miércoles, 12 de diciembre de 2012

The Beat - The Beat


Guardo con este disco una extraña relación de amor-odio. Para ser totalmente honestos, odiar lo que se dice odiar realmente nunca lo he odiado, así que más bien debería decir que se trata de una relación de amor-indiferencia. O, para ser totalmente fieles a la cronología de los hechos, debería decir indiferencia-amor. Me explico.

En cierta ocasión, sería yo un tierno adolescente, recibí como regalo de cumpleaños el disco que hoy nos ocupa. Por aquella época yo andaba totalmente obsesionado con los Beatles, y el nombre de la banda me despistó: esperaba yo encontrar un grupo beat, algo del rollo merseysound, y lo que ocurrió es que el power pop del señor Collins y compañía me decepcionó. No es que no me gustara porque realmente es que no les presté mucha atención, simplemente es que no eran lo que yo estaba buscando. Poco tiempo después acudí a una feria del disco (para un joven de provincias como yo, única vía de acceder a discos más allá del departamento de música de El Corte Inglés), donde los escasos ingresos de que disponía y toda la ingenuidad del mundo hicieron el resto: a cambio de este disco y 500 pesetas de la época adquirí el vinilo de Wild Life de Wings. No tardé ni media canción en arrepentirme. De resultas de aquella operación visionaria guardo un vinilo decepcionante, y perdí un disco que con el tiempo he descubierto que me encanta.

Porque es eso, durante mucho tiempo tuve asociado este álbum a aquel trueque que solo me trajo desilusión. Era oir hablar de The Beat (o Paul Collins' Beat, como muchos los conocen) e irremediablemente pensaba en el timo del tocomocho que yo solito me busqué, así que tardé mucho en volver a intentarlo con ellos: tuvo que venir el grupo a Sevilla, hace unos cuantos años, para que les diera una segunda oportunidad. Y vaya lo que descubrí entonces: este disco es un discazo. Es power pop radiante, juvenil y rabioso, con guitarras potentes, canciones directas, melodías alegres, letras simples y, por encima de todas las demás cosas, toda la fuerza de la juventud. Publicado (y parcialmente oculto) a la sombra de ese auténtico bombazo que fue My Sharona, personalmente me parece que este trabajo es mucho más redondo que el de The Knack, donde hay temas bastante prescindibles, cuando no directamente olvidables. Prácticamente aquí no hay nada que sobre: son doce temazos impecables, enérgicos. Por ahí se puede leer que es el mejor disco de power pop de todos los tiempos: este tipo de afirmaciones siempre me han parecido exageradas y yo nunca me atrevería a hacerlas, pero desde luego no me parece descabellado del todo.


Estamos ante uno de esos discos que recogen toda la rabia juvenil y la sueltan en forma de canciones directas, pop en estado puro: las canciones van sobre chicas y rock and roll, nada de complicaciones. Ya lo dicen en el tema que abre el disco, que ojalá hubiera una manera más fácil (hey hey!): Rock N Roll Girl, aparte de un temazo, es toda una declaración de intenciones que funciona a las mil maravillas con su ritmo imparable y unas guitarras pletóricas, todo un himno generacional. Por su parte I Don't Fit In, que podría haberla firmado el mismísimo Holden Caulfield, refleja la incomprensión de un veinteañero que se da cuenta que no termina de encajar en ninguna parte. Reconozco que la romántica Different Kind Of Girl es una de mis debilidades, aunque no suela ser demasiado reconocida; con su medio ritmo, sus armonías y el trabajo de las guitarras, no sé muy bien por qué, siempre me ha recordado al Baby's In Black de los de Liverpool.

Tan solo vamos por la tercera canción, pero es que el listado de temazos es acojonante y no decae en ningún momento; así podríamos enumerar canción por canción el álbum completo si quisiéramos hacer justicia a todos los temas por igual, pero no hay sitio para detenernos en todas: Don't Wait Up For Me y Walking Out On Love recuperan la fuerza y el ritmo a base de guitarrazos con más potencia aún si cabe; U.S.A. es un rocanrol clásico con un riff punzante y un estribillo muy surfero. You And I es una rara avis dentro de este desfile de guitarras supereléctricas, con su piano y esa especie de mandolina que chirría un poco. El cierre viene con Look But Don't Touch, uno de los temas más rabiosos y oscuros del disco.

No será uno de esos discos que hacen historia, que sientan precedente o que son la quintaesencia de una época, pero desde luego es pequeño clásico que de haber visto la luz en otro momento habría dado el campanazo.

4 comentarios:

Rick dijo...

No dio el campanazo, pero casi: en su época se vendió más o menos bien y, desde luego, fue la puerta de entrada del señor Collins en España (sus actuaciones en el Sol de Madrid eran memorables). Si te gusta ese disco te recomiendo el segundo, que es mucho mejor: "The kids are the same", del 81. Ahí ya mezcla el estilo new wave con sus raices americanas, y el resultado es magnífico. O su obra anterior con los Nerves, otra preciosidad.

Y sí, aunque no nos guste hemos de llamarle "Paul Collins Beat" desde 1981: los Beat británicos le ganaron el pleito por el nombre, ya que ellos habían salido un poco antes. En América pueden seguir llamándose "The Beat", pero en la Isla no.

Víctor Hugo dijo...

Este domingo Paul Collins viene a tocar a Alcalá de Henares... En estas últimas semanas estoy viendo referencias a él tan buenas que no puedo esperar más:)

Bruno dijo...

Rick: no he escuchado nada más del señor Collins, tomo nota de tus recomendaciones.

Victor: no se si seguirá en forma, pero desde luego son totalmente recomendables.

Gracias a ambos por comentar. Saludos

Alex J. Sales dijo...

De acuerdo con Rick, "The Kids Are The Same" es una verdadera joya.