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martes, 1 de marzo de 2016

BackTrip: Discos que me salvaron la vida.

El cambio de década de los 70 a los 80 me pilló descubriendo nuevas formas musicales y aprendiendo a vivir. Dos procesos que fueron de la mano y que forjaron mi bagaje músico-cultural. La radio era una potente aliada, pero con el cambio de dígito en el calendario empezó a dominar el sonido sintético y el tecno-pop se fue adueñando de las ondas. La pregunta constante era ¿dónde estaban las guitarras? Recuperamos cinco discos que en aquel momento me salvaron la vida. 

The Church: 
"The Bluerred Crusade", 1982.


Producido y mezclado por Bob Clearmountain, es un álbum complejo estilísticamente y un trabajo más sofisticado que el anterior álbum de debut. En prácticamente todas las canciones logran una equilibrada fusión armónica entre la fuerza eléctrica y la finura acústica.
 


R.E.M.:
"Murmur", 1983.

Este excelente disco de debut me hizo volver a creer en el rock de guitarras. En un momento en el que dominaban los sintetizadores descubro un disco lleno de maravillosas guitarras acústicas, complejas lineas de bajo y una voz casi perfecta acompañada de ecos y coros que se difuminan en el fondo.


Echo & The Bunnymen: 
"Ocean Rain", 1984.


El cuarto disco de esta banda de Liverpool está dominado por un sonido general basado en las guitarras y en fantásticos arreglos orquestales y es menos oscuro que los anteriores trabajos. Creo que es su cumbre creativa y contiene mi canción prefereida del grupo: The Killing Moon.



The Smiths:
"The Smiths", 1984.


La primera impresión es única, no se puede cambiar, y el disco de debut de los Smiths me cautivó en la primera escucha. Las guitarras marcan el sonido y de nuevo vuelvo a sentir ilusión frente al aburrimiento general que me produce la música techno. Además el propio nombre del grupo contiene connotaciones socio-culturales ya que, mientras la moda entre los grupos del Reino Unido era ponerse nombres pomposos, ellos usaron lo sencillo, lo común.


The Waterboys: 
"This Is The Sea", 1985.
Este fue un álbum de imágenes. Música y textos se alinean para provocar sensaciones oníricas. Un disco de tono épico con una completa instrumentación y muy bien ejecutada. El binomio Scott/Wallinger funcionó a la perfección. Mick Scott declaró: "Carl es como un hombre orquesta, tenerle en el estudio es de gran ayuda. Sin él podría haber hecho otro "This Is The Sea", pero no tan bueno."




Puedes escuchar una selección de canciones de estos discos en  
 

domingo, 25 de mayo de 2014

Tres discos: Simple Minds, The Go-Betweens, Echo And The Bunnymen.

Siempre digo lo mismo. Crecí en los ochenta y musicalmente le debo practicamente todo a esa década tan denostada y tan infravalorada. Por eso, a modo de reivindicación, me he animado a escribir esta entrada para recomendar tres discos, no tan conocidos como otros de aquella época, pero que guardan entre sus surcos varias de las melodías mas hermosas que se hicieron durante aquellos años. Ademas, son tres bandas que quiero elevar y dar a conocer, para aquellos que nunca se han acercado a ellas: los escoceses Simple Minds, los australianos The Go-Betweens y los británicos Echo and The Bunnymen

Simple Minds - New Gold Dream (81,82,83,84) (1982).

Simple Minds son, con diferencia, mi banda favorita de los ochenta. Antes de convertirse a finales de la década en un grupo de masas, facturaban deliciosos discos de pop, abordando muchos matices y estilos. Desde el rock industrial, pasando por el tecno-pop o el post-punk tan de moda a principios de la década. Entre todos ellos sobresale esta joya llena de pequeñas y minimalistas maravillas pop, plena de exquisitos detalles instrumentales. Un disco para escuchar relajadamente en una noche estrellada y dejarse envolver por el perfecto acabado de su sonido. Temas como Hunter and The Hunted, Someone Somewhere in Summertime, New Gold Dream o Glittering Prize (con un increíble trabajo al bajo) son joyas que nadie debería dejar de escuchar. Sin duda, uno de mis cinco discos de cabecera de los ochenta.

The Go-Betweens - 16 Lovers Lane (1988).

Album y grupo que descubrí de forma tardía bien entrados los noventa, The Go-Betweens creo que hicieron méritos de sobra para ser reconocidos como una de las mejores bandas de pop de los ochenta. Delicados, elegantes, inteligentes. Sus discos son absolutos viajes por la música mas brillante de su época. Tienen varios discos que hay que tener muy en cuenta, pero este 16 Lovers Lane es un album que cuando lo escuché por primera vez, se paró el mundo. He perdido la cuenta de las veces que lo escuché en su dia y cada vez que vuelvo a el me sigue provocando el mismo placer. Solo con el efecto emotivo que siente uno al escuchar una joya como Quiet Heart, ya vale la pena hacerse con el. Pero hay mas, mucho mas. Diez canciones perfectas para un disco atemporal.

Echo and The Bunnymen - Ocean Rain (1984).

Hasta su separación temporal a principios de los noventa, los liverpoolianos Echo and The Bunnymen podían presumir de tener una de las discografías mas coherentes y dinámicas de los primeros años ochenta. Sobre todo sus primeros cuatro albumes, que les llevó a ser considerados uno de los grupos mas brillantes de su generación. El cuarto de esos discos, y como colofón a esa trayectoria ascendente, es este estupendo Ocean Rain. El disco en donde todo lo aprendido y mostrado en discos precedentes como Heaven Up Here (1981) o Porcupine (1983) confluía a las mil maravillas. Sobresale el himno por excelencia del combo británico, la excepcional The Killing Moon, pero también hay temas de calidad como Silver, la también famosa Seven Seas o Crystal Day. Disco perfecto para iniciarse en la obra de un grupo brillante.