miércoles, 27 de abril de 2011

The New Raemon - Libre Asociación


Me acabo de dar cuenta de que no escribo una crítica sobre un álbum desde el pasado año. Este disco que precisamente vamos a comentar abre de nuevo la veda por ser muy interesante por varios motivos. En primer lugar, es el tercer álbum de estudio de The New Raemon, un grupo por el que he sentido cierta predilección durante estos últimos años. En segundo lugar, este tercer trabajo tiene todos los ingredientes para conseguir una jugosa crítica donde abarcar diferentes aspectos bastante interesantes.

Pongámonos en antecedentes con un grupo no tan conocido. Antes de arrancar con The New Raemon, el proyecto con el que ha obtenido más éxito, Ramón Rodríguez había liderado otras bandas como Ghouls'n Ghosts o los ya finiquitados Madee (estos últimos realizaron no hace poco su gira de despedida con el propio Ramón subido al escenario). The New Raemon era hasta ahora la encarnación más amable de Ramón como compositor, ya que las canciones de este proyecto se han caracterizado casi siempre por resultar esperanzadoras sin escapar del halo meláncolico que tan bien sabe imprimir a sus temas. Con Madee, su grupo anterior, era otra cosa. Tan sólo les he escuchado L'Antarctica, pero es suficiente para darme cuenta de que es un proyecto diametralmente opuesto a The New Raemon, a pesar de contar con el mismo compositor entre sus filas. Las canciones de Madee son más oscuras, de instrumentación más sobrecargada.

¿Qué ha ocurrido con este esperado tercer trabajo de The New Raemon? Que la cabra tira pa'l monte, simple y llanamente. Tomando como referencia los dos discos anteriores, parece un paso adelante en su sonido, aunque si tenemos en cuenta la trayectoria completa de Ramón como músico, vemos que más bien supone echar la vista atrás hacia la dirección sónica ya explorada por Madee. La instrumentación es densa y las letras no dan tregua al oyente haciéndole girar una y otra vez entorno a las obsesiones de su autor. Nos encontramos ante un álbum muy introspectivo que puede dejar fuera de lugar a todo seguidor que haya disfrutado con interés de los trabajos anteriores del grupo.


Ya en La Dimensión Desconocida había un tema llamado Por Tradición que apuntaba maneras y nos señalaba la dirección que tomaría el grupo con este tercer álbum. La cuestión ahora es preguntarse si esa evolución no se quedará ahí, ya que Ramón parece sentirse cómodo en ese terreno tenebroso. Puede incluso que los dos primeros trabajos de The New Raemon fueran una rara avis en su discografía provocados por circunstancias extraordinarias que el mismo explicaba en el documental de Sergi A. Minguell.

Tengo a The New Raemon agregado a Facebook, así puedo enterarme de todas las noticias sobre el grupo. Al dar a conocer el enlace con las nuevas canciones de este nuevo trabajo, algunos fans no pudieron evitar indicar las grandes diferencias entre el álbum debut y este tercer disco. En todas las críticas posteriores, en todas las referencias, la comidilla ha sido lo acertado o no que ha estado Ramón realizando ese cambio, para muchos radical. Cambio que ya empieza desde la portada como se puede ver al principio de esta entrada. Ramón alega que no puede repetirse en todas sus entregas, que el que quiera un nuevo A Propósito de Garfunkel puede escuchar ese disco las veces que quiera.

Yo puedo entender que un músico tiene que evolucionar en su sonido, aunque como ya dijimos anteriormente, este tercer álbum no llega a ser un paso adelante propiamente dicho, si no una forma de adaptar en este proyecto lo ya hecho con Madee. El cambio, en la dirección que sea, es necesario en la música, ya que sería muy aburrido de no producirse. Las personas cambian según pasan los años, sus preocupaciones y aficiones van mutando imperceptiblemente día a día, luego... ¿porque no va a cambiar un compositor su enfoque a la hora de crear canciones? Es totalmente lícito y Ramón debería dejar de justificarse en todas las entrevistas que realiza. El disco está hecho y es el fruto de una necesidad de expresión artística de un momento concreto, aunque resulta irónico encontrarnos un álbum tan melancólico cuando en el documental que comentábamos hace algunos meses Ramón decía que no volvería a ponerse trabas a sí mismo, que intentaría ser más positivo después de la intensa crisis existencial por la que acababa de pasar antes de fundar el grupo.


