martes, 22 de mayo de 2012

The Sound of Music (III): Mezclas, masterizaciones y remasterizaciones

Bueno, ha pasado el tiempo y al final entre una entrada y otra ha quedado una pequeña pausa de... casi cinco meses. Ya ni nos acordaremos de la anterior entrada, en la que comparábamos el sonido del vinilo con el sonido del cedé: en ella veíamos que, dejando a un lado factores nostálgicos y/o sentimentales y ciñéndonos a datos científicos y objetivos, en la inmensa mayoría de casos el compacto ofrece mejores prestaciones que el vinilo; tan solo en equipos de alta fidelidad y muy alta gama el vinilo presenta mejores resultados. Dicho de otra manera: pretender asegurar que los vinilos suenan mejor que los cedeses está al alcance de muy muy pocos.

No obstante al final del artículo reconocíamos que, contradiciendo el grueso de lo expuesto, en ocasiones el sonido de muchos compactos era muy inferior al de los vinilos. Si ello no era debido a un problema del soporte, ¿qué otra explicación puede tener?


Esto se hace muy evidente en los primeros cedés, los que aparecieron en los 80: los recordaréis por aquellas inscripciones, enigmáticas para mi por aquel entonces, que rezaban AAD, ADD, DDD... Yo recuerdo incluso tener algún disco de música clásica marcado como DDDD, pero no recuerdo qué significaba la cuarta D (el significado de estas siglas era, por este orden: grabación, mezcla y masterización; A es analógica y D digital). Los primeros compactos, los que tengáis ya cierta edad lo recordaréis, eran AAD: habían sido grabados y mezclados analógicamente, y el proceso de masterización era digital. Pero, ¿realmente fueron masterizados? Es decir, ¿realmente se remasterizaron los discos para adaptar el sonido y aprovechar las posibilidades que brindaba el nuevo soporte?

Evidentemente no, en la mayoría de los casos se limitaron a volcar la información y, como mucho, "raspar" un poco la grabación para quitar el ruido. El resultado es que los discos compactos sonaban (y en algunos casos aún suenan) muy planos y sin profundidad ninguna, carentes de agudos y, sobre todo, de graves. Si cogemos las primeras ediciones en cedé de los Beatles lo notaremos nada más pulsar el botón de play: el bajo es casi inaudible, sobre todo en los discos más antiguos, y el sonido en general no mejora demasiado el del transistor de nuestro abuelo. Pero a las discográficas eso no les importaba, ya que sin apenas gasto volvían a vender el mismo producto en un nuevo envase. ¿Para qué molestarse en mejorar las prestaciones? Si aquello se vendía solo...

Con el paso de unos pocos años descubrimos que los cedés podían sonar mejor (servidor no puede poner fecha, pero el amigo Joserra Rodrigo estima que en torno a 1995): efectivamente se aprecia que se empiezan a aprovechar las posibilidades del soporte. Paradójicamente ocurría que discos recién editados tenían un sonido equilibrado, profundo y brillante, y en el estante de al lado los catálogos de bandas míticas eran sencillamente maltratados en ediciones lamentables; por tanto el soporte admitía y proporcionaba mejor calidad de sonido que la conocíamos hasta ahora. Si los discos "nuevos" (grabados, mezclados y masterizados digitalmente) sonaban así de bien, era de cajón que se se podía hacer lo mismo con los "antiguos", tan solo era cuestión de ponerse a ello.



Volviendo al ejemplo de los Beatles esto se hizo evidente con el trabajo del Dr. Ebbets: sus discos piratas tenían un sonido mucho más limpio y rico que las ediciones oficiales de los mismos. Más aún: cuando en 2003 se publicó Let it be… naked por fin empezamos a vislumbrar la luz al final del túnel. Vale que el álbum no era lo que nos querían vender (estaba tanto o más sobreproducido que el de Phil Spector, aunque eso es otro tema), pero más allá de su idoneidad había algo por lo que alegrarse: por fin los Beatles sonaban como era debido en cedé. El “experimento” había salido bien, y por vez primera catábamos parte del catálogo beatle debidamente remasterizado, sacando todo el jugo a las prestaciones que ofrece el compacto. Las ediciones remasterizadas (mono y stereo) de la discografía de los Beatles fueron la constatación de una evidencia: el cedé puede sonar maravillosamente bien.

