El pasado domingo 27 de noviembre se subieron al escenario de L'Auditori de Barcelona los chicos de Fleet Foxes. Como era de esperar, la expectación que despiertan los de Seattle se tradujo en un lleno hasta la bandera; el público, entregado, disfrutó con verdadera pasión del recital que estos leñadores barbudos tuvieron a bien ofrecer.
Abrieron la noche los californianos Vetiver, con resultado desigual. Lo cierto es que no suenan nada mal: el suyo es un folk-pop intimista y elaborado, de bonitas melodías que seducen a uno casi sin pretenderlo. El problema estriba en lo repetitivo de la propuesta, que a la tercera canción ya aburre. Comentaba el líder de la banda, Andy Cabic, que acostumbrados a salas pequeñas, al verse en un escenario como el de L'Auditori pensaron ampliar su repertorio acústico; nada que objetar, salvo que por insistencia se hizo demasiado pesado. Aún así su actuación tuvo sus momentos, como sucedió con temas como Hard to Break o Wonder Why. No lograron calentar al personal, eso es cierto, pero ayudaron a crear la atmósfera idónea para el plato principal de la noche.
Pasadas las diez de la noche se apagaban las luces para dar paso a Fleet Foxes, quienes en la penumbra del desnudo escenario comenzaron su recital con los acordes y ritmos tribales de The Plains / Bitter Dancer. Desde el primer momento deslumbraron con sus prodigiosas voces: la de Robin Pecknold (solista) desde luego, pero no se quedan atrás las armonías y segundas voces de Christian Wargo (bajo) y Joshua Tillman (batería). Sinceramente, antes de verlos dudaba que fueran capaces de reproducir en directo los juegos vocales de sus discos, pero me llevé una grata sorpresa con ellos. Una completa delicia.
Y como no podía ser de otra forma desgranaron sus dos álbumes (Fleet Foxes y Helplessness Blues) y su EP (Sun giant) casi por completo: no llevé la cuenta en este concierto, pero echando un vistazo a los setlists de eventos anteriores veo que suelen tocar en torno a la veintena de canciones de un total de veintiocho temas que tienen editados hasta la fecha.
Algunos de los momentos más aplaudidos fueron The Shrine / An Argument (sobrecogedora interpretación de Pecknold, y espectacular coda final con el saxo distorsionado), Bedouin Dress, White Winter Hymnal y Raged Wood (cómo iba a faltar su tema más emblemático, aunque en vivo lo interpretan levemente diferente), Blue Spotted Tail (delicioso entremés), Montezuma o Mykonos. Lo cierto es que puede decirse que los de Seattle son más que flor de un día, y que se han afianzado y reafirmado como uno de los mejores y más visibles exponentes de la escena folk internacional.
Recuerdo que tras la publicación de su segundo trabajo, el mencionado Helplessness Blues (que el amigo Beatles analizó en esta entrada en su blog Sexo, drogas y rock and roll es el lema de mi generación), la primera escucha me llevó a pensar que la fórmula se había agotado, que poco podían ofrecer; sucesivas escuchas de este trabajo me hicieron darme cuenta de mi error: tras el deslumbrante debut difícilmente podían superarse, pero este trabajo está a la misma altura del primero, y la banda no se conforma con repetirse y buscan ampliar sus horizontes. Siendo fieles a su propuesta, son ambiciosos y no dudan en seguir avanzando, con paso firme y pausado.
Pasadas las diez de la noche se apagaban las luces para dar paso a Fleet Foxes, quienes en la penumbra del desnudo escenario comenzaron su recital con los acordes y ritmos tribales de The Plains / Bitter Dancer. Desde el primer momento deslumbraron con sus prodigiosas voces: la de Robin Pecknold (solista) desde luego, pero no se quedan atrás las armonías y segundas voces de Christian Wargo (bajo) y Joshua Tillman (batería). Sinceramente, antes de verlos dudaba que fueran capaces de reproducir en directo los juegos vocales de sus discos, pero me llevé una grata sorpresa con ellos. Una completa delicia.
Y como no podía ser de otra forma desgranaron sus dos álbumes (Fleet Foxes y Helplessness Blues) y su EP (Sun giant) casi por completo: no llevé la cuenta en este concierto, pero echando un vistazo a los setlists de eventos anteriores veo que suelen tocar en torno a la veintena de canciones de un total de veintiocho temas que tienen editados hasta la fecha.
Algunos de los momentos más aplaudidos fueron The Shrine / An Argument (sobrecogedora interpretación de Pecknold, y espectacular coda final con el saxo distorsionado), Bedouin Dress, White Winter Hymnal y Raged Wood (cómo iba a faltar su tema más emblemático, aunque en vivo lo interpretan levemente diferente), Blue Spotted Tail (delicioso entremés), Montezuma o Mykonos. Lo cierto es que puede decirse que los de Seattle son más que flor de un día, y que se han afianzado y reafirmado como uno de los mejores y más visibles exponentes de la escena folk internacional.
Recuerdo que tras la publicación de su segundo trabajo, el mencionado Helplessness Blues (que el amigo Beatles analizó en esta entrada en su blog Sexo, drogas y rock and roll es el lema de mi generación), la primera escucha me llevó a pensar que la fórmula se había agotado, que poco podían ofrecer; sucesivas escuchas de este trabajo me hicieron darme cuenta de mi error: tras el deslumbrante debut difícilmente podían superarse, pero este trabajo está a la misma altura del primero, y la banda no se conforma con repetirse y buscan ampliar sus horizontes. Siendo fieles a su propuesta, son ambiciosos y no dudan en seguir avanzando, con paso firme y pausado.