Aceptamos entonces el cambio. Valoremos ahora el álbum en sí, dejando a un lado la supuesta evolución que, por otra parte, tampoco resulta tan radical. Desde la primera canción hasta la última, el álbum nos hace saber que Ramón mantiene su estilo en cuanto a composición, apostando otra vez por aquello de "lo bueno si breve, dos veces bueno" al despachar otro disco en apenas media hora. Lo compré original semanas antes de que saliera al mercado gracias a la posibilidad de realizar los pedidos con antelación en la página web de la discográfica. Reconozco que tenía ganas de escuchar este nuevo trabajo, hacia más de un año que el grupo no publicaba nuevo material salvo un tema en EPs Reunidos llamado ¡Retirada!.

Lo he escuchado con interés durante todo este tiempo y las primeras escuchas fueron muy esperanzadoras. Sin embargo, he llegado a la conclusión de que este álbum no termina de llegarme como los anteriores. Ya digo que los cambios estilísticos no suponen para mí un problema, así que lo afirmo centrándome exclusivamente en las canciones. No hay ningún tema superlativo como ya ocurría en anteriores trabajos con La Cafetera, Tu Garfunkel, Variables o La Gran Caida. El single de adelanto, Verdugo, me parece una elección equivocada a todas luces, una de las canciones más flojas. Los mejores temas, sin llegar a alcanzar cimas pretéritas, son para mí los tres que abren el disco y El Refugio de Superman. En resumen, un disco algo inferior pero disfrutable. Lo de menos para un servidor es el cambio en el sonido, aunque sea de lo que más se ha hablado desde su publicación. Me parece muy valiente la defensa a la evolución musical que The New Raemon ha proclamado estos días a través de Facebook. Esperamos con curiosidad el nuevo álbum co-escrito con Francisco Nixon para septiembre de este año.

1 comentario:

Bruno dijo...

No he escuchado el nuevo disco lo suficiente como para tener una opinión formada del mismo, pero por lo que he podido ir asimilando veo, como bien dices, un más que notable acercamiento a los planteamientos de Madee. Admito igualmente que apenas conozco el trabajo de este grupo, el mismo L'Antartica que mencionas y nada más.

Voy a dármelas de guay y decirlo: Ramón, a mi me molabas más antes xD

Sé que suena chulo, ramplón y pretencioso, pero es la verdad. Conecté mucho con "A propósito de Garfunkel", me pareció una propuesta que, sin ser novedosa (un cantautor catalán, fíjate, lo nunca visto), sí suponía una bocanada de aire fresco en nuestro panorama musical. Entre tanto pop estándar, tanto indie, tanto hypster, tanto "posturita", tanto janderclander... viene un tío que con una guitarra acústica y poco más, sin artificios ni trucos de salón, se marca un discazo acojonante. Breve, sí, pero impecable.

Y además, aquellas canciones las podías sentir como tuyas, o al menos ese fue mi caso. Me pude ver reflejado en más de uno de los versos, y es lo que lo hace especial para mi. Y eso era debido a que, aunque parezca perogrullesco decirlo, se le entendía. Si no recuerdo mal en alguna ocasión le preguntaron por qué cantaba en castellano, tras años componiendo en inglés: pues para eso mismo, para que se le entienda.

Ya con el segundo disco me sentí un tanto más alejado de su propuesta: su sonido iba tomando más tintes pop, pero sobre todo sucedía que las letras no eran tan personales como antes; lo que antes podía entenderse como un diálogo entre el cantante y el oyente (ven aquí, te voy a contar algo que me ha pasado) ahora se pierde. Aún así disfruté bastante del disco.

Este último trabajo, como decía al principio, apenas lo he catado. Un poco por encima y sin prestar mucha atención a las letras, pero lo tengo pendiente.

Excelente crítica por cierto, Manu. Un saludo.