Llegados a este punto surge una cuestión peliaguda: si comparamos las ediciones (remasterizadas) en compacto con las ediciones originales en vinilo, ¿cuál suena mejor de las dos? Al menos podemos decir que, sonar, suenan diferentes, y habrá quien diga que por tanto el compacto suena peor porque "no suena como el vinilo". Pero, ¿realmente el vinilo suena como tendría que sonar? Me refiero a que solo unas pocas personas en el mundo saben cómo debería sonar un disco: los artistas que lo graban, el productor y los ingenieros. Ellos mezclan y hacen el master con el sonido que buscan; de ahí a lo que suena en nuestras casas dista un mundo: el de la masterización.

En el altamente recomendable libro El sonido de los Beatles, Geoff Emerick cuenta algo así como que en la sala de masterización en ocasiones tenían que frenarse, porque las mezclas que buscaban hacían, literalmente, saltar la aguja. Es decir, el vinilo presentaba limitaciones técnicas para el sonido que los Beatles buscaban; se dice que incluso pidieron a Parlophone para que sus álbumes se editaran en vinilos más gruesos para conseguir más graves. Por tanto, ¿quién nos dice que aquél sonido antiguo (el de las ediciones en vinilo) es el deseado? Pudiera ser, no digo que sea el caso pero cabe dentro de lo posible, que las ediciones en compacto (sin apenas ruido de fondo, con mayor rango dinámico, con más graves...) se acerquen mucho más al sonido del máster original que la edición en vinilo. Quién sabe si es así o no, tan solo escuchando el máster original a través de los altavoces del estudio donde fue mezclado podremos salir de dudas.



Dejando esto a un lado (lo cual es delicado ya que se trata de la auténtica madre del cordero) y volviendo al hilo anterior, asistimos asombrados a un hecho que resulta desconcertante: si en los primeros años 90 los compactos recién grabados ofrecían mejor sonido que las reediciones de grabaciones antiguas, con el paso de los años la situación se invirtió. Ya no es solo que los discos antiguos se publicaran en ediciones remasterizadas con un sonido asombroso, si no que además los compactos nuevos cada vez sonaban peor por culpa de la llamada Guerra del Volumen.

En la próxima entrada hablaremos sobre este fenómeno que venimos sufriendo, y no en silencio precisamente sino todo lo contrario.

7 comentarios:

Alex J. Sales dijo...

Una cosa sí me ha gustado de esta entrada: que va a tener continuación en una próxima.
Por otro lado, algunos oyentes avezados, como Francisco o Luis, comentaban hace unos días que los primeros discos de The Beatles, aún con la nueva remasterización, suenan fatal en su versión Stereo, mientras que yo constato que suenan genial en su versión Mono. Ten en cuenta también que difiere mucho cuando el master original es Mono y se pasa a Stereo (caso de los discos citados de The Beatles).
La comparación con los vinilos (nuestra eterna lucha) debería ser, como apuntaba Antonio, con vinilos originales ingleses y no con las porquerías editadas en España en los 80...Esos suenan bastante mal, te lo digo yo...
En fin, amigo mío, que seguimos tocando los crótalos al de enfrente cada vez que podemos.
¿Has escuchado el último disco de Paul Weller? ¿Suena bien, verdad? Pues, si puedes, escúchalo en la edición LP vinilo. ¡¡¡Te Cagas!!! (con perdón).

HARI dijo...

El otro día intenté recabar información al respecto charlando con un conocido que controla mucho en cuanto a tecnología y me dejó igual que estaba.

El colmo llegó cuando me dijo que el sonido de los instrumentos en una grabación en estudio llega a la mesa de sonido a través de micrófonos situados frente a los amplis. Si esto es una aberración o es algo evidente lo dejo en manos de los que entiendan

Me temo que tendremos que hacer un encuentro en la cumbre para intercambiar conocimientos y poder hacer demostraciones in situ (comercio y bebercio de por medio).

