Me ha gustado, no todos los días se tiene la oportunidad de leer un libro dedicado exclusivamente a un álbum de los Beatles. Merece la pena echarle una ojeada para descubrir nuevas valoraciones sobre el supuesto mejor disco de la historia del rock, aunque en realidad trata más sobre el entorno músical que bullía antes de la publicación del álbum y pasa algo de puntillas sobre la realización de las canciones.
Lo que más me ha gustado es que el autor pone a John Lennon en su sitio. Su inspiración creativa se había secado después de dos temazos como Strawberry Fields Forever y A Day In The Life (primeras canciones que aportó después de que los Beatles dejaran los conciertos), por lo que queda claro que el motor para este álbum fue la disciplina y el trabajo de McCartney. Al terminar A Day In The Life, Lennon sólo tendría fuelle para componer Good Morning Good Morning (por el simple hecho de tener una canción más en el disco, según sus propias palabras), Being For The Benefit Of Mr. Kyte (sacada prácticamente íntegra del famoso cartel de circo) y Lucy In The Sky With Diamonds (esbozo que presentó en el estudio y que desarrolló con la ayuda de McCartney). En aquella época, Lennon estaba más colgado por el LSD que incluso el propio Syd Barrett. El libro retrata muy bien la escena musical inglesa pre-Pepper, donde aparecen grupos que tienen algo más que decir como los Pink Floyd de Syd Barret, The Move o posteriormente Cream y The Jimi Hendrix Experience. Se para sobre todo con Pink Floyd y The Beach Boys, donde hace un recorrido exhaustivo sobre las fases de locura de Brian Wilson y su afán competitivo por superar a los Beatles que se desinfló con el abortado Smile. Incluso se deja entrever que John Lennon podría haber terminado igual que él de no ser por el impulso que McCartney le dió al grupo con el nuevo proyecto del Sargento. Me ha sorprendido también cuando habla de las bandas de la costa oeste como Jefferson Airplane o Big Brother & The Holding Company, donde las tacha de timos psicodélicos, ya que la primera hacia música con base folk y la segunda era prácticamente una banda de blues que alargaba los temas más de lo necesario. Según el autor, no existía ese supuesto movimiento psicodélico en la costa oeste que quedaba ensombrecido por el panorama musical inglés con verdaderas bandas psycho como los primeros Pink Floyd. El análisis crítico posterior a la publicación del álbum desde que apareció hasta nuestros días tampoco tiene desperdicio. Durante los setenta y la primera mitad de los ochenta nadie lo reivindicaba como el mejor album en ninguna lista. El principal argumento era que parecía más de lo que era, ya que el hilo conceptual no existe y algunas canciones parecen prácticamente de relleno (Good Morning Good Morning, Lovely Rita, etc.). Después de los ochenta con las emergentes bandas de brit pop empieza a revalorizarse y hasta el día de hoy aparece como número 1 en todas las listas tipo The Best Albums Of All Time y similares. El autor incluso se permite hablar de las nefastas mezclas que sufrió el catálogo musical de los Beatles cuando apareció el CD y la innecesaria colección de tomas falsas y descartes llamada Anthology. En lo que respecta a Pepper, deja claro que las canciones que aparecen en Anthology 2 nunca existieron y son un fraude, ya que en el mismo libreto del doble album suelen aparecer cosas como "mezcla de la toma 2 con el final de la 16, aderezada con el bajo de la 24". La pregunta final es... ¿qué pasará con Pepper cuando pasen 30 o 40 años? ¿seguirá encabezando listas o terminará en el puesto nº 94 por debajo de una barbaridad de discos como ya ocurrió a principios de los ochenta en una de esas listas votadas por lectores de revista? Me ha encantado ese espíritu tan crítico.
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