Vinagre y Rosas es el esperado nuevo álbum de Joaquín Sabina. Según parece, es la primera vez desde 19 Días y 500 Noches que ha terminado contento con el resultado final. Hay que tener en cuenta que la primera década del siglo XXI no le ha dado muchas satisfacciones musicales, ya que los dos álbumes publicados antes de este último trabajo no tuvieron el éxito esperado, quizá entre otras cosas porque no lo merecían. Dimelo en la Calle tenía varias canciones excelentes como No Permita La Virgen, La Canción Más Hermosa del Mundo, 69.G o Lagrimas de Plastico Azul, pero el resto del álbum contenía temas ya publicados por otros interpretes (Peces de Ciudad, Semos Diferentes) o cortes no tan relevantes como los ya mencionados. De Alivio de Luto, su último álbum hasta ahora, no puedo hablar, ya que no lo he escuchado ni lo escucharé (tampoco me lo han recomendado precisamente).
A sus cuarenta y veinte años, Joaquín Sabina afirma que Vinagre y Rosas es su mejor álbum de estudio en años. El músico reconocía hace poco en una entrevista vivir una época tan placentera con su pareja desde hace casi una década, la fotógrafa peruana Jimena Coronado, que no encontraba muchas cosas sobre las que hablar en sus canciones. Comentaba hace poco a la edición española de Rolling Stone que de una ruptura sentimental puedes sacar cien canciones, pero que del bienestar amoroso que vive actualmente poco tiene que decir (aunque se está de puta madre). El caso es que su colaborador en los textos para este álbum, Benjamín Prado, si rompió hace poco con su pareja de toda la vida y Sabina decidió llevárselo de viaje a la ciudad de Praga para animarlo. Allí se gestó el grueso de los textos de Vinagre y Rosas, quizá beneficiado por todos los argumentos que Prado tenía que liberar de su cabeza.
Si Joaquín Sabina no tuviera ya sesenta años, no lo diría, pero el disco en conjunto guarda un tono crespuscular parecido al resurgimiento de Bob Dylan en 1997 con Time Out Of Mind. La mayoria de las canciones son temas amargos y oscuros que hablan despechados de relaciones pasadas desde diferentes enfoques. Incluso las colaboraciones con Pereza, que se suponía iban a inyectar algo de brío para iluminar algunas partes del álbum, se vuelven misóginas en Tiramisú de Limón o Embustera. Y a pesar del discurso monotemático, quizá influido por Benjamin Prado, el disco en conjunto es muy disfrutable. He estado enganchado a él durante varias semanas y, aunque hay algunas partes que se me hacen aburridas, el porcentaje de canciones que me hacen levantar la ceja sorprendido es muy elevado. Al leer varias críticas de este disco como lo mejor de su autor desde 19 Días y 500 Noches, me propuse revisitar este álbum para establecer que había de cierto en esa comparación. No es una afirmación exagerada, pero principalmente porque sus dos anteriores trabajos son demasiado mediocres, no porque el nuevo disco sea tan bueno como la obra magna de toda su discografía. 19 Días y 500 Noches sigue siendo aún el imbatible mejor trabajo de toda su carrera, la cima del periodo más fructífero que vivió durante la década de los noventa, donde enlazaba clásico tras clásico.
El álbum abre con una de sus mejores bazas, Tiramisú de Limón. La música es de Pereza y el texto guarda frases tan esperanzadoras como aquella coda final donde se repite varias veces "que sepas que el final no empieza hoy". Viudita de Clicquot tiene quizá las mejores estrofas del álbum, pero decepciona con esos estribillos que rompen la canción en francés y a fuerza de trueno. Virgen de la Amargura (con guiño final al Norwegian Wood de los Beatles) es también otro de los temas más sobresalientes, con un registro tan distinto del cancionero de Sabina que parece musicada por cualquier otra persona menos él, quizá por uno de sus habituales colaboradores, Pancho Varona o Antonio García de Diego. Embustera también es otra canción que llama la atención por sus soberbios estribillos y una letra que sorprende en varios momentos ("la muerte es solo la suerte con una letra cambiada"). Para terminar mi repaso por lo mejor del álbum, destacar finalmente la típica canción algo más movida que Sabina suele colar al final de todos sus discos (como ya ocurrió en El Blues De Lo Que Pasa En Mi Escalera, No Sopor... No Sopor... o Como Te Digo Una Co Te Digo La O): el corte en cuestión se llama Crisis y está al mismo nivel que las ya mencionadas. Te saca una sonrisa en cada una de sus frases y... como se pega la condenada. El resto de temas guarda ecos del estilo ya logrado en dos canciones emblemáticas del álbum 19 Días y 500 Noches, A Mis Cuarenta y Diez y Donde Habita el Olvido, tono crepuscular y melancólico, sobrios en instrumentación.
