lunes, 2 de mayo de 2011

Javier Tarazona/Ricardo Gil - George Harrison, El Hombre Invisible


Las Navidades pasadas me regalaron un libro llamado George Harrison, El Hombre Invisible. Tenía mucha curiosidad por leerlo, nunca está de más profundizar algo más en la carrera de George en solitario, mi eterna asignatura pendiente. Ahora caigo en que tampoco he leído ningún libro dedicado a Lennon o McCartney, pero no creo que me pierda mucho más de lo que ya sé sobre estos dos (¡toma humildad!). Además, la mayoría de biografías que he hojeado sobre ellos adolecen del mismo defecto: antes de llegar a la separación de los Beatles, tienes que tragarte por enésima vez la historia completa del grupo con todas esas anécdotas archiconocidas. En el caso que nos ocupa, la situación es diferente, ya que nos encontramos ante una biografía donde George es el protagonista absoluto. Es más, cuando toca hablar de los Beatles, los autores esquivan aquellos años despachándolos en 6 o 7 páginas, algo muy de agradecer.

Leí el libro hace bastante tiempo, así que se me ha pasado el arroz para profundizar en detalles. Me queda una visión general que intentaré plasmar de la mejor manera posible. El libro se deja leer con facilidad y se nota la pasión que los autores sienten por el homenajeado (de hecho, uno de los autores es el director de la revista Beatles Garden). Al terminarlo, deja la sensación de que su principal objetivo es hacer justicia al tercero de a bordo en los Beatles, casi siempre eclipsado por los otros dos. Nos llevan de la mano cuidadosamente desde los primeros días de George en la escuela hasta escasos años antes de su muerte. Y digo escasos, porque sin saberlo me hice con una edición publicada algo antes del fallecimiento de George. Esto resulta una ventaja para el lector, ya que, como dijimos en otra entrada de cuyo nombre no quiero acordarme, la muerte de un ídolo suele desprender de objetividad a cualquier biógrafo que se precie de serlo.

Extraña fotografía del grupo con George en primer plano

La persona que me lo regalo tardó bastante en encontrarlo, tan sólo la propia editorial pudo hacérmelo llegar después de rastrear los últimos ejemplares que quedaban en contadas librerías. Hace pocas semanas me enteré de que podría haber sido mucho más fácil, ya que los mismos autores publicaron a finales del año pasado otro libro sobre George Harrison llamado De Beatle a Jardinero que ha resultado ser una reedición ampliada de la obra que nos ocupa. Me extraña que la editorial no lo comentara para ahorrarse el trabajo de rastreo, pero en fin... nos queda la ventaja de leer un texto limpio de tristeza y homenaje gratuito. Eso si, la edición que poseo adolece de lo mismo que cualquier biografía musical escrita en castellano: más de un tercio del libro se nos va en apéndices innecesarios que traducen las letras u ofrecen un aluvión de datos aburridos. Me pregunto que friki será capaz de prestar atención a tanto relleno.

Es imposible negar el gran talento musical que George atesoraba mientras militaba en los Beatles, pero después de leer el libro me parece demasiado parcial echar la culpa absoluta a Lennon y McCartney de que ese talento permaneciera oculto tanto tiempo. Esto no lo dicen en el libro, pero es una reflexión que me surge por sí sola. George Harrison comenzó con impetú su carrera en solitario, soltando lastre con todas las canciones que había compuesto dentro de los Beatles. Sin embargo, ya con su segundo trabajo puede notarse cierta falta de espíritu que va menguando a medida que corre la década de los setenta. Ian McDonald dice en Revolución en la Mente que los Beatles entraron en la treintena por separado y sumando individualmente mucho menos talento artístico que juntos en la década pasada. Achaca esa disminución en la calidad del legado post-beatle, no a la falta del estimulo que suponía competir entre ellos en el estudio, si no a la entrada en sus vidas de otras inquietudes como la familia u otras aficiones.

¡Flojo!