Luis de Vigo dijo...

Yo los cds nuevos estereo de los Beatles no digo que suenen mal digo que suenan otra cosa, parecen tomas diferentes de las canciones con respecto a los vinilos y yo la música que conozco y me enamoró de los Beatles es la de los vinilos, un ejemplo pensad en una película que os haya gustado mucho hasta en punto de verla muchas veces y tenerla memorizada, en el caso de Bruno me parece que te gusta el Padrino, piensa en varias secuencias que te dejaran impactado y te hubiesen gustado mucho, imagina volver a ver un reestreno y que cuando vas a ver la película las escenas aparecen montadas con planos distintos de como la recordabas, dices esto es una mierda quiero ver la película de antes, esta es otra película es otra versión, no voy al sonido en si aunque seré un idiota y un paranoias pero sigo pensando que los vinilos suenan o sonaban mejor que los cds y que los cds que se han hecho nuevos de los Beatles no hacen justicia a los vinilos porque suena otra cosa.

Bruno dijo...

revolver: no diría tanto que los primeros discos de los Beatles remasterizados suenan mal como que suenan diferente. Pero como tú mismo dice eso ya pasa, sin cambiar de formato, entre ediciones stereo y mono de un mismo disco.

En cuanto a los vinilos españoles de los 80 (que son los que yo tengo, por cierto), aún sonando mal: el 99% de los encuestados afirmarán que suenan mejor que los cedés. Y tú y yo sabemos que es mentira. Yo no digo que el compacto suene mejor que el vinilo o no, solo intento erradicar esa especie de dogma que eleva a los altares al vinilo simplemente porquesí. O porque queda muy cool decirlo aún sin tener ni idea, que es otra opción.

PD: no he escuchado el último de Weller; sus trabajos anteriores me dejaron tan frío que este me da más pereza que otra cosa. Algún día aburrido y ocioso lo cataré, por el momento no lo intento.

HARI: claro que se graba así, mira en esta foto y fíjate los micros delante de los amplis (VOX, of course).

http://www.beatlesebooks.com/files/1619622/uploaded/Beatles%20Recording%20Studio.jpg

En cuanto a propuesta, apoyo la moción.

Luis de Vigo: eso mismo es lo que digo en el artículo, suenan diferente, sí, pero ¿eso es que suenen mal? Yo me refiero estrictamente al sonido: sonar suenan bien. Otra cosa es que, como bien comentas, me pueda repatear que tal canción en concreto suene diferente a como la recuerdo (en la edición remasterizada pasa, por ejemplo, con Money o I'm just happy just to dance with you, que yo recuerde).

Gracias a los tres por comentar. Saludos :)

Alex J. Sales dijo...

Je, je, je...me estás llamando "cool"...que "guay"

Bruno dijo...

No me malinterpretes: tú desde luego hablas con conocimiento de causa, y sabes cuándo un disco suena bien y uno suena mal. No iba por ti el comentario de "cool" ;)

Un abrazo.

Dr. Quatermass dijo...

Si, es cierto todo lo que dices, y sobre todo es cierto que muchos grupos no han sonado bien en CD hasta hace muy poco (Queen sin ir más lejos). Pero queda otro paso, no limitarse a remasterizar sino remezclar, partir de los masters multicanal originales y volver a hacer la mezcla intentando recomponer la original, el resultado es de muchos quilates si se hace bien (ejemplo las remezclas de Steven Wilson con el catálogo de King Crimson o Jethro Tull, o las ediciones especiales de Deep Purple). Yo suelo hacer apología del vinilo pero es difícil no estar de acuerdo con lo que expones, el problema es que muchos grupos poco conocidos no van a ser remasterizados y por ello siempre es mejor el vinilo que una ecidión en CD volcada "a saco". Yo de verdad que no entiendo como la gente se gastaba la pasta con las primeras ediciones en CD, son para salir corriendo....

Sobre "la guerra del volumen" hay mucho de que hablar también, esperaremos la entrega correspondiente.

Saludotes