeza) y librado de las presiones de tener que suceder a un éxito como el de Born To Run, Bruce se tomó la grabación como si de una actuación en directo se tratase. Las canciones suenan vitalistas, nada sobrecargadas, y llenas de entusiasmo e intensidad rock. Suele decirse que es el álbum mas E Street Band y tengo que decir que estoy de acuerdo con esa afirmación. Al abrir el abanico para un álbum doble, los matices y la amalgama de estilos se estira muchísimo y nos muestra al Springsteen definitivo y mas liberado que conocemos. Un disco de esos que se llaman de madurez.
A diferencia del oscuro Darkness On The Edge Of Town, aquí a
Bruce no le importa sonar festivo y hasta despreocupado. Canciones de carácter jovial como
Crush On You, I´m a Rocker o You Can Look nos muestran al Springsteen mas
desenfadado que conocemos trasladando además el mensaje que el rock, como arte,
no solo debe servir para emocionar sino también para pasarlo bien. Impensable
que este tipo de canciones pudieran haber tenido cabida en discos precedentes. Y también hay calidad, como en la preciosa The Ties That Bind (que tiene algo de
autoafirmación), Sherry Darling o la propia Hungry Heart, primer gran éxito a
modo de canción de Bruce en Europa y que en su día llegó a reconocer la
influencia del sonido de Abba en su encantador estribillo.
De todos modos, hablamos de Springsteen. Y ante todo,
hablamos de la pasmosa facilidad que tiene este señor de emocionar al oyente. Y
en eso The River, es punto y aparte. A lo largo de sus surcos encontramos
paradas verdaderamente geniales, que por derecho propio, deben pasar a engrosar
lo mejor de toda su obra registrada. La propia The River (una de esas canciones
que todo el mundo debería saber recitar), la emotiva Independence day, donde
retrata la particular y difícil relación que siempre tuvo con su padre, The
Price You Pay, la ambiental Stolen Car, la punzante Point Blank o la inigualable
Drive All Nigth. Increíble las sensaciones que puedes llegar a sentir cuando
escuchas en la penumbra de la noche esta canción.
The River fue un rotundo éxito de ventas y crítica. Un disco
que marcó a toda una generación rock que anhelaba escuchar canciones como las
que este disco contiene. A finales de los setenta el rock había perdido su
esencia derivando en otros muchos estilos y planteamientos. Elvis había muerto
y Dylan andaba algo despistado. Por fortuna, un tipo irrepetible de New Jersey,
iba a demostrar que estaba él para recordarnos la grandeza de este bendito
arte. Como ya hizo en 1975. Y testigos de ello fueron los asistentes a su
primer concierto en España, un lluvioso día de Abril de 1981. El día en que el
mito Springsteen empezó a calar en nuestro país. Pero eso, es otra historia.
4 comentarios:
Muy buena retrospectiva.
Ese concierto que comentas fue la verdadera catarsis del disco. Hasta ese momento The River iba a ser The Ties That Bind, el famoso disco bootleg, al final gracias a dios que desestimo aquel disco del que ya se habían presando vinilos. En la vida existe el sufrimiento, pero también la diversión, y ambas pueden convivir, es el río, como la vida misma. Saludos
Gracias por pasarte y comentar. El rio, como la vida misma. Con sus altos y sus bajos. Con sus momentos de disfrute y sus momentos de desasosiego y reflexion. Un disco mayusculo.
Pues yo tarde en entrar ... preferi otros discos durante bastante tiempo. Hoy me decanto por la oda al currela de Darkness y esta joya que presentas. Temas ... yo creo hoy elegiria Drive All Night. No hay muchos temas por ahi mas bonitos que ese. Gran entrada.
Eric: Gracias por pasarte. The River si que tarde en entrar, es cierto. No es un album comercial a pesar de tener una coleccion de temas impecable. Drive All Night es deslumbrante. Para mi, una de sus grandes cimas.
Un abrazo
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