El álbum en general merece varias escuchas para saborearlo como merece, preferiblemente acompañado de una buena taza de café.
Post dedicado a mi hermana, que me pidió una reseña no hace poco. Para Mayca, con todos los besos ;)
4 comentarios:
:D
Que alegrón me ha dado ver este disco en tu blog. Por un lao me ha alegrao verlo por aquí y por otro temía la crítica, porque te he dicho tantas veces que era el "resurgimiento" de Sabina, que temía que te decepcionara.
Es cierto que hace falta tiempo para apreciarlo en su justa medida, lo que pasa es que para los que llevamos esperando tanto tiempo un buen disco de Sabina y tenemos tan escuchados los mencionados "Dimelo en la calle" y "Alivio de luto" a la primera escucha podemos decir con una sonrisa un "ahora sí que sí joder"
A mi me ha hecho especial ilusión este disco porque sabes que cuando a mi me empezó a gustar Sabina ya se había publicado "19 días y 500 noches" y no había podido disfrutar la salida de un buen disco, como se dice, recién salido del horno, sino escuchar las míticas canciones, como si tuviese que vivir de las migajas (viejas canciones de Sabina)
Me di cuenta de lo que tenía delante cuando escuché las estrofas de "Viudita de Clicquot", a partir de ahí mi atención se abrió a escuchar el disco con 4 orejas. Recordé algo que leí una vez no se donde, de alguien que estaba leyendo el final de un libro en la cama, un libro excelente y se dio cuenta de que no podía terminar el libro en pijama, así que se levantó, se vistió con traje y corbata y terminó de leerlo. Yo hice una cosa parecida, me negué a escuchar este disco haciendo otra cosa (mientras estoy en el ordenador o algo así) como los escucho casi todos ahora, mientras hago otra cosa, así que me tumbé en la cama y me dediqué a escuchar el disco solamente y cogí el librito para no perderme ni las letras.
Para mí las mejores canciones son "Viudita de Clicquot", "Cristales de bohemia" muy lenta pero la más elegante de todas sin duda, "Ay! Carmela" que tiene unas estrofas tan magníficas como "Me duelen tus ojos sembrando rastrojos" o "Cuando quemes tus naves no me pierdas las llaves del cielo", "Virgen de la amargura" otra con la que mi cabeza hizo clic, como con la de "Viudita...", "Agua pasada" con una letra tan sentenciadora, "Vinagre y Rosas" tiene una letra que y una guitarra que me encantan, "Embustera", "Menos dos alas" dedicada al poeta Ángel González que murió hace poco y es una de las más alegres no obstante, "Crisis", por supuesto con ese guiño a "Pacto entre caballeros" con su "mucha mucha crisis" y "Violetas para Violeta" con música de Violeta Parra "desde que se fue Violeta enlutando la poesía se ensañan con los poetas las faltas de ortografía"...
Me alegra que te haya gustao :) y muchas gracias por dedicarme esta entrada, con todos los abrazos jajaja ;)
Por cierto, se ha añadido Sevilla a la gira de Sabina. Estaré pendiente para comprar las entradas. Si quieres ir dame un silbidito ;)
Para mí el mejor álbum de Sabina sigue siendo "Yo, mi, me, contigo" (1996). Ahí no sobraba ni faltaba nada; su poesía y su música estaban a otro nivel. Yo diría que era incluso superior al aclamado "19 días y 500 noches", y eso que éste contenía temas tan buenos como "El caso de la rubia platino" y "Barbi superestar", dos de mis canciones favoritas de toda su carrera.
En cualquier caso hay que reconocer que volvió a lo grande: en "Vinagre y rosas" hay de nuevo bastante calidad, tanto en letras como en música. Me encantan, por ejemplo, además de su primer single, la despechada "Embustera", la nostálgica "Viudita de Clicquot" (quizá la mejor del disco) o la muy simpática y acertada "Crisis", entre otras. Muy interesante la entrada que le dedicaste.
Un abrazo.
Bruja, cuando te enteres de que han salido las entradas, dame un toque ;) Lo pasamos bien en el Auditorio de la Cartuja la última vez que lo vi. No daba bastonazos el tío XD
"El Caso de la Rubia Platino" y "Barbi Superestar" son dos cancionacas enormes. Últimamente estoy enganchado a la primera de ellas, me la sé de memoria. Desde hace una semana, la canto todos los días en la ducha XD "Para jugar al black jack y ser un duro, andar escaso de efectivo es igual que pretender envidar..." QUE GRANDE!!!
Pues a mi nunca me ha atraido la musica de este hombre..parece que cuando canta esta un poco borrachillo..siento ser la nota discordante en este caso..un saludo a todos!
Publicar un comentario