miércoles, 20 de febrero de 2013

Led Zeppelin - Led Zeppelin


Ha pasado casi medio siglo y no dejo de asombrarme al pensar que el disco que hoy nos ocupa se trata del debut de una banda que llevaba poquísimo tiempo junta. Que sí, que hay desde luego algunas cosas que pulir u otras mejorables, vale. Pero nadie diría que eran una banda con unas pocas semanas juntos, con apenas una decena de conciertos en directo como bagaje y con un repertorio más bien escaso.

Los inicios de Led Zeppelin son conocidos por todos. O debería: la ruptura de los Yardbirds dejó una serie de conciertos pendientes por tierras escandinavas, y fue entonces cuando Jimmy Page y el manager Peter Grant tomaron las riendas y decidieron hacer frente a estos y futuros compromisos. Reclutaron a un grupo de músicos que mezclaba veteranía (el propio Page a la guitarra y John Paul Jones al bajo y los teclados) e inexperiencia (John Bonham a los tambores y un jovencísimo Robert Plant como cantante) a partes iguales, pero que extrañamente se compenetraban a las mil maravillas. Con un estilo musical muy claro y definido desde el principio, un par de ensayos y un repertorio donde abundaban estándares del blues se lanzaron a la gira escandinava, que así les sirvió como piedra de toque para estos y nuevos temas que empezaron a preparar.

De vuelta a Reino Unido se metieron en el estudio y dieron forma a las nueve canciones que conformaron su debut discográfico. En los planes de Page y Grant el punto clave era la independencia tanto en lo estrictamente musical como en el terreno de los negocios, así que fueron ellos quienes produjeron estas sesiones de grabación sin tener aún discográfica; esto les hizo esforzarse al máximo, ya que no disponían de muchas horas de estudio. De hecho el álbum completo se registró en tan solo 30 horas (por hacernos una idea: por aquellas mismas fechas los Beatles emplearon unas 42 horas en grabar Ob-la-di Ob-la-da, y los ínclitos Simon & Garfunkel más de 100 horas en grabar The Boxer).


La portada, en la que aparece el Hinderburg en llamas, es reflejo de lo que nos encontraremos dentro: una auténtica explosión, una ardiente bola de fuego musical que haría tambalearse los cimientos del rock, forjando un estilo tan personal como reconocible, tan criticado como imitado. No había lugar para florituras ni para experimentos (entre otras cosas por el número limitado de horas de estudio que se podían permitir, todo hay que decirlo): los Zep en el estudio eran directos y certeros. Este disco parte del blues, pero amplificándolo y exagerándolo, sobrepasando límites y estilos, yendo un paso (o dos) más allá que lo habían hecho otros como los Yardbirds, Cream o el mismísimo Jimi Hendrix. Y más allá de lo musical, uno puede percibir el ambiente y la atmósfera sudorosa del potente directo de la banda, latiendo bajo cada una de las canciones. Page había aprendido más de un truco o dos en sus años de músico de sesión, y para estas grabaciones se saltó algunos convencionalismos colocando micros no solo delante de cada amplificador, sino otros unos metros más lejos dando así mayor profundidad al sonido, capturando así la atmósfera del estudio.

Good times, bad times abre el disco, y aun siendo un tema menor (demasiado popero para los Zep), sus irresistibles riffs, su ritmo magníficamente marcado por bajo y batería, y la punzante guitarra de Page consiguen electrificar al oyente; el fade out parece indicar que el final de la canción no estaba resuelto, dejándonos un poco a la expectativa para el siguiente asalto, la colosal Babe I'm gonna leave you. Este tema, dramático donde los haya, se lo propuso Page a Plant en su primer encuentro, confensándole que quería "tocarla en plan duro [...] pero con mucho contraste"; el rubio cantante captó lo que buscaba Jimmy, y así resulta una constante alternancia de pasajes más reposados junto con otros totalmente disparados. Originalmente un tema folk, los Zeppelin se apropian de la canción y la hacen totalmente suya con una versión demoledora y desgarradora. Una de mis favoritas del álbum, y casi de toda su discografía si se me apura.

