To blog or not to blog...

El tiempo vuela y, cuando te quieres dar cuenta, llevas más de dos años escribiendo en un blog. Me siento tan motivado como al principio, aunque las buenas ideas para las entradas suelen venir por rachas. Nunca me he movido por el número de comentarios ni por el de seguidores, aunque no voy a negar que ambos indicadores ayudan bastante para continuar. Hoy simplemente tenía ganas de divagar sobre que nos motiva para mantener estos tinglados que nos quitan parte de nuestro tiempo libre y nos desafían con la temida página en blanco cada vez que queremos publicar algo. No es una reflexión muy original, supongo que todo blogger se ha replanteado en algún momento el motivo para perder su tiempo frente al ordenador intentando dar con un texto aceptable. ¿De verdad merece la pena? Aclarar antes de continuar que esta entrada no es un lamento para recibir comentarios de ánimo, aunque serán bienvenidos si alguien escribe alguno :)

Music Is My Savior ha partido siempre de la humildad y de la necesidad personal por comunicar nuestra particular visión de los diferentes aspectos que rodean a la música. Desde el principio, la página fue concebida para que todas sus entradas giraran alrededor de este tema. Ya desde la primera publicación decidí huir del blog multidisciplinar cuyas entradas giran entorno al mundo interior de la persona que lo mantiene. ¡Ojo! No veo nada de malo en los blogs de autor, de hecho algunos de los que más me interesan se mueven por esa mecánica. Incluso a veces me he planteado crear uno paralelo donde hablaría de mis otras aficiones ajenas a la música. Pero bueno... de momento no me parece interesante y tampoco ando muy motivado para llevarlo a cabo.

A lo que iba, centrar este blog en la música y huir de nuestros egos en la medida de lo posible ha permitido que seamos dos los autores de los textos. Y después de un tiempo compartiendo la autoría de las entradas, creo que el balance es más que positivo. Tenemos gustos musicales muy similares y, de no ser porque soy el autor de la mitad de los textos, me costaría mucho diferenciar entre lo que escribe uno y lo que escribe el otro. Creo que dos autores enriquecen mucho más un blog: donde yo no soy capaz de llegar, llega mi compañero, donde él no se interesa, me intereso yo. Me gusta como está planteado, ya dije en cierta ocasión que me gustaría alcanzar la excelencia de páginas como feedbackzine... y en ello estamos. Sin embargo, a veces surgen dudas como las ya planteadas en el párrafo anterior, ¿qué sentido tiene todo ésto?

Aclarar por supuesto que en esta entrada sólo hablo por mí. Son dudas que me surgieron hace algunos meses y que han cambiado mi forma de afrontar las nuevas entradas. El hecho es que con tanta información circulando por Internet, con páginas muy validas a un solo click, a veces veo innecesario o me desmotiva bastante publicar textos hablando de discos o libros como si nadie hubiera hablado de ellos antes. No voy a negar que para casi todas las reseñas anteriores sobre discos he tirado de otras páginas en las que me he apoyado para dar fechas y circunstancias, principalmente en allmusic y wikipedia. Asimilas la información y luego la vas estructurando con tus propias palabras, intercalando opiniones y reflexiones propias que aportan lo verdaderamente original, convirtiendo en valiosas las entradas de un blog. Esa era la mecánica que yo seguía hasta hace unos meses... y entonces me pregunté en que medida era original siguiendo aquella sistemática. Ahora ya no es suficiente para mí continuar escribiendo mis entradas regurgitando parte de la información, porque ¿para qué sirve hacer la enésima crítica de un disco que ha sido revisado continuamente durante veinte o treinta años?

Si alguien revisa mis últimas entradas, se dará cuenta de que he intentado huir de todo eso en la medida de mis posibilidades. Mis últimas aportaciones que seguían ese método eran las del ranking Beatles en Solitario, aquellas que me veía obligado a publicar para terminar la sección tal y como fue concebida. No sé en que momento intente cambiar el enfoque, aunque puede que después de la doble entrada sobre Peter Gabriel me planteara ser más original. Que lo consiguiera o no, es otra cosa. De esa forma, han surgido entradas como la doble sobre el semiretiro de Paddy McAloon, la historia detrás de la canción Fame de David Bowie o aquella en la que utilizábamos a Michael Jackson como ejemplo para indagar en las fascinación del público por la muerte del músico. Ahora me siento más cómodo escribiendo sobre libros o DVDs musicales que sobre discos, ya que son más fáciles de comentar sin tirar de wikipedia ni ninguna otra fuente de información adicional. La cuestión es justificar la existencia del blog ofreciendo algo original que sea difícil de encontrar en la web... algo casi imposible a estas alturas.

Por supuesto, no me es posible seguir esa línea si quiero mantener el ritmo de publicación que llevamos desde hace algún tiempo, así que vamos metiendo una de cal y otra de arena. Eso sí, en todas las entradas intento apoyarme más en mis impresiones personales e intento evitar datos procedentes de otras fuentes de información en la web. Con esta sistemática, me arriesgo a hacer el ridículo con más probabilidad que antes, pero tengo claro que si no me hubiera replanteado todo ésto, habría dejado de escribir hace meses. La cuestión es renovarse... o morir.