Aunque se considera en ocasiones que este trabajo es inferior a sus otros dos álbumes (Five Leaves Left y Pink Moon), básicamente por la cargada producción y los arreglos a cargo de Joe Boyd y Robert Kirby respectivamente, lo cierto es que se trata de una completa delicia que casi se diría que mejora con cada escucha. El título de Bryter Layter es una pequeña broma (imagínense, Drake bromeando) en la que la expresión "brighter later", usada con frecuencia en los partes meteorológicos, está escrita en falso inglés medieval.
Las ventas de su primer disco apenas llegaron a las 3.000 copias, lo cual era resultado de una pésima promoción del álbum tanto por la discográfica (Witchseason, propiedad de Boyd) como por el propio Drake, que no concedió entrevistas ni apenas actuó en público para darse a conocer. Además, por lo que se cuenta, sus conciertos solían ser bastante soporíferos para el respetable ya que, además de su casi nula empatía y comunicación con los espectadores, entre canción y canción Drake dedicaba unos minutos a cambiar la afinación de una única guitarra, algo necesario por su tan característica y virtuosa técnica con las seis cuerdas (actualmente cualquier músico cambia varias veces de guitarra en una actuación; en su caso ocurría todo lo contrario, para desesperación de su público). Tras esta desastrosa experiencia se propusieron para el siguiente trabajo hacer algo más comercial y pop.
Se le encargaron a Kirby unos arreglos más potentes para los nuevos temas donde los metales sustituyeran a las cuerdas, al igual que se le pidió al propio Drake que ensayara las nuevas canciones con bajo y batería, algo impensable hasta aquél entonces: el vigor de Hazy Jane II o la alegría saltarina de One Of These Things First son buena muestra de ello. Todo el disco, incluso en los temas más lentos y oscuros, tiene una reconfortante pátina de tibia alegría y optimismo.
Para completar y cerrar el círculo, una figura como John Cale (que por aquél entonces andaba por Londres produciendo a Nico) se trasladó al piso de Drake donde, aparte de consumir juntos cantidades ingentes de drogas, supo conectar con la sensibilidad de Nick al realizar los sobrios y conmovedores arreglos de Fly y Northern Sky; además colabora en el disco tocando la celesta, el piano, el clavicémbalo y la viola. Casi nada.
En su momento y durante mucho tiempo después fueron bastante criticados los temas instrumentales del disco, bajo la acusación de ser "simple relleno". Nada más lejos de la realidad: de hecho Drake se sentía bastante orgulloso de los mismos y no hubiera admitido que los eliminaran del álbum.
Como punto flojo, en un ámbito menor, se destaca la horrible portada: realizada por Nigel Waymouth, en ella Nick aparece sentado totalmente encorvado en una silla, abrazando una guitarra (que pertenecía a Eric Clapton nada menos); en primer plano hay unos enormes zapatos. Para rematar la faena, la fotografía se inserta en un óvalo rosa sobre fondo morado. Un despropósito en toda regla.
Si hace tiempo que no escuchas este disco es buen momento para recuperarlo (spotify): tómate tu tiempo y saborea cada canción. Busca el alma de Drake detrás de cada tema, tras los metales y la batería, en su suave voz susurrada y su guitarra majestuosa.
Las ventas de su primer disco apenas llegaron a las 3.000 copias, lo cual era resultado de una pésima promoción del álbum tanto por la discográfica (Witchseason, propiedad de Boyd) como por el propio Drake, que no concedió entrevistas ni apenas actuó en público para darse a conocer. Además, por lo que se cuenta, sus conciertos solían ser bastante soporíferos para el respetable ya que, además de su casi nula empatía y comunicación con los espectadores, entre canción y canción Drake dedicaba unos minutos a cambiar la afinación de una única guitarra, algo necesario por su tan característica y virtuosa técnica con las seis cuerdas (actualmente cualquier músico cambia varias veces de guitarra en una actuación; en su caso ocurría todo lo contrario, para desesperación de su público). Tras esta desastrosa experiencia se propusieron para el siguiente trabajo hacer algo más comercial y pop.
Se le encargaron a Kirby unos arreglos más potentes para los nuevos temas donde los metales sustituyeran a las cuerdas, al igual que se le pidió al propio Drake que ensayara las nuevas canciones con bajo y batería, algo impensable hasta aquél entonces: el vigor de Hazy Jane II o la alegría saltarina de One Of These Things First son buena muestra de ello. Todo el disco, incluso en los temas más lentos y oscuros, tiene una reconfortante pátina de tibia alegría y optimismo.
Para completar y cerrar el círculo, una figura como John Cale (que por aquél entonces andaba por Londres produciendo a Nico) se trasladó al piso de Drake donde, aparte de consumir juntos cantidades ingentes de drogas, supo conectar con la sensibilidad de Nick al realizar los sobrios y conmovedores arreglos de Fly y Northern Sky; además colabora en el disco tocando la celesta, el piano, el clavicémbalo y la viola. Casi nada.
En su momento y durante mucho tiempo después fueron bastante criticados los temas instrumentales del disco, bajo la acusación de ser "simple relleno". Nada más lejos de la realidad: de hecho Drake se sentía bastante orgulloso de los mismos y no hubiera admitido que los eliminaran del álbum.
Como punto flojo, en un ámbito menor, se destaca la horrible portada: realizada por Nigel Waymouth, en ella Nick aparece sentado totalmente encorvado en una silla, abrazando una guitarra (que pertenecía a Eric Clapton nada menos); en primer plano hay unos enormes zapatos. Para rematar la faena, la fotografía se inserta en un óvalo rosa sobre fondo morado. Un despropósito en toda regla.
Si hace tiempo que no escuchas este disco es buen momento para recuperarlo (spotify): tómate tu tiempo y saborea cada canción. Busca el alma de Drake detrás de cada tema, tras los metales y la batería, en su suave voz susurrada y su guitarra majestuosa.
4 comentarios:
Ya estás agregado. Por cierto, este disco es excelente.
Es difícil decidir cual es su mejor disco, pero este se encuentra en dura pugna con Pink Moon. Tengo algo más claro que Five Leaves Left es el tercero entre mis preferencias, a pesar de ser otra obra maestra. Los arreglos orquestales son enormes, parecía imposible embellecer aún más las canciones de Drake... pero Kirby demuestra que si, que es posible. Bryter Layter crece con cada escucha y, revisión tras revisión, vas encontrando las dos Hazy Jane, At The Chime Of A City Clock o la enorme Northern Sky. La única que no soporto es Fly. La portada me encanta, es minimalista y misteriosa.
Este disco cambió el año pasado mi perspectiva musical, así que te lo digo todo. Fue como abrir una puerta nueva o algo así.
¡Saludos!
Mi preferido está curiosamente entre los dos primeros de Drake, el Pink Moon aunque igualmente me encanta me resulta un poco inferior. No es por los arreglos (o ausencia de arreglos mejor dicho), sino que en mi opinión las composiciones destilan más amargura y hastío que las anteriores.
Publicar un comentario