You shook me es una versión del tema de Willie Dixon; con un lento y pesado ritmo de blues, este tema fue objeto de discordia entre Page y su excompañero Jeff Beck, quien también incluyó una versión en su álbum Truth editado unos meses antes y le acusó de haberle copiado. Pese a las evidentes semejanzas, la comparación de ambas versiones deja muy a las claras que ambas bandas venían de un mismo lugar, sí, pero con direcciones bastante divergentes. 



Dazed and confused es sin duda uno de los platos fuertes del álbum. Pese a estar firmada por Page, se trata de un tema compuesto por el cantautor Jake Holmes y versionado por los Yardbirds en directo con un arreglo prácticamente idéntico al que aquí aparece, incluída la enigmática parte central. Page reescribió la letra y alteró levemente la melodía, pero ni por esas se libró de una demanda por plagio. Historias extramusicales aparte, se trata de un oscuro y misterioso tema que se ve realzado por los aullantes sonidos que Page saca a su guitarra al tocarla con un arco de violín, convirtiéndose esta en una de las imágenes emblemáticas de la banda.

La cara B abría con con el Hammond que introduce Your time is gonna come, un tema en el que Page toca la steel guitar, instrumento que aprendió a usar en estas mismas sesiones; no es una canción mala pero en comparación con el resto resulta un tanto insulsa (a mi siempre me ha parecido que no les pega mucho). Le sigue Black mountain side, tema acústico e instrumental con aire oriental, en gran parte por la inusual afinación de la guitarra acústica pero sobre todo por la tabla (instrumento hindú de percusión). Tras ella, otro bombazo como es Communication breakdown, un trallazo de rock adrenalínico marca de la casa. Con un potente riff sobre el que se arma la canción completa, este tema tiene la particularidad de ser uno de los pocos en los que Page hace coros.

Encarando ya el final del disco nos encontramos I can't quit you baby, la segunda versión de Willie Dixon del álbum. Con un tempo de blues lento, su ejecución es bastante más ortodoxa de lo que la banda nos tiene acostumbrados. A destacar, por supuesto, los solos de guitarra de Page: no tanto por su virtuosismo o perfecta ejecución ("siempre dejo los errores, no puedo evitarlo" reconocía, ya que él lo último que desea es "ser respetable, o que me consideren un gran instrumentista"), sino por saber dar en cada momento con el fraseo adecuado ("Yo trabajo con emociones" declaraba). Despide el álbum How many more times, un tema de más de ocho minutos compuesto de diferentes fragmentos unidos a ritmo de bolero, algo que muchos usan para buscar otra supuesta fuente de conflictos con Jeff Beck por su "similitud" con Beck's bolero (que en todo caso está compuesto por Jimmy Page, y en el que él mismo y Jones participan en la grabación). 

 

Con este estratosférico cierre concluye este monumental álbum, que sin duda supuso un hito en la historia del rock, aunque en su momento fuera recibido con críticas más bien frías, cuando no humillantes. El tiempo ha puesto a cada uno en su sitio, y aunque este tipo de listas son difícilmente defendibles, destaquemos cómo este disco está considerado uno de los mejores discos debut de la historia así como uno de los mejores discos de todos los tiempos.

2 comentarios:

Alex J. Sales dijo...

Estupendo análisis, amigo. Me has dejado sin palabras.

Rivers Of Ice dijo...

Gran entrada Bruno. No sabia de te querencia por los Zep.

Me gusta este disco aunque el III y el mal llamado IV me gustan aun mas.

Sin duda un debut impagable. Sigue estando vigente a pesar de los años.

UN abrazo.

PD: Inclitos Simon y Garfunkel? Ruego aclaración al respecto. :-)