Se remasteriza una obra clave en
la discografía de Peter Gabriel, su álbum más conocido: So. El lavado de cara
de esta gran obra me da la oportunidad de escribir una reseña sobre un álbum
que se convirtió para mí en uno de mis discos de cabecera (y que continúa
siéndolo a pesar de los años). Como no puede ser de otra manera, un regreso al
pasado más esplendoroso de Peter Gabriel me provoca tantas preguntas y
respuestas que me veo obligado a trasladarlas al blog para divagar y divagar
sobre aquel punto de inflexión que supuso So en la carrera del músico inglés.
Porque So es claramente la piedra de toque en su discografía, el álbum que se
lo dio y se lo quitó todo a la vez.
Antes de So, Peter Gabriel no
había conseguido el éxito masivo, era tan sólo un músico de culto muy
reverenciado por minorías, pero desconocido si lo comparamos con la trayectoria
que Genesis o Phil Collins habían ido trazando en paralelo. Resulta irónico,
porque nadie daba nada por aquellos Genesis descabezados y liderados por Phil
Collins cuando Peter Gabriel los abandonó a su suerte. De hecho, Anthony Banks
dijo en una ocasión que The Lamb Lies Down On Broadway era un disco más de
Gabriel en solitario que un trabajo de la banda en su conjunto. Entonces, ¿cómo
puede ser posible que, a mediados de los ochenta, Genesis lograra el éxito
absoluto y Peter Gabriel no pudiera traspasar su éxito más allá de una minoría
selecta? En los años previos a la publicación de So, Peter Gabriel tuvo que tragarse
su orgullo y volver a actuar en directo con Genesis para poder reflotar su más
que probable bancarrota tras organizar aquel festival intercultural llamado
WOMAD. Cierto es que la publicación de So le dio la vuelta a la tortilla, aunque
los Genesis de Phil Collins gozarían de algunos años más de éxitos hasta bien
entrados los noventa. Una pena que el tiempo les haya pasado factura y ahora
sólo sean recordados como un desafortunado subproducto para nostálgicos de los
ochenta.
So en cambio, publicado en 1986,
traía a primerísima plana a Peter Gabriel y además reivindicaba sus
interesantes cuatro trabajos anteriores. Con el éxito masivo proporcionado por
So, el gran público empezó a apreciar a un músico que era capaz de ofrecer diferentes
valores en el amplio espectro del consumidor medio de música rock. Por un lado,
la mayoría se encontraba con un músico pop de gran calidad que podía ofrecer
éxitos accesibles como Shock The Monkey o Sledgehammer. Por el otro, las
minorías selectas podían presumir de escuchar a un músico comprometido que buscaba
en los recovecos más oscuros de su psique para devolvernos crudezas como
Intruder (una crónica voyeur en toda regla) o Not One Of Us (proclama contra el
racismo que venía en el mismo álbum que una ardiente reivindicación de la
figura de Steve Biko). So fue una reinvención en toda regla que Peter Gabriel
llevó a cabo de una forma enteramente consciente. No podemos decir que se dejó
llevar por su arte, porque sería totalmente falso.
Su nuevo proyecto de 1986
mostraba sus cartas ya desde la imagen de la portada. Si en sus discos
anteriores, Gabriel aparecía en todas sus portadas sin mostrar un rostro claro,
bien semioculto tras el cristal del limpiaparabrisas de un coche o medio
derretido cual cera, en So podemos ver por primera vez la cara del músico
mirándonos de frente sin tapujo alguno. Este sencillo gesto es clara antesala
del contenido que So nos ofrecía en contraste con toda su trayectoria anterior
en solitario. So no bebe de influencias tan ajenas ni adapta para el ciudadano
occidental extraños ritmos africanos. En este caso, Peter Gabriel decide beber
de influencias más accesibles como el funk o la música brasileña, aunque el
pozo de trabajos anteriores aún se hace notar. Con esta jugada para volverse
más directo, Peter Gabriel crea una obra maestra entre dos aguas, tan comercial
como para gustar a todo el mundo, pero capaz de mantener parte de esa oscuridad que tanto nos atrajo de
sus primeros discos. Queda claro que en sus trabajos posteriores, el músico no
ha sido capaz de mantener ese difícil equilibrio como ya explicamos en
anteriores entradas publicadas en este blog.
