Hablamos de aquel momento histórico en el que se escucha a un espontaneo llamar Judas a Dylan durante su gira por tierras británicas en el año 1966. Ese momento se haya recogido en el bootleg oficial Live At The Royal Albert Hall y es archiconocido por cualquier persona que se haya acercado minimamente a la obra de Bob Dylan.
Pongamonos en antecedentes, no quiero dar demasiadas cosas por supuestas. Ya hablamos hace mucho tiempo de la evolución de Bob Dylan como músico folk a eléctrico gracias al documental Live At The Newport Folk Festival 1963-1965, aunque aquella vez sólo nos limitamos a plasmar un resumen de lo visto en el documental sin pararnos a hacer juicio de valores. Es importante hacer hincapíe en la traición que para los puristas folk supuso el cambio de Bob Dylan a la guitarra eléctrica después de enamorar a propios y extraños con sus ya clásicas canciones folk de su primera etapa. Al igual que ocurre con muchos grupos de los sesenta, la evolución de Dylan desde solitario cantante folk hasta escudarse con una potente banda eléctrica a sus espaldas como los Hawks se produce de forma gradual y evidente a traves de sus discos. Ya me gustaría ver a muchas bandas actuales avanzar paso a paso como lo hacían aquellos músicos de los sesenta. No sé, esa busqueda del camino propio en lo musical que podemos ver en los Beatles o en Bob Dylan si echamos un vistazo global de su obra les da un aura de autenticidad que ayuda mucho a admirarlos más aún. Las bandas actuales van a saltos entre un género y otro, su idea de evolución es romper radicalmente con lo anterior para darse después el batacazo porque no dan pie.
A lo que iba, Bob Dylan se vuelve eléctrico no antes de evolucionar peldaño tras peldaño, pasando de la canción protesta a la temática romántica y menos trascendental con Another Side Of. Bringing It All Back Home supone un álbum de compromiso en el que satisface por igual a sus antiguos seguidores, ofreciendo además el nuevo enfoque que quiere dar a su música. ¿Porque decide volverse eléctrico? Lo admirable de esta decisión, visto en retrospectiva, es no acomodarse en el gran status que había alcanzado a principios de los sesenta. Bob se había erigido como el nuevo mesias del folk estadounidense y había llamado la atención en otros paises con tan sólo dos álbumes de estudio. Fue recibido con los brazos abiertos por la vieja guardia y había usado su discurso para renovar el género, atrayendo a la juventud de los sesenta. Podría haber continuado sacando un disco tras otro perpentuándose y desgastando su propia formula. Es más, no sería difícil imaginar una trayectoria paralela a la oficial con los mismos temas ya conocidos en formato folk.
Puede que esa sea la diferencia entre el genio y el resto de músicos de una generación. Hay que creer mucho en lo que se está haciendo y guardar mucha confianza en uno mismo para agarrar la guitarra eléctrica y aparecer en un festival folk tan afianzado como el de Newport. De hecho, considero su aparición en Newport de 1965 como más trascendental que aquel Judas lanzado por el público durante aquel concierto del Free Trade Hall de Manchester. Sin embargo, aquella sencilla catarsis puntual de alguién del público ha quedado para el imaginario colectivo como el simbolo de la oposición entre Dylan y su público a mediados de los sesenta. Resulta simbólico porque en retrospectiva la pose de Dylan de píe en el escenario, escudado por Robbie Robertson y Rick Danko, se nos antoja heróica frente a un público que aún no sabe lo que tiene frente a él. Estoy seguro de que muchos dylanitas que se jactan ahora de serlo habrían mostrado el mismo rechazo en esos conciertos. En cualquier caso, lo admirable es mantener tal visión de futuro en lo musical y oponerse frontalmente a un público que clama por mantener la tradición, tu propio público. Más aún cuando el tiempo terminaría por darte la razón y, aquellos que te abucheaban en 1966, se rendirían a tus pies ocho años después, cuando Dylan y The Hawks (transformados en The Band) ofrecerían conciertos similares en 1974, saliendo triunfantes como no hubieran imaginado años antes.
Aquel que clamó Judas entre el público capturo en un instante y sin proponerselo toda la lucha que Dylan mantenía con sus seguidores. Por cierto, dos personas reclaman la autoría de ese grito: Andy Kershaw y un tal John Cordwell. Alguién miente, aunque poco importa a estas alturas, ya que ambos estan muertos. La electrificación de alguién como Bob Dylan ha dado para documentales de cuatro horas, así que es imposible negar la importancia de tal cambio en la cultura popular. En primer lugar, nos encontramos ante una figura de primera línea que decide abordar un nuevo género. Si lo hubiera hecho Phil Ochs, poco habría importado. Sin embargo, que alguién con una carga intelectual como Dylan se pase al rock trae consecuencias tan capitales que resulta inconcebible imaginar lo que habría sido del género sin su influencia. Dicen que gracias a Bob Dylan, el rock se intelectualizo y evolucionó a su actual estatus artístico. Si no hubiera sido por Another Side Of, los Beatles no habrían encontrado el camino desde Help! a la sofisticación de Rubber Soul. Si los Beatles aportaron el sentimiento, Bob fue la mente del rock.
