miércoles, 14 de septiembre de 2011

Bon Iver - Bon Iver


Desde finales de julio estoy enganchado al segundo álbum de Bon Iver, hacia mucho tiempo que no escuchaba algo tan especial. No voy a decir que estoy de vuelta de todo, pero si que me resulta difícil encontrar un disco que me parezca tan soberbio y único a la vez. Me lo pongo mientras conduzco, en el mp3 mientras intento conciliar el sueño o en el tocadiscos de casa. Mi hermana fue la que me lo regaló en vinilo por mi cumpleaños a principios de julio y, de no ser por ella, me habría quedado sin disfrutar de esta maravilla.

El caso es que su álbum debut titulado For Emma, Forever Ago no me llamó la atención en su día y puedo asegurar que he vuelto a él varias veces después de que este nuevo trabajo me haya atrapado con tanta fuerza. A pesar de los intentos, For Emma, Forever Ago sigue sin transmitirme nada. ¿Cómo puede parecerme indiferente su primer álbum para caer rendido ante este segundo? ¿Son la misma persona los autores de ambos trabajos?

Ya los primeros acordes de Perth, el corte de apertura, empiezan a sumergirte en el particular mundo que encierra este disco. Bon Iver es un álbum denso y melancólico que a la vez resulta accesible, ya que mientras por un lado está la quejumbrosa voz de su autor, por el otro no faltan los reconocibles y magistrales acordes de guitarra acústica que arropan a cada tema. A todo ésto habría que sumar la particular textura que envuelve todas las canciones, consecuencia directa de que el propio Justin Vernon sea el responsable absoluto de su sonido. Sin ingenieros ni productores, un músico que no necesita intermediarios entre él y su público.


También resulta evocador, al menos para los de mi generación, ese aroma ochentero que guardan muchos de los cortes, alcanzando su punto álgido en la canción que cierra el álbum, Beth/Rest. El sonido del piano con el que abre este tema acompañado de un saxofón stingniano resulta de lo más retro que he escuchado en una canción actual, sin olvidar otra gran referencia como dejar en la cara B del primer single una versión del I Can't Make You Love Me de Bonnie Raitt que es capaz de ponerte la piel de pollo de campo. De hecho, dudaba si dejar al final de esta entrada la mencionada versión o uno de los temas originales del disco.

Todo esto que hablamos de texturas y recuerdos evocadores no serviría de nada sin unas canciones excelentes. Holocene, por ejemplo, guarda en su interior unas arrebatadoras melodías acompañadas de una sempiterna guitarra (aquello que hablábamos de los magistrales acordes). Michicant va creciendo y creciendo hasta desembocar en una catarsis producida por la simple introducción de... ¿una pedal steel? Corregidme si me equivoco, lo mío no es identificar instrumentos. El caso es que la adición de esa pedal steel después de una parte más pausada de la canción deja un efecto precioso. Perth va acompañada de una percusión tan dinámica que me recuerda a la de Manu Katché en That Voice Again de Peter Gabriel, con continuos avances y retrocesos similares a los de un ejercito en una guerra de trincheras (ésto último lo leí en un libro sobre Peter Gabriel y siempre he querido meter la comparación en alguna parte).

Se nos queda en el tintero hablar sobre el comienzo tan soberbio de Minnesota WI, los inolvidables ecos de Hinnom TX o las majestuosas melodías de Calgary, el primer single del álbum. Tan sólo decir que la peor canción es Lisbon OH, un instrumental de transición que dura minuto y poco más. Si en el blog puntuáramos los discos que comentamos, no dudaría en ponerle un diez a esta gran obra maestra.


4 comentarios:

Rivers Of Ice dijo...

Lo tengo en la carpeta de pendientes. Había leido opiniones muy entusiastas del disco pero ya leida vuestra opinion, me parece que me voy a poner con el con urgencia (si Tom Waits me deja, claro). Le tengo ganas.

Solo con ver esa portada ya uno se da cuenta de que ahí hay algo especial.

Gracias por la reseña.

Nikochan dijo...

Te diré la verdad. A mi su "Emma forever ago" me gustó pero tampoco creo que sea para tanto, sin embargo este segundo disco de Bon Iver se me antoja de lo mejorcito del año. Un señor discazo.

Joserra dijo...

Puede que sea el disco del año y de calle porque este si es un disco donde hay que meterse de lleno y perderse para no salir.
Me refiero a lo que es una propuesta original y de artista con poca trayectoria, no olvidemos que es su segundo...Tiene algo que le hace de la raza de Antony, Amy o Jeff Buckley; es decir de artistas de los que salen dos en años...Sólo juega en su contra que él no es un vocalista especialmente brillante pero es especialmente personal su falsete y engancha más con un Curtis Mayfield, llamemoslé soulful, me gusta, soulful.Un abrazo, el disco es un delirio si lo escuchas en la noche estrellada, probad.Como si John Martyn tocara con Radiohead...

Manuel J dijo...

Mansion: La portada gana mucho más en vinilo. Es la primera vez que escucho una obra maestra directamente en vinilo. Dale un par de escuchas y verás ;) Gracias por comentar.

nikochan: Para mí también es lo mejor del año, de momento. Un saludo.

Joserra: Prácticamente has dejado una reseña en el comentario. Gracias por pasarte ;) Coincido contigo en que su punto debil es su voz, aunque no lo había pensado antes.