Comenzamos hoy una sección más en el blog. Siempre me ha gustado redescubrir canciones en su versión acústica, quitarle al tema en cuestión todos los extras que se añadieron durante el proceso de grabación y quedarnos con la idea original de su compositor. Escuchar una versión más sencilla con voz y guitarra supera en ocasiones a la versión final publicada, así que en esta sección nos dedicaremos a desnudar canciones para quedarnos sólo con lo esencial. En Internet circula una infinita cantidad de bootlegs con material inédito de artistas ya consagrados, por lo que tengo una fuente inagotable para explayarme con este tema. Sin embargo, no quiero repetirme con ningún músico, ya que en ese caso podriamos hacer interminable el número de entradas. Después de revisar mi colección de discos, he calculado que dispongo de material para catorce entregas en un principio sin repetir artista. Y digo en un principio, porque cualquier sugerencia será bien recibida. Aún no lo he dicho, pero me gustaría publicar demos anteriores a la publicación oficial de cada canción en concreto, ya que suelen resultar más frescas y reveladoras que una versión acústica posterior. Sólo me queda explicar que el nombre de la sección está en inglés, porque lo he tomado prestado de un bootleg del grupo The Verve. Agradecer finalmente la inspiración de esta sección a Lluis, gracias al cual dispongo de un nuevo álbum de demos acústicas con las que recrearme. Comenzamos...
Aunque no soy seguidor de The Verve, reconozco que Bittersweet Simphony fue una de las mejores canciones que escuché en los noventa. Dejando a un lado su éxito comercial y artístico, el tema en cuestión fue tambien muy conocido en el ámbito judicial. The Verve publico la canción utilizando un fragmento de la versión que la Andrew Oldman Orchestra realizó en 1965 de la canción de los Rollings Stones, The Last Time. A pesar de que la versión acústica de Richard Ashcroft no se parece a ningún tema que los Stones hayan publicado en su extensa discografía, el fallo del juez dictaminó que el 100 % de los ingresos generados por Bittersweet Simphony fueran para Mick Jagger y Keith Richards, autores de The Last Time. Una desproporcionada injusticia, si consideramos que han llamado plagio algo que otros podriamos denominar inspiración. En la versión acústica que presentamos procedente del bootleg Passion For Acoustics queda claro como la secuencia sonora de la versión de la Andrew Oldman Orchestra era un simple adorno y que el corpus esencial de la canción se encuentra prácticamente en la voz y la guitarra de Richard Ashcroft. No me extraña que años después dijera despechado en una entrevista que Bittersweet Simphony es la mejor canción que los Rolling Stones han creado en los últimos veinte años.
1 comentario:
Hombre, hay que reconocer que la canción gana mucho con el fragmento de los Rolling Stone, pero de ahí a que se lleven el 100% de los ingresos es bastante injusto. El juez sería fan de los Rolling y los Rolling mu cabrones, que más les daría. Como si eso no se hiciera nunca.
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