Y luego me pongo a pensar y, como fan, poco me importa en retrospéctiva aquel giro radical en su carrera. Admiro a Bob Dylan como compositor, me parece el único junto a David Bowie, que puede rivalizar de tú a tú con el tandem Lennon /McCartney. Es decir, me parecen tan soberbias My Back Pages de su etapa folk como Like A Rolling Stone del Highway 61 Revisited. De un mismo disco como Bringing It All Back Home, siento tanta devoción por Gates Of Eden como por Subterranean Homesick Blues. Esa evolución de Dylan, espoleada por los Beatles según sus propias palabras, no resulta tan impresionante en su sonido como ocurrió con el cuarteto de Liverpool por la misma época. Bob impregnó sus temas con una fuerte base de blues, aunque esas canciones habrían sido igual de buenas si las hubiera tocado tan sólo con una guitarra desenchufada. Es más, siempre he pensado que Highway 61 Revisited abusa demasiado de aquel sonido eléctrico que acababa de encontrar. Canciones como Ballad Of A Thin Man, Queen Jane Approximately o Desolation Row habrían ganado más puntos si se hubieran tocado de una forma más liviana. Blonde On Blonde guarda un equilibrio mucho más justo en cada tema y es, por ese motivo, uno de mis discos favoritos.
Ante aquel Judas!, Dylan se revuelve y clama I don't believe you! You're a liar. Play It Fucking Loud! Alza una mano para dedicarla al público y al instante empiezan a sonar los estallidos de batería, que como una metralleta en esta versión de Like A Rolling Stone, derribarán prejuicios por doquier. El resto, es historia.
8 comentarios:
Plas Plas Plas! Gran entrada Manuel (últimamente te creía missing!).
Para mí en la historia del rock hay tres o cuatro momentos que directamente lo cambian todo. Y uno de ellos, sin dudar, es el concierto de Dylan en el festival de Newport. Coincido contigo que es mucho más relevante aquel acontecimiento que el mas populista “Judas” de meses después. De todos modos, coincido en que el paso definitivo al rock de Dylan supuso una ruptura y un paso de gigante en la música contemporánea. No hay duda
Curioso lo que comentas de tu percepción de Highway 61. Sin ser mi favorito (lo es Blonde On Blonde y por goleada), me parece un disco poderoso. Enorme. Quizás le pueda faltar esa sensibilidad que comentas y que tiene Blonde On Blonde en muchos de sus pasajes, pero Highway es un puñetazo encima de la mesa como pocos otros en la historia del rock.
Tenia ganas de que volvierais a hablar de Dylan. Espero con ganas mas entradas de este tipo.
PD: Dylan y Bowie los únicos capaces de competir con Lennon y McCartney? Mmm…..si al primero, no al segundo. Pondría a Neil Young sin dudar en esa trena. De todos modos, gustos son gustos.
Un abrazo!
Buenísima entrada Manuel, genial tío.
Resulta curioso lo "naturales" que resultan hechos como el que comentas aquí, que Dylan cogiera la guitarra eléctrica (o que los Beatles se volvieran folkies o que en sus disco sonaran cuerdas o un sitar), y el tremendo impacto que supusieron en su momento. Visto con la perspectiva que nos da el tiempo parece el camino lógico o esperado, paradójicamente. Desde luego son actos de ruptura como este los que suponen un verdadero impulso para el progreso.
Y coincido contigo en tu apreciación del "Highway 61", siempre me ha parecido que se le fue un poco la mano, el "Blonde on blonde" de hecho sí que resulta mucho más redondo.
Un saludo.
Se dice que las mejores canciones de la historia suenan bien incluso en sus versiones más desenchufadas y sencillas.
Y un buen ejemplo de esto es Bob Dylan, en todo disco 'eléctrico' que uno se pueda encontrar.
Muy buen post, see ya!
Momento cumbre de la Historia del Rock. Básico. Así da gusto leer en un blog. Saludos.
Wow, había leído mil veces la anécdota pero no sabia que existía vídeo de ello. Muchísimas gracias por compartirlo con todos.
Que gran entrada, da gusto leer cosas así.
Magníficamente narrado y comentado en este fantástico post un momento que es historia pura del rock and roll.
Un saludo.
El primer golpe siempre resulta más duro que el segundo por dos motivos, uno por inesperado y otro porque aunque el segundo golpee más fuerte, ya estas "preparado" (dolido) y lo encajas mejor.
"Highway" es genial, duro y rompedor. ¿Exagerado? NO. (Yo me aburro con los tres primeros discos de Dylan).
En "Blonde" ya estábamos preparados y lo aceptamos mejor...
Pasa lo mismo con "Sgt. Pepper's", viene detrás del revolucionario "Revolver" y parece más redondo, pero creo que el primero suena más auténtico. (Ya sabéis mi opinión al respecto).
Abrazos.
Estoy 100% de acuerdo con Revolver. Yo tambien encuentro cansados (que no cansinos) los tres primeros discos de Dylan (salvo el primero que me trae unos recuerdos nostalgicos muy especiales).
Para mi su HISTORIA con mayusculas empieza en Bringing It All Back Home.´En ese disco es cuando la oruga se hizo mariposa. Y Highway es la continuacion logica de esa evolucion. Y Blonde On Blonde la cima. Pero ambos son sus grandes pilares (junto a Blood On The Tracks)de su carrera.
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