En otro orden de cosas, So salvo
a Peter Gabriel por completo de esa bancarrota que le amenazaba a mediados de
los ochenta, pero en cierto sentido
también precipitó el divorcio con su esposa de toda la vida, Jill Moore, y le
dio la independencia económica suficiente para espaciar su obra creativa según
le conviniera. Todo esto trae consecuencias y el Peter Gabriel post-So empieza
a cambiar radicalmente en su vida familiar y profesional. Durante algunos años,
se le ve con Rossanna Arquette, Claudia Schiffer o Sinead O´Connor. Después de So, su trabajo profesional se vuelve irregular y, visto en retrospectiva, su álbum más potable posterior a So es un Us que no resulta de fácil digestión ni para sus fans más acérrimos. Con aquella independencia creativa obtenida al fin, su propuesta empieza a diluirse y a espaciarse hasta llegar a la imagen que nos ofrece en sus últimos trabajos, una especie de recitador monótono acompañado por una aburrida orquesta. El esnobismo de la intelectualidad elevada a la máxima potencia que, irónicamente, carece de profundidad sentimental alguna. El auge y caída de un músico al que quizá le hubiera venido mejor no alcanzar el éxito masivo.
Y tras hablar del impacto que supone So para el músico, pasemos a analizar el álbum en sí. Tengo que confesar que lo descubrí cuando escuchaba un especial sobre los mejores álbumes de la historia conducido por el programa Plasticos y Decibelios de Julian Ruiz. No recuerdo la posición concreta, pero estoy seguro de que estaba entre los diez primeros. Lo compré y quedé tan impactado que durante meses aparqué mis colecciones de los Beatles y Bob Dylan para hacerme poco a poco con toda la discografía de Peter Gabriel. Siempre he pensado que So es perfecto hasta que llega a las idas de olla de We Do What We're Told y This Is The Picture, que podrán guardar una gran carga experimental e intelectual, pero que como canciones dicen bien poco. En cambio, Sledgehammer es una gran gema funk pulida hasta la perfección. De hecho, le quedó tan bien que repitió el mismo esquema con el siguiente single del álbum que publicó años después, Steam. El videoclip es una obra maestra de la animación y, de hecho, en rankings sobre los mejores videoclips de la historia suele ocupar los primeros puestos.
Y tras hablar del impacto que supone So para el músico, pasemos a analizar el álbum en sí. Tengo que confesar que lo descubrí cuando escuchaba un especial sobre los mejores álbumes de la historia conducido por el programa Plasticos y Decibelios de Julian Ruiz. No recuerdo la posición concreta, pero estoy seguro de que estaba entre los diez primeros. Lo compré y quedé tan impactado que durante meses aparqué mis colecciones de los Beatles y Bob Dylan para hacerme poco a poco con toda la discografía de Peter Gabriel. Siempre he pensado que So es perfecto hasta que llega a las idas de olla de We Do What We're Told y This Is The Picture, que podrán guardar una gran carga experimental e intelectual, pero que como canciones dicen bien poco. En cambio, Sledgehammer es una gran gema funk pulida hasta la perfección. De hecho, le quedó tan bien que repitió el mismo esquema con el siguiente single del álbum que publicó años después, Steam. El videoclip es una obra maestra de la animación y, de hecho, en rankings sobre los mejores videoclips de la historia suele ocupar los primeros puestos.
Big Time es otro tema con los mismos propósitos que Sledgehammer, pero con muchísima menos clase y profundidad. A pesar de ser uno de los mejores cortes de la cara B del álbum, se le intuye vacio y una mera excusa para rellenar el cupo de canciones. Red Rain es uno de esos temas que parece mantener la inercia de su obra anterior. Es el más oscuro y además repite temática con la última canción de su primer álbum en solitario, Here Comes The Flood. Ambos temas hablan de diluvios e inundaciones sangrientas, no sé si aludiendo a metáforas bíblicas o como una especie de pensamiento recurrente que suele aflorar en el subconsciente del músico. En cualquier caso, Red Rain hace palidecer a Here Comes The Flood, ya sea bien por empaque o bien por majestuosidad.
Don't Give Up es una canción enorme dominada por el sonido del bajo donde Gabriel compone las melodías más increíbles del álbum. Puede que el mero hecho de nombrar un tema de 1986 sobre el desempleo pueda sonar frívolo con la que está cayendo, pero es fácil rendirse ante este medio tiempo que trata un tema tan poco visto en el mundo del pop. That Voice Again es el máximo exponente del gran trabajo de percusión que puede verse en cualquier corte del álbum. Jerry Marotta, que hasta ahora era el batería habitual en los discos de Gabriel, cede protagonismo a Manu Katche. Incluso Stuart Copeland de Police participa en Big Time, dando al álbum un colorido y una exuberancia en los ritmos realmente sorprendente. Volviendo al tema en cuestión, That Voice Again es la típica canción que nadie conoce, pero que para los fans del músico es uno de los pilares fundamentales de So. Canción de pop inmaculado con una percusión que avanza y retrocede matizando texturas.