8 comentarios:
Ultimamente, sea por tiempo o por $$$, pero al final no pude verles en su bolo de Bilbao. Me quedé con ganas aunque Joserra en su blog ya puso que no hubo mucha emocion. Demasiada perfeccion quizas.
De todos modos, tienen dos discazos y eso no se lo quita nadie.
Buena entrada.
PD: Que pasa con Manuel? Ultimamente no da muchas señales de vida....
Un abrazo a ambos.
Son como Portaventura, las dos primeras veces alucinas pero luego son muy, muy planos y las canciones se tornan demasiado medievales para el rock and roll: a dosis son buenos pero están sobrevalorados porque se juntaron al vagón del pastoreo pero se han pasado llevándolo a límites lejanos al r&roll y la canción.
Están en directo más cerca de Génesis que de los Byrds y yo me quedo con los últios. En mi opinión me resultaron un bluff y Vetiver boicoteados en sonido pero mucho más frescos y variados.
Pero son opiniones y me ha gustado mucho escuchar la tuya.
Un abrazo!
A mi sinceramente no me pareció un concierto plano o frío, yo más bien diría que la música que hacen no les permite "salirse" tanto del tiesto como puede ocurrir en un concierto de rock, donde los músicos se pueden dejar llevar por la fuerza de los temas, la pasión del momento, el calor del público... Así es más difícil conectar con el público. ¿Lo lograron? Yo creo que no, no llegaron a emocionar salvo en un par de momentos muy concretos, pero aún así aprecio y valoro la profesionalidad y buen hacer de los de Seattle, más aún si las canciones son tan cojonudamente buenas.
Este concierto lo puedo llegar a comparar a los que les he visto a gente como Ron Sexsmith o Rufus Wainwright, e incluso The Divine Comedy: sus propuestas de pop melódico y/o barroco son un tanto rígidas para los directos, aunque estos tienen la "ventaja" de que su carácter más intimo logra emocionar con más facilidad. Los Fleet Foxes están a medio camino, pero uno lo sabe cuando va a verlos, ¿no?
Por poner un par de pegas: no me gustó el orden de gran parte del setlist (cuestión de gustos), y eché de menos que la banda fueran un poco más comunicativos (aparte de un "thank you so much" y un par de veces que dijeron que estaba muy oscuro el escenario, no hablaron nada).
Por otro lado, a mi Vetiver si me resularon bastante más aburridos. No sé si en anteriores conciertos ocurrió lo mismo, pero en Barcelona su repertorio no pudo estar peor elegido: su parte acústica durmió a todo el personal, con una propuesta cansina y repetitiva, sin pasión ni emoción; hasta que no se calzó la eléctrica y empezaron a insuflar un poco de energía el personal estaba en estado comatoso.
Pero bueno, son conciertos y gustos diferentes.
Un saludo a ambos.
Hola de nuevo, Joserra.
He leído tu crónica del concierto y, aún coincidiendo en algunas cosas, me parece que no eres ecuánime con los Fleet Foxes (no diré imparcial porque aquí todos hablamos de nuestros gustos, así que más subjetividad casi imposible).
Ojo, es mi impresión al leer tu entrada y puedo equivocarme, pero a lo que voy es que por un lado parece que tú ya ibas con cierta predisposición al concierto (los llamas perroflautas pijo blues, barbudos blandiblub, corderitos metafísicos y pretenciosos, que les ha tocado la loto...), y por el otro parece que les pides que ofrezcan lo que sabes que no les corresponde (algo de punk (!!!), improvisación, encontrar el adn del r'n'r...).
No es que me moleste ni sorprenda que no coincidamos en nuestras opiniones, o que emplees tantos calificativos (o epítetos, como quieras), tan solo es que me parece que tu visión del concierto es la que querías tener.
En cualquier caso me ha hecho gracia tu crónica, aunque no termino de comprender la historia de la vieja y el zurullo xD
Un saludo.
Me los perdi, pero me quedaba lejos y no hay dinero en estos momentos.Me gustan mucho y me parece muy freco lo que hacen, es un grupo que escucho muy a menudo junto a Midlake y The Decemberist que me parece sublimes ambos.
un abrazo
A mí me gustó mucho su primer álbum, pero aún no me he puesto con el segundo. Y creo que ya tiene un tiempo. Creo recordar que le di algunas escuchas y no terminó de gustarme. Si dices que es grower, habrá que insistir un poco más.
Mansion, perdona por no responderte. No sé si leerás esto tan a posteriori, pero comentarte que el trabajo me tiene muy liado y me es imposible dedicar tanto tiempo al blog como antes. Estoy aprovechando el puente para escribir entradas y junto a Bruno estamos cubriendo todo el mes de diciembre aún cuando estamos a principios del mes.
Un abrazo y gracias por preocuparte ;)
Manuel J. Dont worry man. Lo del curro y derivados es logico. Yo no se ni como me lo monto para escribir en el mio. Que dure.
Que sepas que me hice con el libro de los Byrds mas Jovenes que Ayer y me parece excelente. Music Is My Savior esta empezando a ser mi ruina economica...jejeje (es broma).
Un abrazo y espero esas entradas de Diciembre.
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