La sensación que queda al leer el libro es que la producción musical de George después de abandonar los Beatles va publicándose entre una mezcla de desinterés y apatía. No digo que su música carezca de calidad, pero viendo fechas entre sus discos de estudio y analizando el número de conciertos que ofreció durante su vida, queda claro que no era precisamente el beatle más activo. McCartney ha bajado paulatinamente el ritmo de producción musical con los años, aunque después de los ochenta ha alcanzado un ritmo relativamente estable, pero lo de George es punto y aparte: la publicación de un sólo disco (Cloud Nine) en la friolera de veinte años. Queda claro que, al entrar en la década de los ochenta y cercano a los cuarenta años de edad, la música pasó para él a un segundo o tercer plano. A partir de entonces, el libro se ocupa casi exclusivamente de su vida familiar, de su actividad como productor de cine (pleitos incluidos) o incluso de su participación en eventos nostálgicos como la entrada de los Beatles en el Rock And Roll Hall Of Fame. Esa falta de impetu durante la segunda mitad de su vida podríamos trasladarla a su estancia dentro de los Beatles y, aunque Lennon y McCartney coparan el cancionero del grupo de una forma algo egoísta, podemos deducir que Harrison también se sentía cómodo en aquel segundo plano al que quedaba relegado.

Harrison no era precisamente una persona de una gran ambición profesional, al contrario que McCartney, por lo que quizá con su sorprendente triunfo a principios de los setenta con All Things Must Pass tuviera suficiente para el resto de su vida. En cualquier caso, la forma en la que planteaba sus nuevos proyectos no provocaban una evolución artística palpable, una chispa que convirtiera en emocionante la génesis de un nuevo álbum. Siempre trabajó con los mismos músicos y su sonido sólo alcanzó nuevos matices con un productor ajeno a sus anteriores trabajos, Jeff Lynne. Todo queda en suposiciones.

3 comentarios:

David dijo...

Lo leí hace unos añitos. Lo que me sorprende es que no hables del amigo que les hizo la introducción. Joder! Me pareció un poco fuerte... Ya sé que bueno, no es cuestión de hacer una hagiografía...Pero eso de (malcito de memoria, no voy a levantarme a buscarlo) "he desempolvado sus viejos discos y me reafirmo... exceptuando alguna joya suelta George se acabó tras el ATMP"... me pareció (y me sigue) pareciendo muy fuerte.
Lo que quiero decir es que qué menos que buscar alguien que piense que George NO se acabó tras el ATMP (aunque fue lo mejor que hizo). A mí, curiosamente, me parece el Beatle con carrera más "regular" (aunque me falta por conocer la de Ringo)... Quiero decir que no tiene los bajones que tienen Paul y John... Y yo encuentro bastantes joyas en algunos de sus discos (aunque vale, el de la introducción tenga razón en lo de que el ATMP es una pasada). Y respecto a lo que dice McDonald de la treintena y demás. Es probable. George acabó muy cansado del tema Beatles, ya sabes... y algunas cosas que contaba del libro (esa del discurso del partido de beisbol para promocionar el Cloud Nine (ja,ja)) debían parecerle ya una tontería.
No sabía que hubiera una edición posterior... yo tengo la vieja (la que reseñas aquí).
Un saludo.

Marta G. Navarro dijo...

Un libro brillante, de los mejores de mi colección. Sin duda una adquisición de esas de mimar y releer :P

Tomás Verléin dijo...

Hola!

Caray, no sabía que el libro del jardinero contenía al original y le añadía alguna cosa más... ¿y se venden los dos? (porque yo me acuerdo de estar buscando el primero hace unos añitos). Si fuera así empezaría a recordarme peligrosamente a las distintas ediciones de un mismo disco.

Tengo un cariño personal por George que me hace defenderle siempre (era el Beatle favorito de mi madre y supongo que lo he heredado), pero sí, opino como tú: John y Paul le cerraron en las curvas, pero él prefería también ese papel de outsider y de tomarse las cosas con calma.

Muy interesante también la reflexión sobre la falta de evolución de su trabajo explicada a través de su reticencia a cambiar de modus operandi al grabar. Pero tampoco hay que olvidar que fundó uno de los últimos supergrupos que merecen ser llamados copmo tal y consiguió que grabaran juntos Roy Orbison, Dylan, Tom Petty y el pesado de Jeff Lynne. Y eso tampoco está nada mal.

P.D.: el pie de foto de George con la Rickenbacker es un Win instantáneo.

Un abrazo