In Your Eyes es el tema que más ha bebido de las influencias brasileñas antes comentadas. En la edición remasterizada ha sufrido un cambio de posición, situándola al final del disco cuando en la edición original se encontraba justamente por la mitad. La verdad es que el cambio no le ha venido nada mal al disco, ya que con ese pequeño movimiento se consigue equilibrar la calidad del álbum. En la edición original quedaba muy claro que la cuesta abajo comienza con aquel Hi There! que sonaba junto a los primeros acordes de Big Time. Ahora, con In Your Eyes cerrando So, merece la pena esperar hasta el final para escuchar el álbum completo. In Your Eyes es una gran balada que cuenta con la participación de Youssou N'Dour, un músico africano que por entonces era totalmente desconocido y que gracias al apoyo de Gabriel y su sello Real World, pudo gozar de cierta fama posteriormente. Mercy Street es una isla de calma en mitad del álbum y el último repunte de calidad antes de embarcarnos en el estruendo de Big Time y los sinsentidos de los dos últimos temas. Un ejercicio de delicadeza que podría pegar más en Us que en So, pero que contrasta con la mayoría de los cortes y que se agradece una barbaridad cuando el oyente empieza a apreciarlo como merece.
7 comentarios:
Excelente Manuel!
So para mi también es un álbum muy especial. Con Us (que fue el primero que compré de el) y el Plays Live (que robé en el Corte Ingles je je je) forman una trilogía que escuché hasta pulir los cds…je je je.
Peter Gabriel es un grande, pero también un gran vago. Me jode muchísimo ver como el que fue uno de los artistas mas irreverentes, atrevidos y originales de su tiempo se haya convertido en un zángano que solo saca provecho de recopilaciones, y giras lucrativas. Un signo de los tiempos que nos está tocando vivir. Su ultimo disco de estudio con canciones nuevas, Up, me pareció flojísimo.
Pero So es otra cosa. Album de 10. Mis favoritas son Red Rain, In Your Eyes, Mercy Street y esa joya llamada We Do What We're Told (Milgram's 37)….Solo me chirria Big Time, que me parece que sobra.
Desconocía que Peter Gabriel había vuelto con Genesis en los 80. Buen dato!
Me ha gustado mucho este tipo de entradas en forma de retrospectiva. Quizas me anime con algun que otro disco a seguir esta línea.
Esperando a la segunda parte. :-)
PD: Lo de Sledgehammer y Steam es sangrante…
Mi favorita siempre fue Mercy Street. La atmosfera de este disco es genial e irrepetible y aunque se que queda mal, prefiero este disco a los anteriores. Mi favorito de Gabriel sin duda. Saludos
Eric, yo tambien lo prefiero a los anteriores. Solo el Plays Live me impactó mas que So en su día.
Y defiendo Us, a pesar de que se pasó en sobreproduirlo. Contiene muy buenas canciones.
"In Your Eyes es el tema que más ha bebido de las influencias brasileñas antes comentadas" No tiene ninguna influencia brasileña, está más para africana!!
Buenas Carlos!
Sobre la influencia brasileña en In Your Eyes habla Jose Andrés Rojo en el libro titulado Peter Gabriel publicado por Catedra, página 91. Te lo comento porque no soy el único que lo dice. De todas formas, creo que hablamos de lo mismo, porque según wikipedia "La música de Brasil es un vivo reflejo de la diversidad cultural de este país, con influencias indígenas, africanas y europeas. Además de la samba y la bossa nova, famosas en todo el mundo, hay varios géneros paradigmáticos que identifican la música brasileña." Luego, si la música brasileña es descendiente directa de la africana... ¿qué estamos discutiendo?
Un abrazo y gracias por seguir leyéndome ;)
Creo que ese tal Andrés Rojo, o es un charlatán o lo estás citando mal.Sabemos que el rock en sus orígenes desciende del blues, pero no por eso es blues. Es cierto que la música brasileña tiene en gran parte sus orígenes en la música africana, pero también toda la música popular a partir del siglo XX tiene fuerte influencia africana, entonces es falso que "In your eyes" tiene influencia de música brasileña, la verdad sus patrones rítmicos están más relacionados con la música africana PROPIAMENTE TAL. No hay que confundir el origen con sus derivados!! A propósito Mercy street si tiene influencia brasileña, de hecho, las percusiones fueron grabadas en Brasil.
Sólo me queda citarte la frase completa del libro que, para mayor tranquilidad, quizá puedas comprar por Internet:
"La cosa brasileña está presente en In Your Eyes, otra canción de amor. Uno de los mejores cortes del álbum, cuya versión maxi-single merece ser conocida, pues la participación en ella del cantante africano Youssou N'dour es mucho mayor que en la versión del álbum, donde solo aparece brevemente al final, utilizando su versátil voz en una suerte de curioso soniquete."
El libro de José Andrés Rojo no es precisamente uno de mis favoritos, pero me parece injusto calificarlo de charlatán cuando es el autor de uno de los escasos libros sobre Peter Gabriel en castellano.
Por otro lado, totalmente de acuerdo con lo que comentas sobre Mercy Street.
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